viernes. 19.04.2024
deuda

DAILOS REYES | ¡El que avisa no es traidor! Es una frase que se repetía mucho en mi infancia, y la verdad, que después de 30 años, todavía no veo el sentido al decirla, ya que en mi “pandilla” se repetía como un mantra. En el artículo anterior ¡De esos polvos, estos Lodos! te avisaba de que soy fanático de las novelas distópicas. Ese sesgo cognitivo hace que vea muchas referencias distópicas en la sociedad actual, con situaciones que acercan mucho la realidad a la distopía. Ya que analizando la deriva social y económica que llevamos, no veo muy descabellado que, en poco tiempo, si no es que existe ya, tengamos en Europa algo similar al Juego del Calamar.

Pongámonos en contexto, los últimos 40 años, por lo menos en España, a pesar de las crisis económicas de 1993, 2008 y 2020 (la del 2022 todavía no la podemos cuantificar) hemos vivido el periodo de mayor expansión económica, gracias sobre todo a una “europeización” de los tipos de interés, que eran endémicamente altos, produciendo incrementos del consumo y la inversión. Se vivieron los años dorados de la economía española, que crecía por encima de la media europea, acercándonos macroeconómicamente a nuestros admirados vecinos. Pero este crecimiento era tramposo, ya que el coeficiente de apalancamiento (deuda) era muy alto. Los españoles comprábamos casas, electrodomésticos, coches, motos, televisores, ropa, viajes con deuda y no ahorrábamos, solo consumíamos, entrando de lleno en el capitalismo consumista.

¿Y qué pasa cuando estamos sobreendeudados y sin ahorros? Que somos vulnerables a cualquier bache, y en 2008 nos encontramos con un socavón, que nos costó casi un lustro remontar, para encontrarnos luego con la Covid19, Ucrania y todo lo que quede por venir. Es el caldo de cultivo idóneo para los extremismos (el incremento de la ultraderecha en Europa lo demuestra) y para que los desalmados se aprovechen de las desgracias ajenas. No nos confundamos, mientras no cambie el paradigma económico, necesitamos seguir consumiendo para que la rueda gire. Hemos creado un sistema sostenido en consumo, que es insostenible, que empuja al endeudamiento a sociedades que no tienen cultura ni educación financiera, que en nombre del consumo cometen graves errores financieros (como financiar a varios años vacaciones, alargar los plazos del pago de coches por encima de su vida útil, etc.), poniendo en manos de las financieras, fondos de inversión y de los prestamistas su futuro.

Ahora mismo estamos en un momento volátil, con una inflación alta, que afecta directamente a la ecuación financiera de los hogares, que ya venían mermados del 2008 y de la Covid19. ¿Qué capacidad de aguante tendrán? Vamos a ilustrarlo con un ejemplo.

Imaginen a José Luis, que tiene un sueldo de 1.500€ y decide no comprar vivienda, porque se considera un alma libre. Paga 650€ de alquiler de la casa y 100€ más de garaje. Se compra un coche de 25.000€, por el que paga una cuota de 450€. ¿Hacemos recuento? Ya lleva 1.200€ de consumidos, con 300€ tiene que comer, pagar agua, luz, internet, salir todos los findes, escapadas en verano, semana santa y navidades. Ya no salen las cuentas, pero el banco le dio una tarjeta de 1.000€ con la que cubre todos los costes. José Luis, que ingresa 1.500€ gasta 2.500€ al mes, es decir, pierde 1.000€ mensuales. ¿Qué va a pasar cuando pierda el trabajo, esté de baja o le surja cualquier imprevisto que merme sus ingresos?

Estará en bancarrota, y acudirá a su familia (si la tiene o pueden ayudarle) o a financiación extra bancaria. Si escogiera la última opción, entraría en una rueda que tiene difícil salida. Y ahí es donde entra el “Juego del Calamar”, recurriendo a “salidas fáciles” que empeorarán la situación, como las apuestas y la lotería buscando un golpe de suerte que no va a llegar, o delinquir (narcóticos o robos) o vender tu cuerpo (prostitución, pornografía, tráfico de órganos). O como en la serie de Netflix, que venga alguien a ofrecerte la solución a tus problemas, aunque esté en juego tu vida. ¿Cuántos José Luis conoces? Con diferentes gustos, nombres, situaciones… pero con la misma problemática, gastar por encima de sus posibilidades.

¿Tiene solución? Yo, que soy positivo por naturaleza (aunque no lo parezca con mis artículos) creo que sí, pero nos va a costar una revolución social y económica, y no dejarnos influir por las tesis del capitalismo del caos, que de momento van ganando la partida. Así que atentos, porque ¡El que avisa no es traidor! Debemos hacer lo siguiente:

  • Dar educación financiera y emprendedora desde la escuela. La gente necesita saber qué hacer con su dinero. No entres en el juego fácil de decir que para eso están las carreras de Económicas, Empresariales o Dirección de Empresas. Hasta los 18 años no entran en la universidad, y yo, que estudié Dirección de Empresas, aprendí a usar mi dinero a base de golpes.
  • Cambiar el paradigma económico. Pasar de un consumismos desaforado a un consumo responsable. Incrementando la vida útil de los productos. No es normal que la electrónica se quede obsoleta en 4 años, que la ropa dure una temporada y que los coches queden viejos con 5 años. Tampoco es normal que la manzana que te comes en Madrid, Barcelona o Canarias, venga desde Chile o que los pimientos en conserva que crees que son de Navarra, vengan de Perú o China. Tenemos que desglobalizarnos un poco, y fomentar la producción y el consumo local. No pido kilómetro cero, pero si al menos proximidad.

Trabajemos en ello, nos va la vida, si no, tarde o temprano todos estaremos dentro del Juego del Calamar y ¡El que avisa no es traidor!

¿Vivimos en el Juego del Calamar?