viernes. 29.03.2024
Foto de archivo
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Esta última crisis del capitalismo nos recuerda, una vez más, que el sistema de consumo, apropiación y acumulación individual está en la base de sus crisis periódicas.

El tradicional modelo del Estado del Bienestar, colocando a los grandes servicios públicos universales en la esfera de la producción y consumo sociales, modera la dinámica económica capitalista, crea condiciones de equilibrio y cohesión social y, también, favorece el “progreso económico” y facilita la salida de las situaciones de crisis con mayor grado de justicia.

Para avanzar hacia una sociedad cohesionada alrededor de valores de solidaridad, a la luz de la experiencia, se hace necesario que el espacio social a través de la oferta y consumo o disfrute de bienes y servicios de forma “colectiva”, en gran parte con carácter universal, vaya adquiriendo primacía frente a la producción y consumo individual de bienes y servicios. 

En términos sencillos: que el Estado de Bienestar supere, al menos, el 50% de la economía. Sí, que la acumulación de capital “social” sea mayor que la privada. Y no hay por qué temer a la inadecuación de la oferta a la demanda en el área social de la economía, el mercado es previo al capitalismo y lo sobrevivirá, los instrumentos están disponibles. 

Que el Estado de Bienestar supere, al menos, el 50% de la economía. Sí, que la acumulación de capital “social” sea mayor que la privada

En el capitalismo clásico la legitimación del monopolio de la “Dirección” en la toma de decisiones devenía de la propiedad del capital: identificación empresario-capitalista. Esa fuente de legitimación se ha desdibujado a tal punto que los gestores, “Fat Cats”, se han independizado totalmente de la supuesta dependencia del accionariado.

Si el Capital Humano se define como el principal capital de las empresas, no es difícil descubrir al propietario: lostrabajadores. Existe, así, una nueva fuente de legitimación, en este caso para la participación de los trabajadores en la toma de decisiones. Como vemos, se ha operado un nuevo equilibrio de legitimidades.

Los grandes servicios públicos son el eje vertebrador del Estado del Bienestar y las gentes han logrado pensar y movilizarse para evitar la destrucción-privatización en marcha desde esferas institucionales controladas por gobiernos autonómicos y municipales de las derechas. Ejerciendo su gestión con una clara concepción del valor estratégico para los intereses de la minorías socio-económicas dominantes.

Buena parte de la ciudadanía se ha ido incorporando a diversas acciones de carácter defensivas. Esto demuestra por un lado el creciente movimiento de critica a las políticas de las derechas, mientras ponen de manifiesto el no haber logrado entender, aún, la importancia del Estado del Bienestar como conjunto integrador de diferentes campos de la vida social, económica, cultural, etc. que pone de manifiesto su dimensión en las áreas de la producción de bienes y servicios propias de la economía de consumo individual más la real dimensión de la estructura del conjunto de las administraciones públicas.

Las contundentes manifestaciones como la de Febrero en Madrid pueden quedar aisladas de otras movilizaciones anteriores y futuras. La dispersión de las movilizaciones consolida focos de reclamaciones parciales, que se visualizan en los programas electorales de la izquierda.

Los grandes servicios públicos son el eje vertebrador del Estado de Bienestar y las gentes han logrado pensar y movilizarse para evitar la destrucción-privatización en marcha

Afortunadamente las recientes declaraciones del Presidente Sánchez abre la puerta para que el Estado del Bienestar ocupe un papel central en la campaña dejando claro que se trata de la confrontación entre dos modelos de sociedad. Uno basado en la integración, la igualdad y el desarrollo de una sociedad diversa y cohesionada con participación activa y democrática de la ciudadanía. El otro que mantiene la desigualdad, el crecimiento del monopolio económico y formulas de apropiación del capital que llevan a la repetición de las crisis del capitalismo con efectos devastadores sobre las economías familiares de los sectores medios y asalariados. Pero el Estado del Bienestar, en la nueva perspectiva, debe ir acompañado de cambios necesarios en el plano de las relaciones sociales de producción, para dotarlo de la fortaleza necesaria frente a los embates ideológicos, económicos y políticos del capitalismo.

El Estado del Bienestar es un modelo que se va gestando a través del tiempo y acumulación de cambios que empujen en el sentido de la igualdad y sostenibilidad. Cambios en la gestión de la gobernabilidad y la estructura de la Administración Pública con la participación de funcionarios y ciudadanos. Por supuesto los cambios introducidos en las Administraciones deberían ir acompañado de procesos de democracia en las empresas privadas. Los trabajadores participando en la toma de decisiones y siendo parte en los órganos de control.

Espero haber agregado algunas razones para sostener al Estado de Bienestar como el instrumento ideológico, político y práctico, especialmente en la Unión Europea. 

Por qué el Estado del Bienestar