jueves. 25.04.2024

Si algo conocen a fondo los profesionales de la enseñanza son las situaciones que se crean entre los compañeros y compañeras de un curso debido a la marginación o acoso escolar a alguno de sus alumnos.

Los motivos de estas actitudes han sido estudiados por psicólogos y antropólogos y una de  sus conclusiones es que el efecto imitación de lo que ven en la sociedad, en sus familias y círculos cercanos, es el que lleva a los acosadores a reproducir esas situaciones donde pueden ejercer un cierto grado de poder e incrementar su falsa “autoridad”.

Marginar al diferente, agredir al débil, señalar al que tiene un defecto y ridiculizarle son diferentes concreciones del rechazo al distinto y aprovechar sus limitaciones para reforzar el rol de líder o lideresa del acosador.

Un problema muy grave es el silencio de los propios afectados que por vergüenza o timidez callan frente a la agresión

En España, las cifras que arrojan las diferentes encuestas varían mucho de un año a otro y también por comunidades autónomas. Así en los últimos datos disponibles del curso 21/22 prácticamente uno de cada cuatro alumnos manifiestan ser conocedores que en su clase existe acoso escolar e infantil. En el año 2020 (quizás por la excepcionalidad de la pandemia) lo indicaban un 15,2% mientras en 2019 era una cifra mucho más alta, el 34,1%. 

Por Comunidades Autónomas las que arrojan mayores cifras de acoso son Andalucía y Madrid frente a las que menos que son Navarra y La Rioja.

El denominado ciberbullying a través de internet, generalizado a través de la difusión de los teléfonos móviles entre los niños, afecta mayoritariamente a una sola persona y no a un colectivo y se produce fundamentalmente a través de WhatsApp, y aumentan vía Tik Tok e Instagram.

En una sociedad que estimula y sobrevalora la apariencia física, la belleza y unos determinados cánones estéticos una de las líneas básicas del acoso infantil y escolar es precisamente contra los que su aspecto físico se aleja de “la norma”. Otras causas pueden ser el rechazo a lo que hace o dice, sacar buenas notas, la orientación sexual, ser de una cultura, raza o religión distinta a la mayoritaria, ir mal aseado, o tener problemas psicológicos.

Entre los alumnos existe una percepción amplia sobre que los centros educativos, los compañeros o profesores no hacen nada o no hacen lo suficiente para evitar estas situaciones. Esa opinión lleva en algunos casos a los niños a no protestar o denunciar los casos que intuyen o conocen.

Sin duda es una tarea fundamental de todos los implicados en la educación infantil hablar con los niños y niñas, darles la oportunidad de expresarse y cuenten qué les pasa. Un problema muy grave es el silencio de los propios afectados que por vergüenza o timidez callan frente a la agresión. Tratar de desayunar, comer y cenar con los niños, acompañarlos al colegio, y pasear con ellos provocando la conversación y dándoles confianza para que se expresen es importante para conocer su realidad cotidiana y prevenir inmediatamente cualquier atisbo de acoso.

Existen organizaciones especializadas que trabajan para luchar contra el acoso escolar y combatir esta lacra social. Es el caso de Aldeas Infantiles SOS que, desde hace más de 20 años, acerca sus programas educativos a centros educativos de toda España. Consideran que, si los niños reflexionan sobre valores humanos esenciales y comparten sus ideas con sus padres y profesores, estaremos formando mejores personas, ciudadanos responsables y solidarios y educando para el desarrollo al contribuir a construir una sociedad más justa en la que no tenga cabida la marginación infantil.

El acoso escolar debe desaparecer de nuestra sociedad