domingo. 28.04.2024
cuartel del Rosario
Cuartel del Rosario en Madrid, donde estuvo preso Largo Caballero.

Juan Moreno | Autor del libro “La leyenda negra de Largo Caballero”, de próxima publicación


En la primera parte de este artículo ya se apuntaron los lugares de Madrid donde el joven Largo Caballero desempeñó importantes labores sociales y políticas y prosigo ahora con su paso por la Casa de la Villa.

Los socialistas, a diferencia de los anarquistas, eran partidarios de entrar en parlamentos y ayuntamientos, pero aunque en teoría existía el sufragio universal (masculino) desde 1890, el control de las votaciones estaba en manos del gobierno civil y de los alcaldes y era muy difícil evitar el fraude. En Madrid en 1905 consiguieron salvar los controles y tres socialistas, Pablo Iglesias, Rafael García Ormaechea y Largo Caballero fueron elegidos concejales.

La corrupción estaba tan normalizada en la corporación que los ediles se distribuían públicamente entre ellos las obras, los cargos y los destinos y después los repartían a familiares y afines. Tuvieron que bregar tanto que Caballero diría en sus memorias que el trabajo de concejal le fue más penoso que el de ministro de Trabajo. El propio alcalde Alberto Aguilera se burlaba de Iglesias y de Caballero y decía: Señores, hay que sacrificar ciertas costumbres, porque ha entrado en la Casa ¡la pareja de la guardia civil!

En el colmo de la desfachatez, los concejales y funcionarios exigían más dinero a los que les pedían algún chanchullo alegando que la presencia de los tres concejales socialistas incrementaba su riesgo de ser denunciados.

En 1906 estuvieron a punto de ser agredidos en el pleno del Ayuntamiento por votar en contra de una moción de felicitación a los Reyes por haber salidos ilesos el día de su boda del atentado cometido por Mateo Morral en el que hubo más de veinte muertos. El Alcalde pidió a Iglesias que razonara su postura y éste dijo que los socialistas eran contrarios a los atentados personales pero que la moción solo felicitaba al Rey sin acordarse de las víctimas de la calle Mayor.

Una de las muchas veces que fue encarcelado Largo Caballero ocurrió durante los sucesos de la Semana Trágica de Barcelona en 1909

Cuando los socialistas empezaron a crecer orgánica y electoralmente la derecha desplegó una campaña de desprestigio acusándoles de vivir como burgueses. Varios socialistas se construyeron al lado de la Dehesa de la Villa una pequeña casa y Caballero también lo hizo en la calle Sort número 5 (actual denominación). La casa era modesta, estaba muy lejos del centro y todavía no llegaba allí el tranvía pero los periódicos le acusaron de que los terrenos eran de propiedad municipal, algo que después una Inspección desmintió. Sin embargo la campaña difamatoria hizo mella y Saborit y Besteiro, entre otros compañeros, le dijeron a Caballero que si quería ser reelegido debería renunciar a la casa pero se negó porque la había adquirido por “procedimientos honradísimos” y la estaba pagando a plazos. La Agrupación Socialista reeligió candidato por unanimidad a Largo Caballero quien apuntaló en Mis recuerdos: “Pasados algunos años, Saborit y Besteiro cambiaron de opinión, ya que cada uno adquirió un hotel (un chalé) para vivir con su familia”.

Una de las muchas veces que fue encarcelado Largo Caballero ocurrió durante los sucesos de la Semana Trágica de Barcelona en 1909. Lo detuvieron junto a Iglesias y otros socialistas y anarquistas de Madrid; lo llevaron al juzgado y le abrieron un expediente en cuya carpeta se leía “Proceso contra Don Francisco Largo Caballero por delitos cometidos por otros”. Y eso que Gila aún no vivía.

En tres ocasiones estuvo Largo Caballero muy cerca de ser asesinado, una de ellas en 1917 que es la que voy a detallar. También durante la República, el 15 de marzo de 1936, dos jóvenes falangistas dispararon hacia una de las ventanas de su domicilio en la calle Viriato número 39 pero estaba ausente siendo una de sus  hijas quien estuvo a punto de ser alcanzada por la balas. Uno de los pistoleros era Ricardo Garchitorena, un jovencito de familia militar, cuyo nombre apareció de nuevo durante el golpe del 23-F de 1981 en el que estuvo envuelto según la prensa cuando ya era coronel veterano; no llegó a ser procesado. Estando Largo Caballero, anciano, interno en el campo nazi de Oraniemburg, un guardia quiso liquidarlo poco antes de su liberación en abril de 1945.

Al declararse la huelga general revolucionaria en agosto de 1917, fue  detenido con los otros tres miembros del Comité de Huelga, Andrés Saborit, Julián Besteiro y Daniel Anguiano. La huelga se convocó con el propósito de derribar a la monarquía de Alfonso XIII y nombrar un gobierno provisional formado por liberales y republicanos burgueses, aunque fueron el PSOE y la UGT quienes pusieron la carne en el asador y quienes se quemaron. La acción empezó el día 13 de agosto y estuvo muy mal organizada; que el Comité de Huelga estuviera reunido ese día en el número 12 de la calle del Desengaño era toda una premonición.

Cuando los llevaban en un camión a Prisiones Militares, que estaba al lado de la basílica de San Francisco el Grande, vieron los bailes de la verbena de la Paloma, comprobando así que el pueblo había pasado de la huelga en la cual, no obstante hubo casi un centenar de muertos en toda España. El general Ramón Echague, capitán general de Madrid, tenía la intención de fusilar a los jefes de la huelga al amanecer y así lo interpretaron cuando por la noche escucharon a gente trabajando: estaban instalando la Capilla. Se libraron porque lo impidió el jefe de gobierno Eduardo Dato que no era tan  cabestro como Echague y ordenó que fueran juzgados en consejo de guerra en el que les pidieron pena de muerte. Mientras deliberaba el tribunal un cartero, sin saber con quien hablaba, le dijo a la mujer de Caballero que ya habían fusilado “a los cuatro de la huelga”. Tuvieron que llevarla a la cama.

Fueron condenados a cadena perpetua, que tampoco era una minucia, y los llevaron al penal de Cartagena en un tren de mercancías, encadenados de los pies por parejas. Fueron puestos  en libertad tras las elecciones del 24 de febrero de 1918 debido a que los cuatro habían sido elegidos diputados. Al salir un guardia regaló a Largo Caballero “los grillos” con los que fue conducido a Cartagena. Fino detalle.

largo caballero

En 1918 Largo Caballero sería elegido secretario general de la UGT (cargo que ostentaría dos décadas), viviendo aún Pablo Iglesias que ejerció la presidencia del partido y del sindicato hasta su muerte en 1925. Queriendo ceñirme a la juventud del dirigente socialista he llegado sin embargo casi a sus cincuenta años de edad.

Largo Caballero mostraría en la edad madura sus dotes y sus contradicciones, ocupando cargos corporativos durante la dictadura de Primo de Rivera, llevando a cabo grandes reformas en la legislación laboral desde el ministerio de Trabajo en la Segunda República, dirigiendo el curso de la guerra civil durante ocho meses en la presidencia del gobierno y el ministerio de la Guerra entre septiembre de 1936 y mayo de 1937. Después vino el ostracismo en su partido, el exilio, el campo nazi en Alemania, el regreso a París. 

Allí, con pocos meses de vida por delante defendió, frente a los puristas del gobierno republicano en el exilio, su propuesta de una mediación internacional para una Transición pacífica y sin revanchas. Tuvo el apoyo de Indalecio Prieto y del PCE, los mismos que lo derribaron en 1937, pero el restablecimiento de la libertad no lo conseguiría ni él, que falleció en 1946, ni las siguientes generaciones de demócratas que hubieron de soportar aún largos años de dictadura de Franco.

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Largo Caballero, concejal y presidiario