miércoles. 24.04.2024

La COP27 se planteaba como una cumbre de la confianza y de la implementación —o puesta en marcha— de los Acuerdos de París y el Pacto de Glasgow.

Sin embargo, durante dos semanas las negociaciones se han mostrado complejas: sin un papel claro de facilitación de la Presidencia egipcia, sin apenas borradores que avanzaran el estado de las discusiones, y con informaciones de bloqueos y puntos de vista muy diferentes en aspectos relevantes.
 

  1. 1. Fondo para las pérdidas y los daños.
  2. 2. Mitigación.  
  3. 3. Adaptación y financiación. 
  4. 4. Derechos humanos. 
Tanto es así que, en las últimas 24 horas de las negociaciones y ya en el tiempo de descuento, la UE ha llegado a plantear la posibilidad de un no acuerdo y de su abandono de la cumbre antes de aceptar que se rebaje la ambición del 1’5 ºC.

También parecía imposible que EE UU cediera a la creación del fondo para las pérdidas y los daños. Sin embargo, las partes han logrado salvar un acuerdo que, según Ecologistas en Acción, “incluye la exigencia de la sociedad civil de crear dicho fondo —dirigido a los países más vulnerables ante el cambio climático— pero tiene elementos bastante preocupantes para avanzar en la lucha climática que, además, agrandan la brecha entre el Norte y el Sur global”.

La valoración de Ecologistas en Acción sobre los puntos más destacados del acuerdo final son los siguientes:

1. Fondo para las pérdidas y los daños.

 Aunque a lo largo de las negociaciones ninguna de las propuestas sobre la mesa parecía contentar a los diferentes países, la redacción final del acuerdo ha conseguido incluir este fondo —exigido por la sociedad civil desde hace más de un año— así como otros mecanismos financieros. Los países que más han contribuido históricamente al aumento de las emisiones son quienes deberán nutrir este fondo económico. Una decisión que se ha tomado a pesar de la presión de algunos países como EE UU que ha intentado bloquearlo.

Los documentos finales no recogen una hoja de ruta clara que permita garantizar la duplicación de los compromisos de financiación pactados en Glasgow, y deja a la mera voluntariedad de los países que ese objetivo se cumpla en los próximos años

A pesar de la aprobación de estos mecanismos, cabe destacar que la polarización y lentitud de las discusiones ha impedido el avance en la metodología y en el diseño de próximos pasos para su puesta en marcha rápida. El texto final contempla la creación de un comité de transición que tendrá que definir con claridad el proceso para la financiación del fondo y los criterios para la selección de proyectos que podrían acogerse a esa financiación.

Las numerosas acciones celebradas durante la COP27 por la sociedad civil han contribuido a desbloquear este acuerdo que se preveía complejo o imposible tras escuchar las palabras de representantes de muchos de los países del Norte global.


Para Javier Andaluz, portavoz de Ecologistas en Acción, “esta ha sido una noticia agridulce. Si bien esta herramienta permitirá atender las demandas de los países más vulnerables, también deja al comité transitorio para la definición del fondo tareas que se tendrían que haber cerrado en esta cumbre. Las organizaciones ecologistas, las plataformas indígenas, de género y de juventud exigimos que se nos tenga en cuenta en el diseño de los siguientes pasos”.

2. Mitigación.  

Las medidas sobre la reducción de las emisiones son sin duda las más desfavorecidas de este acuerdo. La Presidencia egipcia no ha mostrado interés por avanzar en este sentido; de hecho, se ha limitado a repetir lo ya pactado en Glasgow y no ha presentado ningún avance sobre el que discutir. Para la organización ecologista, esto supone la pérdida de un año de trabajo y muestra la incapacidad de las COP de incluir las obligatoriedad de ceñirse a los últimos informes del IPCC.

Asimismo, durante estas dos semanas en Egipto, la oposición de muchos países a tomar medidas adicionales para enfrentar la emergencia climática ha sido clara. Las declaraciones públicas y propuestas de nuevos textos han mostrado los intentos de algunas Partes de relajar las medidas de reducción de las emisiones o evitar cualquier mención al objetivo del 1,5ºC.

Como ya ocurrió en Glasgow, la inclusión de una mención a la necesidad de abandonar los combustibles fósiles ha sido un escollo importante. En la COP26 del año pasado, se consiguió incluir dicha mención, aunque solo en modo recomendación y sin mencionar a todos los combustibles fósiles: “aumentar sus esfuerzos para abandonar los subsidios ineficientes del carbón”.  En esta ocasión, la redacción ha quedado intacta, lo cual supone que no se den pasos adelante en una década crucial para desfosilizar nuestras economías.

De nuevo, todos estos debates han distraído e impedido consensuar un texto más fuerte que permita avanzar en el fin de todos los combustibles fósiles y de un modelo de desarrollo basado en la destrucción del planeta, facilitando el acceso a las tecnologías renovables a la mayor parte del planeta que se ve afectado por una crisis energética, ecológica y social.  
Además, la COP27 se ha mostrado incapaz, nuevamente, de descartar falsas soluciones como la energía nuclear (una energía demasiado cara, peligrosa y radiactiva) al incluir la mención a “las energías con bajas emisiones” al mismo nivel que las energías renovables.

La falta de ambición de Sharm el Sheij muestra el enorme precio de llegar a acuerdos por consenso en las negociaciones. También da cuenta del poder de los grandes países petroleros, que evitan a toda costa hacer mención a la desaparición necesaria de todos los combustibles fósiles en las economías antes de final de siglo.

Irene Rubiera, portavoz de Ecologistas en Acción, ha declarado: “Los países del Norte global - como la UE o EEUU- tienen que aumentar su ambición de reducción de emisiones, mientras que los países en desarrollo con economías emergentes no pueden eludir su responsabilidad a la hora de impulsar una transición energética que no repita los mismos errores que los cometidos por el Norte global”.

3. Adaptación y financiación. 

Ecologistas en Acción quiere recordar a los países que “resulta difícil tener credibilidad de cumplimiento de las promesas de financiación cuando todavía no han sido capaces de movilizar la meta de los 100.000 millones de dólares comprometidos en el Fondo Verde para el Clima”. Para la organización ecologista, pactar la creación de un fondo para adaptación es un gran paso pero hay que garantizar que la  financiación sea nueva, adicional y suficiente.

En medio de todas las negociaciones de la COP27, ha pasado desapercibida la incapacidad de los países de fijar una nueva cifra de financiación para dicho Fondo Verde para el Clima. Es más, por primera vez aparece en los documentos finales de una cumbre la mención a financiación privada como Bloomberg Philantropies.

Marta García Pallarés, portavoz de Ecologistas en Acción, ha señalado que “la incorporación de financiación privada abre un mal precedente en los acuerdos internacionales, son los países quienes deben estar representados en estas negociaciones y no las corporaciones. Además, los países tienen capacidad legislativa para establecer las medidas fiscales suficientes para que estas compañías —responsables en gran medida de la emergencia— paguen por los daños causados”.


Por otro lado,  los documentos finales no recogen una hoja de ruta clara que permita garantizar la duplicación de los compromisos de financiación pactados en Glasgow, y deja a la mera voluntariedad de los países que ese objetivo se cumpla en los próximos años.

En cuanto a los avances dentro del paquete de adaptación, la Cumbre del Clima de Sharm el Sheij ha logrado estabilizar el programa de trabajo sobre el objetivo global de adaptación. Este mecanismo fija los siguientes pasos en la materia, que darán continuidad al mandato de Glasgow y deberán alcanzar conclusiones en la próxima cumbre que se celebrará en Dubai.

4. Derechos humanos. 

Uno de los puntos más graves de la decisión final de esta COP27 es la falta de acuerdo sobre la presencia en la redacción de los derechos humanos. Para Ecologistas en Acción, esta falta de menciones directas solo incide en el problema que supone no entender la crisis climática como una crisis de los derechos humanos.

Por otro lado, la demanda de los derechos humanos ha sido central en la agenda de la sociedad civil de una COP presidida por el Gobierno totalitario de Abdelfatah El-Sisi. El lema “sin derechos humanos no hay justicia climática” así como la exigencia de amnistía de los presos políticos ha protagonizado gran parte de las acciones, junto con otras sobre la exigencia de un fondo para las pérdidas y los daños, el aumento de la ambición en mitigación o la exigencia de justicia climática.

Marta García Pallarés ha añadido: “Denunciamos la represión ejercida por el Gobierno egipcio contra activistas, disidentes políticos y periodistas, antes de la COP y también durante la celebración de la cumbre. La Comisión Egipcia para los Derechos y Libertades ha cifrado en más de 800 las personas detenidas desde principios de octubre hasta la fecha, con un repunte en el número de detenciones desde el 11 de noviembre por una supuesta convocatoria de protesta en el país. Pedimos a la comunidad internacional y a la ONU que condenen estas acciones y demanden al país anfitrión la liberación de los presos políticos”.

Como balance general de la Cumbre del Clima que acaba de cerrarse en Sharm el-Sheij, Javier Andaluz ha declarado: "La Presidencia egipcia se ha mostrado incapaz de dar avances significativos en una COP que era trascendental. La ruptura de la confianza entre los países se ha hecho evidente, agrandando las diferencias entre los países y poniendo en jaque un proceso que se basa en su mera voluntariedad. Hoy más que nunca queda claro lo lejos que están los gobiernos de asumir las indicaciones científicas y responder a la justicia climática. La sociedad civil es la que ha estado a la altura del reto, mientras los países siguen jugando a la geopolítica en estas cumbres".
Por su parte la organización ecologista Greenpeace ha emitido un comunicado en el que acoge con satisfacción el acuerdo de la COP27 que establece un Fondo de Financiación para Pérdidas y Daños como un punto de partida importante para alcanzar la justicia climática. Sin embargo, advierte del peligro de que, a pesar de este acuerdo, finalmente no haya cambios en la política climática actual.

Yeb Saño, director ejecutivo de Greenpeace Sureste de Asia ha declarado: "El acuerdo de un Fondo de Financiación para Pérdidas y Daños marca el inicio de un nuevo camino para la justicia climática. Los gobiernos han puesto la primera piedra de un nuevo fondo que se necesitaba desde hace mucho tiempo para prestar un apoyo vital a los países y comunidades vulnerables que ya están siendo devastados por la aceleración de la crisis climática".

"Hasta el último momento, estas negociaciones se han visto empañadas por los intentos de intercambiar los avances en la adaptación y la mitigación a cambio de avances en el fondo de las pérdidas y los daños. Al final, el esfuerzo tanto de los países vulnerables, que se han mantenido firmes, como de las personas activistas por el clima han conseguido superar las barreras y dar un paso adelante en la acción climática". 

"La inspiración que podemos extraer del éxito de la creación del fondo para pérdidas y daños en Sharm El-Sheikh es que, si se hace el esfuerzo y se tiene la fuerza suficiente, se puede mover el mundo, y hoy esa fuerza es la solidaridad entre la sociedad civil, las comunidades locales y los países del Sur global más afectados por la crisis climática".

"Cuando sea el momento de discutir los detalles del nuevo fondo para pérdidas y daños, tenemos que garantizar que los países y las empresas más responsables de la crisis climática hagan la mayor contribución. Esto debe empezar por que los países del Norte global cumplan su promesa de aportar 100.000 millones de dólares al año para apoyar a los países de renta baja para que se adapten y aumenten su resiliencia frente a los impactos climáticos. También deben cumplir su compromiso de duplicar la financiación para adaptación para 2025. Cuanto antes se complete esta financiación y se consiga dinero nuevo y adicional para pérdidas y daños, antes podremos empezar a reparar los errores históricos que están detrás del colapso del clima y la naturaleza".

Pedro Zorrilla Miras, representante de Greenpeace España en la COP27, ha declarado: “El Gobierno de España tiene que comprometerse ahora tanto a facilitar la creación rápida del nuevo fondo como a aportar los fondos necesarios para hacer frente a los impactos y sufrimientos de las personas más vulnerables e impactadas por el cambio climático. También tiene que aumentar la escala de los fondos que dedica a la acción climática para apoyar a países del Sur global para la adaptación y la reducción de emisiones. Para conseguir estos fondos puede, por un lado, aumentar los impuestos a las empresas de combustibles fósiles, y, por otro, utilizar los presupuestos que actualmente subvencionan a los combustibles fósiles”. 

Yeb Saño ha añadido: "Resulta positivo que un gran número de países del norte y del sur expresaran ayer en una de las últimas negociaciones que es necesario acabar de forma progresiva con todos los combustibles fósiles -carbón, petróleo y gas-, que es lo que requiere el Acuerdo de París. Sin embargo, estas peticiones han sido ignoradas por la presidencia egipcia de la COP y no han sido incluidas en el acuerdo. Los petroestados y los grupos de presión de los combustibles fósiles han estado presentes en masa en Sharm el-Sheikh para asegurarse de que no se aprobase ese llamamiento. Si no se termina rápidamente con el uso de combustibles fósiles, no habrá la cantidad de dinero necesaria en el mundo para cubrir los costes de las pérdidas y daños resultantes. Es así de sencillo. Cuando tu bañera se desborda, cierras el grifo, no esperas un tiempo y luego sales a comprar una fregona más grande".

"La acción y la justicia climática implican avanzar a la vez en todos los ámbitos: en la reducción de emisiones, en la adaptación y en la cobertura de las pérdidas y los daños que produce el cambio climático. O avanzamos en todos los frentes, o perdemos. Hay que recordar que la naturaleza no negocia".

Con respecto a la situación en España, Pedro Zorrilla Miras explica: “España necesita reducir sus emisiones de forma mucho más rápida a como lo está haciendo actualmente, necesita políticas que consigan reducir las emisiones de efecto invernadero por lo menos un 55 % en 2030 con respecto a las del año 1990, y no sólo un 23 %, que es el objetivo actual”. 

La COP27 alcanza un acuerdo final in extremis que limita las pérdidas y los daños