jueves. 25.04.2024
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El sistema de etiquetado nutricional, Nutri-Score, continúa perdiendo aliados en Europa. En España, el etiquetado ya cuenta con una debilitada reputación, principalmente debido a las malas calificaciones que el sistema le otorga a productos típicos españoles como el aceite de oliva, el jamón ibérico o el queso manchego. De hecho, desde el momento en que el ministro de Consumo, Alberto Garzón, anunció la adopción voluntaria del modelo francés, las críticas no han cesado. Expertos y nutricionistas, entre ellos Ramón Estruch, promotor del principal ensayo clínico sobre dieta mediterránea (PREDIMED), han manifestado su preocupación con respecto a la elección de este sistema imperfecto que perjudica a alimentos fundamentales de la dieta mediterránea. 

El primer gran revuelo en torno al NutriScore se dio cuando se hizo pública la calificación NutriScore C del aceite de oliva, la misma que el aceite de colza o que un refresco Coca Cola Light. Los reclamos por parte de la Interprofesional del Aceite de Oliva Español y de representantes del sector, hicieron que Garzón diera marcha atrás y anunciara que el aceite de oliva quedaría excluido del etiquetado NutriScore, al considerar que el sistema “no refleja sus beneficios nutricionales”. Sin embargo, en Francia, donde el sistema ya ha sido adoptado, el aceite de oliva continúa llevando la etiqueta NutriScore C.

En definitiva, si hay una lección que deja el caso del aceite de oliva es que el algoritmo del NutriScore cuenta con importantes limitaciones a la hora de calificar a alimentos de un ingrediente. Algo que, aparentemente, las autoridades no contemplaron a la hora de decidir implementar el modelo francés en España. De hecho, a muchos les sorprende que Consumo se haya decantado por un sistema que pone en jaque a los productos ‘Made in Spain’ cuya comercialización tiene un gran impacto en la balanza comercial. 

Como era de esperar, al ver que las autoridades le otorgaron una excepción al aceite de oliva, otros sectores penalizados por el Nutri-Score, como el del jamón ibérico pidieron el mismo trato. Lo que puso en problemas a Consumo que tuvo que salir aexplicar que no se harían más excepciones. A pesar de ello, Garzón continúa promocionando el NutriScore y se muestra determinado a implantarlo en España hacia fines de este año. Esto, a pesar de que existen diferencias con otros miembros del gobierno que consideran que se debe rever el modelo de etiquetado elegido. Como es el caso del ministro de Agricultura, Luis Planas, quien ya ha dejado en claro que solo apoyará la decisión de adoptar el Nutri-Score “si la situación de los productos que forman parte de la dieta mediterránea aparecen justamente valorados o excluidos”. 

Al igual que sucedió en España, recientemente, el ministerio de Agricultura de la República Checa, mostró su preocupación por la forma en la que el NutriScore discrimina a los alimentos de calidad y tradicionales. Una crítica que se ha expandido por Europa, generando una desconfianza generalizada en el sistema francés. 

Un año atrás, Italia, República Checa, Grecia, Letonia, Hungría, Chipre y Rumania, mostraron su clara oposición al NutriScore al enviar un pedido a la UE para que adopte un enfoque distinto a la hora de abordar el etiquetado frontal de alimentos. Al mismo tiempo, Italia decidió que era hora de actuar para evitar que los productos típicos de la dieta mediterránea sufrieran las consecuencias del NutriScore. Esto es lo que llevó a las autoridades italianas a pensar en otras alternativas y así surgió el sistema Nutrinform. 

Al darse cuenta de todos los problemas que esconde el algoritmo del NutriScore, los Ministerios italianos de Salud, Agricultura y Desarrollo Económico, con la colaboración del Instituto Superior de Salud y el Consejo de Investigación en Agricultura y Nutrición, desarrollaron un nuevo sistema de etiquetado. El modelo Nutrinform fue pensado específicamente para superar las limitaciones del NutriScore y fundamentalmente, para ayudar a los consumidores a tomar decisiones saludables y mantener una dieta equilibrada. 

El Nutrinform informa a los consumidores sobre el impacto de cada porción en su dieta diaria, en relación a las ingestas de referencia recomendadas por la Unión Europea. De esta forma, y como explica el nutricionista de la Universidad Campus Biomédico de Roma, Luca Piretta, el sistema “hace que el consumidor sea consciente de lo cerca que está de las cantidades máximas recomendadas y pueda elegir los alimentos correctos para cada comida del día”. Esto es lo que diferencia al Nutrinform del NutriScore, ya que este último, no tiene en cuenta ni la porción, ni la frecuencia de consumo. Lo que para Piretta representa un “grave error”, debido a que “cada alimento, en las cantidades adecuadas, puede formar parte de una dieta saludable”.  

Si hablamos de comparación entre ambos sistemas, lo interesante es que un estudio reciente realizado por la Universidad Luiss de Roma, indica que los europeos prefieren el sistema Nutrinform frente al Nutri-Score. Para llegar a esta conclusión, se tuvieron en cuenta las opiniones de más de 2.900 consumidores de siete países de la UE, entre ellos España. Los consumidores españoles encuestados le otorgaron un mejor puntaje al Nutrinform que al NutriScore en los apartados de compresibilidad, ayuda a la hora de realizar las compras y agrado. A pesar de ello, por el momento, Consumo sigue firme con su idea de implantar el Nutri-Score, al que en varias oportunidades, Garzón ha calificado como “un sistema imperfecto”. 

De hecho, en lugar de analizar las alternativas disponibles, como el Nutrinform, la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (Aesan), a partir de un pedido realizado por la Dirección General de Sanidad de Francia, ha lanzado una convocatoria para que partes interesadas envíen solicitudes sobre posibles evoluciones al algoritmo NutriScore. Lo que demuestra que, a diferencia de lo que quieren hacer creer los desarrolladores del sistema quienes insisten en que no hay problemas con el algoritmo, sí son conscientes de sus limitaciones.

Hablar de posibles “evoluciones” del sistema es quizá la única opción que les queda a los desarrolladores del sistema, al verse acorralados por las críticas cada vez más generalizadas a nivel europeo. Especialmente ahora que ha surgido una alternativa, el Nutrinform, que seduce a quienes están descontentos con los resultados del NutriScore. Y más aún teniendo en cuenta que, días atrás, el Parlamento Europeo dejó en claro que aún no existe una decisión unánime sobre cuál será el etiquetado que se aplicará de manera armonizada a nivel europeo a partir del 2022. Por el momento, el Parlamento no se ha pronunciado sobre ningún modelo específico. Sin embargo, poco se puede esperar de las evoluciones del algoritmo, ya que son muchos los que creen que para solucionar las limitaciones del etiquetado francés, directamente habría que comenzar de cero. 

El etiquetado Nutri-Score pierde fuerza en la UE