martes. 19.03.2024
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La costa central de Perú fue afectada por un vertido de 6.000 barriles de petróleo

El 15 de enero la costa central de Perú fue afectada por un vertido de 6.000 barriles de petróleo durante una operación de descarga de la refinería La Pampilla, ubicada en Ventanilla, un distrito de la provincia de El Callao, cercana a Lima. Inmediatamente después de que se produjera el incidente, Repsol –empresa operadora de la refinería- comunicó que el hecho fue ocasionado por el “oleaje anómalo” producido tras la erupción del volcán subterráneo en Tonga. 

El área dañada abarcó en un principio un millón 739 mil metros cuadrados, aunque con el correr de los días se fue incrementando, afectando a nueve playas y dos reservas naturales protegidas.

Miguel Lévano, experto en industrias extractivas de Oxfam Perú y coordinador del subgrupo sobre Derrames Petroleros de la Coordinadora de Derechos Humanos (CNDH), sostuvo que “el daño es inmenso por su gravedad para el ecosistema; pero también por la falta de respuesta inmediata por parte de Repsol, que minimizó la situación”.  

Demanda judicial contra Repsol

Ahora las autoridades peruanas han anunciado una demanda judicial contra la petrolera española por 4.500 millones de dólares por el vertido de petróleo que ha ocasionado un desastre ecológico de enormes magnitudes. “Si se hubiese sabido desde un comienzo la cantidad exacta de petróleo derramado, los daños hubiesen sido mucho menores. Y el petróleo no se hubiese extendido tanto”, sostuvo  Ana Sabogal, experta en temas medioambientales de la Universidad Técnica de Berlín y profesora de la Universidad Católica de Perú.

La demanda contra Repsol es, según los portavoces de la petrolera, “infundada e improcedente”. Así mismo, a través de un comunicado, autoridades de Repsol manifestaron que “no tuvieron responsabilidad en el hecho”.  La demanda incluye una valoración abstracta de más de 2.800 millones de euros por los daños causados y más de 1.500 millones de euros por el daño moral a los consumidores, usuarios y terceros afectados, una cifra que será precisada por el juzgado en su sentencia.

Si bien la empresa petrolera española se ha desligado de cualquier responsabilidad en el vertido que afecta una extensa zona de playas y parques y reservas naturales, desde Perú se ha hecho saber que Repsol debió avisar inmediatamente sobre la magnitud del derrame. “Cinco días después de un vertido el petróleo se empieza a mezclar en el mar y se termina hundiendo, afectando a la fauna, no solamente a las aves en la superficie, sino también a los peces”, aseguró la experta en medioambiente, Ana Sabogal.

Como consecuencia del vertido, las autoridades peruanas han contabilizado cientos de decenas de aves, pingüinos y especies marinas cubiertas de petróleo. Y mientras desde Repsol niegan tener responsabilidad en este hecho, la Fiscalía peruana continúa investigando lo que considera un “delito de contaminación ambiental” contra los representantes legales y los funcionarios de la refinería. 

Según Miguel Lévano, “es ridículo afirmar que la responsabilidad la tendría la erupción del volcán o la Marina por no alertar debidamente.  Una empresa de la magnitud de Repsol debe tener preparadas sus instalaciones y procedimientos ante cualquier situación de emergencia. Estas empresas manejan incluso información satelital para planificar sus operaciones y, probablemente, pudieron haber tenido la misma o mayor información que la Marina”. 

Repsol ofrece contratos para recoger el petróleo

Repsol habría ofrecido a los más de mil pescadores afectados darles canastas de alimentos y contratarlos para recoger el petróleo. Esto último, dicen los expertos, podría ser peligroso para su salud. “Este daño medioambiental puede durar décadas y no se va a solucionar con medidas paliativas”, señaló Lévano.

Si bien Repsol se ha comprometido a remediar los efectos del accidente en el distrito de Ventanilla, para las asociaciones peruanas no es suficiente. “La empresa misma no está tomando las medidas correspondientes. Los primeros cinco días mandó a 20 personas a limpiar los espacios con recogedores, instrumentos que no eran los mejores para realizar esta limpieza. Luego subcontrataron a otras empresas que supuestamente tienen la experiencia para realizar limpiezas, que subcontrataron a los pescadores artesanales para realizar las limpiezas sin los implementos correspondientes, sin la capacitación necesaria. Esto nos indigna porque aprovechan la necesidad de estas personas de trabajar”, denunció la ambientalista peruana Claudia Jacobo.

A pocas horas de haberse conocido el accidente, el presidente de Perú, Pedro Castillo, señaló que la petrolera "tiene que pagar por los daños a la población y a la naturaleza". El 16 de enero, el  ministro de Medio Ambiente peruano, Rubén Ramírez, advirtió que las sanciones "podrían incluso conllevar a la paralización de la empresa" en el país.

De momento Repsol no ha aceptado la responsabilidad del desastre medioambiental ocasionado por el vertido ocurrido en enero y califica a la demanda del gobierno peruano como “infundada, improcedente e incongruente, porque no atiende a las causas del derrame; ni a las labores de limpieza y remediación ya completadas por Repsol”

Repsol niega su responsabilidad en la catástrofe ambiental