viernes. 19.04.2024

En la primera parte de este análisis, “Nueva etapa”, he tratado las características e interrogantes de esta nueva etapa política de la segunda mitad de la legislatura, con una valoración de los principales problemas percibidos por la población y la necesaria agenda socioeconómica, democrática y sanitaria. En esta segunda parte, también a partir de los datos del CIS en su Estudio 3330, Barómetro de julio 2021, evalúo dos aspectos complementarios: primero, las tendencias electorales con el voto definido para unas próximas elecciones generales; segundo, la composición de los bloques ideológicos en el eje izquierda / derecha, particularmente, la identificación ideológica de los electorados de las tres fuerzas progresistas o de izquierda: Partido Socialista, Unidas Podemos (junto con sus confluencias En Comú Podem y Galicia en Común) y Más País-Compromís (junto con Equo).

Las próximas elecciones serán las andaluzas para finales de 2022 -si no se adelantan-, previas al nuevo ciclo de las elecciones municipales y autonómicas de mayo de 2023. Las elecciones generales no son inminentes, probablemente se agote la legislatura y falta más de la mitad de ella. Sin embargo, tanto en la sociedad como, sobre todo, en las direcciones de los partidos políticos comienzan a desarrollarse expectativas y planes para ampliar su legitimidad social y su apoyo electoral e incrementar sus posiciones de poder institucional desde el que implementar sus respectivos proyectos y alianzas para la siguiente legislatura. Y va a ser decisiva la gestión del Ejecutivo progresista y sus aliados parlamentarios, confrontada a la oposición de las derechas, respecto de los principales problemas de la sociedad, tal como son percibidos por las mayorías sociales con su articulación cívica y bajo la pugna política, discursiva y mediática.

Con esas consideraciones y dadas las expectativas de los diferentes grupos políticos, tiene sentido estos estudios demoscópicos, cuyos resultados no son unánimes, pero ofrecen alguna orientación sobre el devenir político.

En todo caso, hay que advertir un hecho político relevante para garantizar la gobernabilidad estatal en este sistema parlamentario: finalizado el bipartidismo y en el marco de un nuevo sistema de bloques, el Gobierno de coalición de izquierdas puede alcanzar acuerdos significativos con grupos nacionalistas y regionalistas para garantizar una opción de progreso y la articulación territorial, mientras las derechas están más aisladas para conseguir ser mayoría parlamentaria y acceder al Ejecutivo.

Por tanto, el tipo de proyecto de país y la estabilidad gubernamental no depende solo de la polarización entre esos dos bloques de izquierdas y derechas (con sus respectivos reequilibrios internos), sino de la actitud de ese tercer bloque, muy heterogéneo y en el que, aunque predomina el eje territorial/nacional, las tendencias de izquierda también son mayoritarias.

Expectativas electorales contradictorias

Analizo, en primer lugar, la encuesta del CIS por ser la más amplia, aunque contrasto sus resultados con otras del ámbito privado.  En el gráfico adjunto expongo los datos expresados de Voto + simpatía, reelaborados en porcentaje respecto de la participación válida a las formaciones políticas que llega al 74,1%. No considero el 25,9% de personas que apuestan por la abstención, el voto blanco y nulo o No sabe / No contesta. Dejo al margen los partidos nacionalistas y regionalistas y solo valoro las formaciones y alianzas estatales, agrupadas en los dos bloques: derechas (Partido Popular, VOX y Ciudadanos) e izquierdas (las tres mencionadas, PSOE, UP/ECP y MP-Compr.).

La suma de las izquierdas estatales, con un 47,6%, mantiene una sustancial ventaja respecto de las derechas estatales, con un 38,1%. Hoy en día la estrategia de acoso y crispación de las derechas no ha conseguido dividir y derribar al Gobierno ni recuperar un apoyo electoral significativo que aventure su alternancia gubernamental. Es evidente el aumento electoral del PP, pero a costa de CS, junto con el mantenimiento de VOX.

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Fuente: CIS. Barómetro de julio de 2021 y elaboración propia

En relación con los resultados de las elecciones generales de noviembre de 2019 (participación del 69,2%, incluido votos en banco pero no los nulos), según la tabla adjunta, las izquierdas se refuerzan, desde el 43,6%, y las derechas se debilitan, desde el 45,2%. Las derechas estatales habían conseguido hace dos años más porcentaje de voto que las izquierdas estatales, lo que han aprovechado para cuestionar la legitimidad del nuevo Gobierno. No obstante, derivado de la ley electoral (que perjudica a las minorías, por un lado, a UP y MP y, por otro, a CS) las izquierdas obtuvieron más escaños (155+3 frente a 151) que sumados a los de varias formaciones nacionalistas y regionalistas les permitieron obtener una mayoría parlamentaria para formar (legítimamente) el Gobierno progresista de coalición.

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Fuente: Ministerio del Interior y elaboración propia.

En el interior de cada bloque se produce cierto reequilibrio representativo. En las izquierdas, el PSOE (32,3%) aumenta su ventaja respecto de UP/ECP/GC (11,3%), casi triplicando sus votos, pero apenas llega al doble si contamos las dos fuerzas del cambio, con el 4% de MP/Compr., que asciende ligeramente, con un trasvase de 1,7 puntos, aunque todavía está muy lejos de UP (con sus convergencias), que casi la triplica.

En las derechas el PP (22,9%) confirma e incrementa la absorción de la mayoría del electorado de Ciudadanos; avanza en su tarea estratégica para concentrar el voto y convertirlo en ‘útil’ a efectos de escaños. Pero VOX persiste con su electorado, casi la mitad que el del PP, aunque una vez bajando del 15% (al igual que los demás minoritarios) podría verse penalizado en el reparto de escaños. Es decir, el PP podría ver reforzada su prevalencia entre las derechas, pero su suma (38,1%) podría bajar hasta siete puntos respecto de 2019 (45,2%) y, lo que es más importante, alejar sus posibilidades de alternancia gubernamental al tener la dificultad de acuerdo con los grupos nacionalistas, dada la tendencia centralizadora y autoritaria de su españolismo conservador y excluyente, acomplejado por la presión de VOX.

Este análisis demoscópico del CIS está cuestionado por otros estudios privados, que expresan otra realidad. Cito uno de los más significativos, el de KEY DATA, con una participación del 64,3% (contando los votos blancos), casi cinco puntos menos que en 2019.

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  Fuente: KEY DATA (Público 29/07/2021), con elaboración propia.

Como se ve según en la tabla adjunta, los datos de este estudio demoscópico, que coinciden con otras encuestas privadas, no pueden ser más dispares con los del CIS. Son similares los de MP/Compr. y CS, pero a las izquierdas le da casi nueve puntos menos (siete al PSOE y 1,5 a UP), con un total de 38,9% (133 escaños) y se los da a las derechas, con una suma del 47,3% (175), a falta de un escaño para la mayoría absoluta. Son evidentes el frenesí de la dirección del Partido Popular, que se reafirma en su estrategia destructiva y de bloqueo, y la preocupación del Gobierno progresista, con su plan de relanzamiento tras la remodelación del Gabinete. Veremos su desarrollo.

Dejo aquí esta prospectiva electoral. Las diferencias demoscópicas son grandes, queda mucho trecho, las espadas están levantadas y, como decía, va a ser decisiva la gestión de esta nueva etapa por todas las partes implicadas, incluido el nivel de activación pública y legitimidad social ante la agenda socioeconómica, democrática (incluido el conflicto catalán) y sanitaria. Desde el punto de vista analítico solo nos queda seguir con rigor los hechos objetivos que condicionan las actitudes sociales y las pertenencias colectivas.

Identificaciones ideológicas de los electorados

Analizo diversos datos de interés, proporcionados por el Barómetro de julio del CIS, que informan de las identificaciones ideológicas de los respectivos electorados, en el eje Izquierda / Derecha y, en el marco de la nueva etapa política, pueden dar pistas sobre su comportamiento electoral.

En el adjunto gráfico expongo la distribución, en tres bloques, según la autoubicación ideológica de todos los electorados, incluido los nacionalistas y regionalistas cuyas mayorías se define de izquierdas (incluso una parte del voto al PNV y a JxCAT). Aunque la escala es de 1 (Izquierda) a 10 (Derecha) y el punto medio puro es el 5,5, dada la ambivalencia y la amplitud del electorado que opta por el 5 he desgajado ese segmento del típico centro izquierda para situarlo solo como centro ideológico: llega al 24% y sobre el hay una fuerte pugna entre ambos bloques políticos. La autoubicación de izquierdas llega al 40,6% (segmentos 1 a 4), y la opción de derechas es preferida por el 25,5% (segmentos 6 a 10). También hay que resaltar el significativo 9,9% de No sabe / No contesta, aunque la otra cara de la moneda es que la gran mayoría del 90% expresa un posicionamiento definido en este eje ideológico de Izquierda / Derecha.

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Fuente: CIS. Barómetro de julio de 2021 y elaboración propia.

Como se ve en el siguiente gráfico sobre la distribución de la población en cada segmento según su identificación ideológica, el volumen de cada uno de ellos es desigual. Por tanto, tiene interés comprobar el distinto tamaño de cada segmento ideológico, con la especial particularidad del comentado cinco, que supone la cuarta parte: es elegido por el centrismo ideológico, aunque un sector vota formaciones de izquierdas y otro de derechas, ambas con reclamos de centroizquierda y centroderecha y habiendo fracasado la imagen centrista de Ciudadanos.

En ese ámbito es donde se da abiertamente la confrontación para sumar mayorías electorales y es decisivo en dos sentidos: representativo, para conseguir la delegación de su voto y apoyo político, y de influencia (clientelar, estructural o discursiva), para modificar las ideas y posiciones políticas de esa base social para adecuarlas a su ideario. Es mucho más decisivo para las derechas, que parten de un refrendo menor (de quince puntos) respecto de las izquierdas, y deben ampliar su electorado en ese segmento por la doble vía contradictoria: hacerse pasar por centro derecha, es decir, por cierta moderación, o bien apostar por la polarización reaccionaria (trumpista) afín de transformar ese segmento en un mayor posicionamiento hacia la derecha mientras VOX intenta radicalizar el resto, la otra cuarta parte, hacia la ultraderecha.

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Fuente: CIS. Barómetro de julio de 2021 y elaboración propia.

Es el dilema del PP, particularmente de su dirección estatal, que bajo la presión de VOX, claramente favorable a la segunda opción autoritaria y ultraderechista, sigue la senda de la tensión política que parcialmente le ha dado resultados en el Madrid de la presidenta Ayuso, facilitado el 4M por la estrategia centrista y perdedora del olvidado candidato socialista Gabilondo y su aparato asesor, pero que es dudoso que se generalice su éxito en el conjunto del Estado.

Los electorados de izquierdas: lo común y lo complementario

Por último, en el gráfico sobre la autoubicación ideológica de los electorados de las tres fuerzas progresistas, detallo su distribución por cada uno de los segmentos de 1 (Izquierda) a 10 (Derecha). Varios rasgos hay que destacar.

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Fuente: CIS. Barómetro de julio de 2021 y elaboración propia.

Primero, las tres formaciones representan a un electorado muy mayoritario de izquierdas. Al PSOE le apoyan una media del 7% de los segmentos ideológicos de derechas, y a las dos fuerzas del cambio, apenas unas décimas. En el segmento de centro no llegan a sumar la cuarta parte, con una proporción significativa del PSOE y muy poca de las otras dos.

No obstante, hay que recordar que aun con esta escasa representatividad en este segmento de centro y dada la amplitud del electorado ideológicamente de izquierdas, el CIS daba una ventaja electoral cómoda a la suma de las tres fuerzas frente a las derechas. En ese sentido, ambas fuerzas del cambio, UP/ECP y MP/Comprom., representan casi en exclusiva a electorados definidos de izquierda, es decir, tienen bases sociales comunes y no son transversales desde el punto de vista ideológico de este eje.

Segundo, comparando el PSOE con la suma de ambas fuerzas del cambio, la representatividad socialista adquiere mucha ventaja en el segmento 4 (izquierda moderada) con una relación de tres a uno (45,6% / 12,5%) y, al contrario, en el segmento 2 (izquierda transformadora) las fuerzas del cambio (40,1%) sobrepasan ampliamente la representatividad socialista (32,6%), con una proporción intermedia en el segmento 3 (izquierda transformadora). Lo curioso, que ya se notaba en el estudio de las elecciones de 2019, es que entre la gente identificada como de izquierda radical (segmento 1), casi el 10% del total, la mayoría se inclina por el PSOE (36,5% / 29,5%). O sea, contra lo que pareciera por la imagen partidista respectiva, el Partido Socialista (el sanchismo) ha conseguido una fuerte representatividad en ese segmento, disputándole la mayoría de este a ambas fuerzas del cambio. Significa que esos distintos segmentos pueden convivir bajo el mismo paraguas partidista y que aparte de esta dimensión ideológica hay otras variables que explican el voto.

Dicho de otra forma, la disputa política entre los espacios del cambio y el socialista por conseguir su prevalencia se produce en los cuatro segmentos de las izquierdas, con mayor desventaja relativa para los primeros en el segmento 1 (izquierda radical) y el segmento 4 (izquierda moderada) y menor en los segmentos 2 y 3 (izquierda transformadora), y considerando que en el segmento 5 (centro) puede haber algunos reajustes, aunque se supone que la competencia se debería establecer entre todas ellos respecto de las derechas. Todo ello contando con la variable de la abstención, más amplia entre los sectores de izquierdas y, por tanto, del estímulo para su participación.

No hay que olvidar que en las recientes elecciones autonómicas de la Comunidad de Madrid, el PP de Ayuso, aparte del electorado de Cs, creció desde la abstención centrista, particularmente de jóvenes acomodados, y que el electorado socialista se redujo, sobre todo, en dirección a la abstención y a ambas fuerzas del cambio que incrementaron sus porcentajes con una superación nítida (24,2%) respecto de los del PSOE (16,9%).

Tercero, la relación entre los electorados de UP/ECP y MP-Comprom. muestra el rasgo común de su pertenencia a las izquierdas, más del 90% de sus respectivos electorados se definen así, complementado con un fuerte progresismo feminista y ecologista. Eso permite una alta compatibilidad ideológica de las bases sociales de ambas formaciones para conforman un espacio unitario, aunque haya un pequeño sesgo representativo: muy igualado entre la izquierda moderada, diferencia significativa en la izquierda transformadora y muy relevante en la izquierda radical.

Como decía antes, a pesar de cierto crecimiento de MP/Comprom. y relativo debilitamiento de UP/ECP, las diferencias de uno a tres son sustanciales, se mantienen y su traducción a escaños (según KEY DATA) sería de 6 a 21, con perjuicio para ambos yendo separados, y con la reducción institucional de los primeros, prácticamente, al ámbito de dos territorios, Madrid y País Valenciano. Esa división de candidaturas les penalizaría para las elecciones generales que es donde hay una mayor constricción para traducir los votos en escaños por la ley electoral, al menos en 46 provincias.

Por tanto, el reto que tienen ambos es cómo ensanchar el conjunto del espacio del cambio, diferenciado del Partido Socialista, al mismo tiempo que dar pasos en su colaboración para presentar una alternativa creíble y unitaria, particularmente, para las elecciones generales de 2023. A estos dos rasgos, compatibilidad y complementariedad de sus respectivas bases electorales y eficacia en su traducción parlamentaria, se añaden las dificultades y los beneficios de remontar las tensiones pasadas y articular sus respectivos perfiles políticos y legítimos intereses partidistas desde el respeto a la pluralidad, liderazgos compartidos y formas de entendimiento democráticas y cooperativas. Pero sobre ello habrá que volver con detenimiento.

Antonio Antón
Profesor de Sociología de la Universidad Autónoma de Madrid

Electorados y su perfil ideológico