domingo. 28.04.2024
Francisco Largo Caballero
Francisco Largo Caballero

Necesitamos tu ayuda para seguir informando
Colabora con Nuevatribuna

 

@Montagut | Francisco Largo Caballero publicó un texto al salir del horror nazi sobre los comunistas que recuperamos en este artículo porque creemos que no es muy conocido, y porque nos parece harto significativo en estos momentos de reedición de la “leyenda negra” sobre su figura. Por fin, supone un ejercicio a tener en cuenta en relación con las confrontaciones políticas en este mundo que vuelve a estar tan polarizado.

Pero, además, esta recuperación se realiza a través de la reedición del mismo realizada por El Socialista en marzo de 1973 en el tardofranquismo en los complejos momentos de las relaciones entre los socialistas y comunistas y para recordar la figura de Largo en el aniversario de su muerte. El periódico socialista español quería resaltar la que consideraban una virtud de Largo: la serenidad del juicio “por encima y al margen del resentimiento”, y recordar que Largo había sido uno de los socialistas “más insultados, ultrajados, calumniados y traicionados”. Por fin, esta reedición estaba precedida por una breve introducción que parecía firmada por Rodolfo LlopisTrifón Gómez y Enrique de Francisco y donde se afirmaba que la serenidad de Largo era difícil que fuera compartida por los socialistas en la clandestinidad que se habían visto obligados a luchar contra el nazismo y contra los comunistas. Ese breve texto afirmaba que los comunistas se habían dedicado al asesinato de socialistas, anarquistas y miembros del POUM. Perseguían un “sueño hegemónico y hacían el vacío con la dialéctica de la metralleta”. Para estos socialistas el comunismo “ibérico” había dejado una estela de odios que aún perduraba. Pero a esta situación se había superpuesto una contradicción consideraba aparentemente inexplicable, esto es, la colaboración de socialistas y comunistas en el Gobierno republicano del exilio.

La serenidad de Largo era difícil que fuera compartida por los socialistas en la clandestinidad que se habían visto obligados a luchar contra el nazismo y contra los comunistas

Largo Caballero había escrito que con el adversario político había que mantener una actitud correcta, aunque se padeciera por parte del mismo ofensas hasta personales. Si la defensa de las ideas imponía el sacrificio de la libertad y hasta de la vida, bien se podía sacrificar el amor propio. En la vida privada se podía aceptar retirar al enemigo el saludo y la mano, pero en la vida pública política eso era un gran error que, a la larga, perjudicaba los fines que se perseguía.

El Socialista (1/3/1973)
El Socialista (1/3/1973)

Para Largo era fundamental que el Partido Socialista y la UGT se presentasen unidos porque los dos organismos debían ser la base y la clave para la reconstrucción moral y económica de España. Se contraería una enorme responsabilidad histórica si se viera la desunión ante los compañeros residentes en España, especialmente cuando era debida a cuestiones tácticas y personales y no por la ideología. En aras de la unidad todo sacrificio parecía poco.

Ya en relación con el comunismo, Largo Caballero planteó un análisis articulado. En primer lugar, como marxista no podía ni debía, en su opinión, condenar el comunismo porque había que respetarlo si se defendía la transformación del régimen capitalista en otro donde imperase la socialización de la riqueza social. Pero en cuanto a la conducta política del régimen soviético en el interior de Rusia no se consideraba obligado a juzgarlo a fondo por falta de un conocimiento directo de dicha realidad. Eso sí, consideraba errónea la política exterior soviética, hasta contraproducente para los propios intereses rusos y perjudicial para todo el mundo, incluida España.

Como marxista no podía ni debía, en su opinión, condenar el comunismo porque había que respetarlo si se defendía la transformación del régimen capitalista

Sobre la conducta de los comunistas en España y en los demás países Largo si era más crítico. Dicha conducta sería censurable e incompatible con la del PSOE, por lo que había que procurar tener el menor contacto posible con los mismos. Pero, también es cierto que Largo era pragmático y sabía que en política había que transigir en ciertas ocasiones por imperativos de la realidad. En ocasiones esa realidad impondría a los socialistas la colaboración con el Partido Comunista. Por eso no veía con buenos ojos las afirmaciones rotundas que escuchaba entre algunos socialistas porque hipotecaban la conducta política futura del Partido, en alusión a los que defendían posiciones maximalistas y contrarias a la colaboración con los comunistas. En este sentido, se convierten en muy significativas las opiniones vertidas en la introducción del artículo. No habría, por lo tanto, en palabras nuestras, hipotecarse para el futuro.

El artículo se publicó en el número del primero de marzo de 1973 de El Socialista.

Francisco Largo Caballero y el comunismo al final de su vida