lunes. 29.04.2024
Puerto de San Esteban (Asturias)
Puerto de San Esteban (Asturias)

@Montagut | En este reportaje nos acercamos a algunas aportaciones sobre los trabajadores del mar en relación con el movimiento obrero, un colectivo no tan conocido como otros en relación con sus problemas salariales, laborales y sus luchas por conseguir mejoras.

  1. La Segunda Internacional y los obreros del mar en 1900
  2. Las tragedias del mar y el movimiento obrero
  3. El trabajo infantil en el mar en los años veinte
  4. Manuel Vidal y la jornada laboral en la marina mercante en 1931

La Segunda Internacional y los obreros del mar en 1900

El Congreso de la Segunda Internacional, celebrado en París en 1900, dedicó especial atención a la situación de los trabajadores del mar.

El socialista alemán Stoerner realizó un largo discurso sobre los trabajadores marítimos en la última sesión del Congreso. En su informe expuso las reformas que había que conseguir en los parlamentos nacionales. En primer lugar, había que conseguir la eliminación de los agentes marítimos de colocación, y que se estableciesen oficinas gratuitas de colocación en los puertos de mar, y bajo supervisión de las organizaciones obreras. En segundo lugar, debían abrirse hospederías y casas de marineros, bajo una dirección combinada, formada por miembros de las respectivas organizaciones obreras, y de las autoridades municipales. La tercera cuestión de tipo institucional tendría que ver con la creación de tribunales especiales, con participación de los marineros para resolver los contenciosos que pudieran generarse durante los viajes. En este sentido, se hacía necesario limitar las funciones sancionadoras de los oficiales de marina.

Los marinos tendrían derecho a una reducción de las horas de trabajo, imponiéndose un tope, así como unas tasas especiales de salario para las horas extraordinarias. En los domingos y días festivos el trabajo debía reducirse a lo indispensable en los barcos. Por otro lado, había que fijar un salario mínimo para los marineros.

El Congreso recomendaba que todas las Sociedades de marineros, pescadores y obreros de los puertos se unieran a la Federación Internacional de los obreros del transporte

Ante los riesgos derivados del trabajo, el orador socialista planteaba la necesidad del establecimiento de indemnizaciones para los heridos o los marineros que quedaran imposibilitados. En caso de muerte por accidente debía establecerse una pensión para las personas que dependían del fallecido. La cuestión de los accidentes preocupaba mucho a los socialistas, y por eso deseaban la creación de un servicio de inspección para evitarlos, así como la obligación de que los barcos llevasen un cuaderno de quejas, estuvieran en buenas condiciones y bien equipados, y con información en varios idiomas. También eran importantes los asuntos de alimentación, sanidad e higiene.

Todas estas condiciones debían ser indispensables para contratar marineros, y no se podrían hacer contratos fuera de ellas.

En el informe también se incluían medidas parecidas de protección, jornadas laborales, salarios, contratación y defensa de los trabajadores del transporte.

El Socialista 761 (5/10/1900)
El Socialista 761 (5/10/1900)

El Congreso recomendaba que era condición fundamental para que estas reivindicaciones se convirtieran en realidad que todas las Sociedades de marineros, pescadores y obreros de los puertos se unieran a la Federación Internacional de los obreros del transporte. Por su parte, el socialista belga Octors precisó que se entendía por obreros marítimos los marineros, los obreros de los docks y muelles, y los conductores de camiones.

La resolución se votó por unanimidad.

Hemos empleado como fuente el número 761 de El Socialista. Por otro lado, podemos consultar la tesis de Juan Zamora Terrés sobre el Sindicato libre de la Marina Mercante porque aporta datos y referencias acerca del movimiento obrero de la marina mercante (Barcelona, 1996). Interesa el capítulo donde hace una cronología con explicación de las huelgas de la marina mercante en España desde 1901.

Las tragedias del mar y el movimiento obrero

El movimiento obrero dedicó atención también al mundo laboral vinculado con el mar, como hizo con el campo. En estas páginas hemos tratado de algunos aspectos de esta cuestión. En esta pieza nos hacemos eco de una reflexión contenida en el número del doce de enero de 1924 en El Socialista sobre las tragedias del mar y el movimiento obrero.

El Socialista 4658 (12/1/1924)
El Socialista 4658 (12/1/1924)

Para los socialistas la naturaleza era caprichosa y hasta vengativa porque jugaba con los hombres. El texto se debió escribir en un momento de fuerte temporal en el Cantábrico con graves daños sobre las embarcaciones. Pero frente a esta indomable fuerza había que concentrar toda la energía individual y colectiva para luchar contra los “elementos secretos de la Naturaleza”, porque, además, los trabajadores del mar eran los que más sufrían. Pero, sobre todo, eran los más desprotegidos al adentrarse en el mar. Los socialistas afirmaban que, lógicamente, sin el mar y sus productos no se podía vivir, pero nos cuidábamos muy poco de los hombres que se dedicaban al mar. Por todo ello, el obrero del mar era el que más necesitaba de la organización, y era el que menos organizado estaba.

Los socialistas afirmaban que, lógicamente, sin el mar y sus productos no se podía vivir, pero nos cuidábamos muy poco de los hombres que se dedicaban al mar

En la prensa del litoral se pedía protección, ayuda para las víctimas de las violencias del mar porque, además de esas víctimas familias enteras quedaban en la mayor de las miserias. Los socialistas se unían a estas demandas de apoyo y solidaridad, pero, era evidente que para el movimiento obrero era fundamental que los hombres de mar se organizasen.

El trabajo infantil en el mar en los años veinte

Tradicionalmente, cuando se trata del trabajo infantil en las épocas de las Revoluciones Industriales nos fijamos en el que se realizó en las fábricas, talleres, minas y en el campo, pero también en el mar existieron niños que tuvieron que trabajar duramente. Algunos lo hacían como grumetes o “motiles” en pataches o barcos de vela, que hacían el recorrido costero en el mar Cantábrico, expuestos a muchos peligros, y en ambientes no muy propicios para ellos, sufriendo un trato muy duro con poco descanso, estando casi permanentemente de guardia.

Conocemos, en este sentido, los distintos trabajos que realizaban los niños en la pesca del Cantábrico:

Pesca costera del besugo: comenzaba a finales de noviembre y duraba hasta marzo o abril. En la primera época se salía a la mar entre las tres y las cuatro de la madrugada, y en la segunda entre diez y doce de la noche. El “cho” (muchacho) tenía que estar preparado una hora antes de la salida para llamar a los pescadores de la dotación de su barco en sus respectivos domicilios. Pero aún antes había tenido que consultar al patrón y avisar al encendedor para que estuviera en presión la lancha a la hora de salir. Además, tenía que ayudar a “alzar” el anclote o arpeo que retenía la embarcación, preparar las luces de situación y “bitacon”, y ya en el mar libre, a cada momento, subir a cubierta a arranchar lo que el balanceo había trastornado, todo en medio del movimiento producido por las olas, y en noches de intenso frío.

También en el mar existieron niños que tuvieron que trabajar duramente, como grumetes o “motiles” en pataches o barcos de vela, que hacían el recorrido costero en el mar Cantábrico

Media hora antes de llegar al sitio de la pesca, se disponía con sus compañeros a preparar las sondas y aparejos para la faena del día, y en la madrugada invernal sus pies en contacto con el agua que barría la cubierta eran presa de los sabañones.

Después, estaría el trabajo brutal de recoger el aparejo, y que podía durar hasta bien mediada la mañana, en que, terminada la pesca, el barco volvía a puerto.

El Socialista 4991 (4/2/1925)
El Socialista 4991 (4/2/1925)

El muchacho ayudaría a los compañeros a desenredar el aparejo para que pudiera ser usado al día siguiente. Al llegar a puerto tenía que estibar la pesca en capachos para ser llevados a la casa-venta. Mientras los pescadores regresaban a sus casas para descansar, aún le quedaba la tarea de baldear y limpiar el barco, arrancharle y fondearle en condiciones para que no se produjeran averías. Por fin, tenía que acudir al patrón para recibir las órdenes pertinentes para el siguiente día. Solamente se descasaba si se producía un fuerte temporal que impedía salir a la mar.

Pesca del bonito: también era muy duro el trabajo para el muchacho de la embarcación, sin descanso, y en una pesca más alejada del puerto, a 100 o más millas de distancia, con el aparejo, de guardia, etc. Los muchachos que se dedicaban a la pesca en la costa de Santander recibían a mediados de los años veinte el 50% del jornal de un pescador, aunque en algunos casos podía llegar al 75%, pero, sin lugar a dudas, realizaban un trabajo agotador como si se tratase de adultos.

Sabemos del trabajo de estos chicos en la pesca del norte gracias a un artículo donde se denunciaba esta situación y se apelaba a la necesidad de que se reglamentase dicha labor, y que se publicó el 4 de febrero de 1925 en El Socialista.

Manuel Vidal y la jornada laboral en la marina mercante en 1931

Pues bien, ahora nos interesa la opinión de Manuel Vidal sobre la jornada de trabajo a bordo de los buques de la marina mercante en un momento tenso en este ámbito como fue el verano de 1931, desde su posición sindicalista y socialista.

Así es, Manuel Vidal fue un marinero, que se afilió a la UGT y al PSOE, llegando a ser secretario general de la Federación de Transporte, Pesca e Industrias Marítimas de la UGT, estando siempre en puestos de responsabilidad relacionados con este ámbito, además de prestar servicios de contraespionaje en marina mercante extranjera en favor de la República en la guerra civil. Después sería expulsado del Partido por su vinculación clara con Negrín, aunque sería readmitido en 2008.

Pues bien, Vidal publicó un detallado trabajo en El Socialista sobre la cuestión de la jornada de trabajo en el mar. Vidal expresaba que había sido un anhelo fundamental que la jornada de ocho horas pudiera llegar a las tripulaciones de los buques mercantes, pero que no se había conseguido. ¿Por qué?

Vidal recomendaba prudencia a los marinos porque pensaba que había una conjura para lanzarlos a la huelga

Dos causas se podían aducir, según nuestro protagonista. En primer lugar, había una cierta responsabilidad de los propios interesados, lo que nos permite aventurar que no eran muy reivindicativos en su mayor parte. Pero también había que comprobar que los navieros habían ejercido una clara presión sobre las tripulaciones. En este sentido, aludía al inmenso poder de las empresas Transatlántica y Sota Aznar con sus Sociedades patronales, y la Transmediterránea con los Pósitos Marítimos en Barcelona y Cádiz. Al menos, el Ministerio de Trabajo estaba comenzando a intervenir para dar facilidades con el fin de que se creasen bolsas de embarque, y poder terminar de esa manera con la hegemonía de estas empresas. Pero había que conseguir la aplicación de la jornada de las ocho horas, objetivo primordial para la República, en opinión de Vidal.

El Socialista 7031 (22/8/1931)
El Socialista 7031 (22/8/1931)

Pero en el verano de 1931 había tensiones en la España marítima. Al parecer, en los puertos pululaban personajes que no eran marinos que, supuestamente, obedecían consignas, y se aprovechaban del momento de confusión existente entre los que sí eran marinos sobre esta cuestión. Las tergiversaciones de la realidad partían de que se decía que la legislación en vigor venía a derogar una cosa mejor, cuando en realidad nunca se había disfrutado de una buena realidad. Un ejercicio de comparación del Decreto del 2 de julio de 1931 con las disposiciones de 1918, 1919 y 1922 no podía llegar a la conclusión de que éstas habían sido mejores que la nueva. La campaña era intensa, al parecer, contra aquel Decreto porque se intentaba soliviantar a los marinos con el argumento de que estaban peor con un ministro socialista, en alusión a Largo Caballero.

Vidal sí entendía que hubiera impaciencia para mejorar el Decreto de julio, y más en un sector como el de los marinos que siempre se había visto relegado. Pero informaba que existía la promesa formal del ministro socialista de mejorar la cuestión de la jornada laboral en este sector. Por eso, Vidal recomendaba prudencia a los marinos porque pensaba que había una conjura para lanzarlos a la huelga, explicando el caso de lo que había ocurrido en Huelva cuando unos “irresponsables” habrían supuestamente engañado a varias tripulaciones, haciéndoles desembarcar, al informarles que toda la España marítima estaba en huelga para derogar el mencionado Decreto.

Hemos trabajado con el número 7031 de El Socialista. Sobre Vidal podemos acudir al Diccionario Biográfico del Socialismo Español.

Los trabajadores del mar y el movimiento obrero