jueves. 02.05.2024
Pilar Alegría vota en la consulta a la militancia
Pilar Alegría vota en la consulta a la militancia. Foto: Flickr PSOE

En el referéndum que acaba de hacer el PSOE entre sus militantes, ha resultado que cerca del 90% de los mismos está de acuerdo con lo que está haciendo Pedro Sánchez en materia de pactos poselectorales.

Esos acuerdos a los que está llegando el PSOE con varios partidos de ideología muy distinta a la suya, han sido criticados por importantes y respetados, en otro tiempo, socialistas, precisamente por esas diferencias con la tradición del partido. Una de esas personalidades, quizás el de verbo más ingenioso, Alfonso Guerra, llegó a calificar de disidente a Pedro Sánchez por apartarse de la tradicional línea ideológica del PSOE.

Si eso fuera así, podría decirse que, en ese referéndum, los disidentes han ganado por aplastamiento a los socialistas ortodoxos. Y, desde el punto de vista más numantino, puede defenderse esa idea. No hay más que tirar de relato y decir que la sumisa militancia socialista se ha sometido a los designios del caudillo Sánchez, que tiene anestesiado al partido. Y no crea nadie que estoy dando ideas. Eso se está diciendo tanto dentro como, sobre todo, fuera del PSOE.

Alfonso Guerra, llegó a calificar de disidente a Pedro Sánchez por apartarse de la tradicional línea ideológica del PSOE

Porque, además, la pregunta que se ha hecho a los militantes, diseñada por un spin doctor al servicio del partido, ha sido favorecedora del resultado final. Entre otros defectos, no decía nada de la amnistía y, claro, puede haber despistado a quien no sepa que se está discutiendo sobre ella.

Imagínense si la pregunta hubiera sido cualquiera de las siguientes: ¿Quieres que el PSOE pacte con populistas, independentistas y amigos de los terroristas?, ¿Te parece bien que crímenes contra el estado queden impunes?, ¿Quieres que se acepte todo lo que pida Puigdemont, sea lo que sea?, ¿Apruebas la desigualdad entre españoles? Naturalmente que la respuesta sería muy distinta en cualquiera de esos casos. Y, es que, cual sea la pregunta es muy importante para el resultado final del referéndum. De ahí lo del spin doctor y el cuidado, además de la ciencia, que debe ponerse en elegir lo que se pregunta, como se pregunta y cuando se pregunta.

La forma de referéndum “unicuestional” no es la forma perfecta de democracia

Por eso, está dicho que la forma de referéndum “unicuestional” no es la forma perfecta de democracia. Sería mejor plantear un test de veinte o treinta preguntas a toda la población de cuyas respuestas pudiera deducirse que diablos quieren. O sea, una encuesta. Pero, para una mayor precisión, sería necesaria una encuesta previa entre encuestadores para sacar de ahí las preguntas a hacer en la encuesta propiamente dicha. En caso contrario, ya se sabe, lo que se hace con una pregunta, se puede hacer con veinte o treinta y determinar el resultado final del producto. Porque, además, siempre queda la cocina para mejorar la calidad inicial de ese producto. Ni siquiera si la encuesta la hace el CIS, sino todo lo contrario, los resultados son aceptados por todo el mundo más que por los que han salido favorecidos en la foto. En fin un lío.

En el futuro, un algoritmo resolverá estos engorrosos asuntos de la democracia. De momento, debemos conformarnos con la democracia representativa. Es esa que hace que, unas personas elegidas, se tengan que poner de acuerdo en el Parlamento cediendo, unas y otras, de sus postulados iniciales para llegar a una decisión final compartida o, al menos, aceptada por todos los que están conviniendo.

Da la impresión de que, en este momento, la mayoría de los diputados del Congreso prefieren que Pedro Sánchez sea el próximo presidente del Gobierno, a costa de obtener diversas ventajas políticas, algunas de las cuales nos chirrían a los demás.

No creo que muchas de esas personas tengan a Sánchez en el olimpo de sus preferencias políticas. Más bien deben pensar que las otras alternativas son peores.

En el PSOE ha ganado la disidencia