viernes. 26.04.2024

La contaminación atmosférica se cobra anualmente la vida de diez millones de seres humanos. Un tercio de las muertes por accidentes cerebrovasculares, cáncer de pulmón y cardiopatías, están relacionadas con el aire que respiramos.

La contaminación atmosférica es un asesino silencioso. Así la calificó en 2018 David R. Boyd, relator especial sobre los Derechos Humanos y el Medio Ambiente. “Las muertes ocasionadas por el aire contaminado no reciben la atención adecuada porque no son tan trágicas como las causadas por desastres naturales o epidemias”, sostuvo durante una ponencia en el Consejo de Derechos Humanos de Naciones Unidas.  

De cada 1000 personas en el planeta, 973 inhalan toxinas con regularidad

La ubicuidad de los contaminantes atmosféricos resultante de la quema de combustibles fósiles para la producción de electricidad, el transporte, la calefacción, la actividad industrial o la mala gestión de residuos, están acelerando un proceso de devastación del aire que, como resultado, genera el incremento de graves enfermedades. De cada 1000 personas en el planeta, 973 inhalan toxinas con regularidad.

Las zonas más pobres o empobrecidas del mundo, que aún están en proceso de industrialización, se llevan la peor parte. Sin embargo Estados Unidos tampoco se libra de la atmósfera insalubre, ya que el ocho por ciento de sus habitantes respiran aire contaminado. 

Según datos de OMS, solo tres territorios en todo el mundo presentan un aire que se califica como saludable. Cada uno de ellos es una isla pequeña: Puerto Rico, las Islas Vírgenes de Estados Unidos y el territorio francés de Nueva Caledonia, en el Pacífico.

10 millones de muertes prematuras cada 12 meses son 100 millones por década

La cifra de muertes ocasionadas por el aire contaminado iguala los totales de muertes provocadas por la pandemia de Covid-19 en el transcurso de un año. Y si los combustibles fósiles siguen ardiendo, los totales se acumulan: 10 millones de muertes prematuras cada 12 meses son 100 millones por década.

En 2018 el científico de la Universidad de Colorado, Daven Henze, sostenía que “la contaminación del aire es el principal factor de riesgo para la salud ambiental a escala mundial". Apenas cinco años más tarde las muertes producidas por esta causa se han incrementado. Treinta y tres millones de visitas anuales a las salas de urgencia en hospitales de todo el mundo son motivadas por trastornos y enfermedades graves, producto del aire que respiramos.

Y mientras el debate por los usos de la Inteligencia Artificial gana los titulares de la prensa, la desinteligencia humana -sumada a los intereses de las grandes multinacionales y a la avaricia y desmesura de los amos del capitalismo- propicia el continuo envenenamiento de las fuentes de vida del planeta que habitamos. 

El aire que nos mata