jueves. 28.03.2024
Guerrilleros
XIV Cuerpo de Ejército Guerrillero
Enrique Vega | Como ya se señaló en un artículo anterior de este mismo blog (de fecha 27 de noviembre de 2020), al finalizar en 1939 la Guerra Civil española, las partidas guerrilleras progubernamentales, que se habían ido constituyendo en la retaguardia enemiga a lo largo de la guerra, continuaron combatiendo al régimen fascista impuesto tras la victoria militar, encabezado por su máxima autoridad, el general Franco, elevado a la pomposa categoría de generalísimo, a pesar de la derrota en los frentes de las fuerzas gubernamentales y de la ocupación por las sublevadas de todo el país

Partidas que se habían ido formando por los que tuvieron que “echarse al monte” (“los de la sierra”) para evitar ser detenidos y encarcelados o ejecutados por sus ideas o por sus actividades en pro de la legalidad republicana y por los destacamentos infiltrados del XIV Cuerpo de Ejército Guerrillero gubernamental.


Marinos leales: Teniente de Navío Luis Sánchez Pinzón


Su principal impulsor fue el Partido Comunista (PCE), el único que tras finalizar la guerra siguió creyendo en la posibilidad de mantener la lucha armada como medio de mantener viva la llama que permitiera “reconquistar” algún día el suelo patrio.

Mientras republicanos y socialistas se abandonaban a la esperanza, fallida a la hora de la verdad, de que la España franquista se uniría a las potencias del eje en la que ya parecía inminente guerra ente ellas y las llamadas “democracias occidentales”, con lo cual estas les apoyarían en su lucha por la “reconquista”. Y a la posterior esperanza, también fallida a la hora de la verdad, de que, derrotadas las potencias fascistas, estas mismas democracias, ya vencedoras, continuarían la limpieza fascista de Europa interviniendo en España.

Y mientras las organizaciones de carácter anarquista seguían apostando por el “levantamiento popular revolucionario” como única vía aceptable de redención para acabar con el Estado y sus instrumentos de opresión, las fuerzas militares entre ellos.


Daniel Pazó Vila: un republicano nunca vencido


Pero que fueran de inspiración comunista la mayoría de las agrupaciones guerrilleras no significa que lo fueran todas y mucho menos que lo fueran todos sus miembros. Entre otras cosas, porque la resistencia guerrillera estaba en una buena proporción alimentada por lo que podríamos llamar “locales”, que por miedo a la represión (“huidos” y “escondidos”) se unían al contingente más cercano a su lugar de residencia (y vida, dado el mayoritariamente carácter rural de los componentes de estas partidas guerrilleras). Y, además, porque haberlas las hubo también de otras tendencias.

58713b63a2dc1Una de ellas, por ejemplo, fue la Agrupación Fermín Galán, dirigida por el conocido como Comandante Abril, Bernabé López Calle, de orientación anarquista, al que me gustaría referirme hoy, dado que parte de su zona de acción incluía el Campo de Gibraltar.   

Bernabé López Calle, nace en Montejaque (Málaga) en 1899. Al cumplir los 21 años es llamado al servicio militar, parte del cual cumple en la Guerra de Marruecos, donde es ascendido a cabo, licenciándose con la graduación de sargento de Artillería en la reserva en 1924. Ya casado y con hijos, ingresa en la Guardia Civil, siendo destinado sucesivamente a Barcelona, Sevilla y finalmente a Antequera (Málaga), donde le sorprende la sublevación militar de julio de 1936.

Fiel al orden legalmente constituido, permanece en su puesto colaborando con el Ayuntamiento de Antequera como enlace de este con las fuerzas militares leales al Gobierno de la República que se están organizando en el área. Ocupada la provincia de Málaga por los sublevados a principios de 1937, Bernabé se incorpora al Ejército Popular de la República y a la CNT, siendo asignado al frente de Teruel, cercano al cual asienta a su familia en la provincia de Cuenca. Frente en el que ascenderá a comandante y llegará a mandar la 61.ª Brigada Mixta.

En junio de 1938 es trasladado al frente de Madrid, a la zona de Guadalajara, al mando del 17.ª Batallón de Ametralladoras de la 70.ª Brigada Mixta, de mayoría anarquista y encuadrada en la 14.ª División de Cipriano Mera. A lo largo de la contienda, ejercerá sucesivamente el mando de la 98.ª, de la 136.ª y de la propia 70.ª Brigadas Mixtas, esta última como consecuencia del golpe de Estado del coronel Casado en las postrimerías de la guerra, al que su jefe inmediato, Cipriano Vera, apoya. Pero, como es bien conocido, los intentos de una rendición pactada de Madrid fracasan y el comandante López Calle se ve obligado a disolver 70.ª Brigada Mixta y abandonar Madrid, regresando a Honrubia (Cuenca), donde todavía reside su familia.


Una gota de tu sangre. Teniente de Navío Luis Sánchez Pinzón


Detenido, enjuiciado y encarcelado, es expulsado de la Guardia Civil, regresando a su tierra natal Montejaque (Málaga), donde la denuncia falsa de un falangista fuerza que se curse una nueva orden de busca y captura contra él. Ante lo cual, huye al monte y se incorpora con su hijo, Miguel López García Dario “a los de la sierra”, en este caso la Serranía de Ronda, donde pronto, bajo el nombre de guerra de Comandante Abril, destacará por sus conocimientos militares, dotes de mando y firmeza ideológica. Alrededor de él y bajo su mando se organizará la Agrupación Fermín Galán, en homenaje al capitán gaditano de orientación anarquista Fermín Galán Rodríguez, laureado de San Fernando, que encabezó la fallida sublevación republicana de su Regimiento, el Galicia n.º 19, y de otras unidades del área de Jaca, el 12 de diciembre de 1930 y que, constatado el fracaso de su intento, se entrega a las autoridades, siendo enjuiciado en Consejo de Guerra sumarísimo y fusilado dos días más tarde, el 14 de diciembre de 1930.

Demostrando su alto sentido de la responsabilidad en la prosecución de los fines reales por los que los hombres y mujeres bajo su mando están jugándose la vida en la sierra y dando ejemplo de superación sobre el terreno de los enfrentamientos que protagonizaban las cúpulas de los partidos y organizaciones políticas en el exilio, en agosto de 1945, cuando se está acabando la Segunda Guerra Mundial, el Comandante Abril y Manolo el Rubio (Pablo Pérez Hidalgo), jefe de la guerrilla comunista que opera en la misma zona de la Agrupación Fermín Galán: la Serranía de Ronda y el este gaditano, se alían para apoyarse mutuamente en la altisonante Junta Nacional de Guerrilleros Antifascistas del Sector Sur, uno de los pocos intentos de coordinar a los guerrilleros de diferentes ideologías que se dieron durante esta época de resistencia. Una Junta, en la que, en teoría, el Comandante Abril es el jefe militar y Manolo el Rubio el jefe de Estado Mayor de la guerrilla gaditano-malagueña, repartiéndose asimismo el territorio: el oriente gaditano para el primero y el occidente malagueño para el segundo, colaborando los unos con los otros cada vez que las circunstancias lo exijan.

El Comandante Abril fue uno de esos pocos guerrilleros que llegaron a convertirse en mitos de la resistencia armada del tipo del tipo del Foucellas en Galicia, el Quico en Cataluña o el Caraquemá en la serranía de Córdoba. La historiografía de la guerrilla suele referirse a él como un jefe con un gran carisma personal entre “los de la sierra”, que se relacionaba con la población, sus paisanos después de todo, con un gran respeto. Respeto que hacía extensivo a sus adversarios, fundamentalmente la Guardia Civil, a la que había pertenecido: de hecho, no existe constancia que participara en la muerte directa de nadie.

En lo que sí destacaría la Agrupación Fermín Galán es en lograr secuestros exitosos y rentables como medio de financiación. De los tres que realizan en el área de Alcalá de los Gazules, en uno llegaron a conseguir la enorme cantidad de 190.000 pesetas, una cantidad realmente considerable para la época, posiblemente el más alto rescate conocido de toda la actividad guerrillera antirégimen.

Pero el tiempo de la guerrilla se está acabando. El control del país por el régimen es cada vez más sólido y las potencias occidentales confirman lo que cualquier testigo atento podía haber intuido: el enemigo ahora es el comunismo, no el fascismo, de modo que todo lo que hace falta es maquillar un poco al régimen del general Franco para que resulte asumible si se mira convenientemente para otro lado. Y así, aunque la Agrupación Fermín Galán consigue organizar una amplia red de colaboradores anarquistas en la zona de Jerez de la Frontera con el apoyo de la CNT de Sevilla, las caídas masivas de enlaces en abril de 1947, en la que se hizo una amplia utilización de la conocida como “ley de fugas”, les obliga a concentrarse en la Serranía de Ronda. Donde, cada vez más cercados y acosados, muchos guerrilleros caen y otros tantos desertan entregándose a las autoridades y colaborando con ellas a cambio de que se olvidará su pasado y su pase por la sierra. Otros lograron pasar a Marruecos, Tánger y Casablanca principalmente, aprovechando en muchos casos las características de la zona del Campo de Gibraltar, tradicional de contrabando.

Porque la guerrilla antirégimen, como tantas otras, fue en última instancia traicionada por la debilidad humana incapaz de resistir la dureza de la vida partisana y la presión física directa de las fuerzas que los persiguen y psicológica sobre familiares, amigos, conocidos y colaboradores.

El Comandante Abril encontró la muerte el 30 de diciembre d 1949, abatido por la Guardia Civil, junto a uno de sus mejores subordinados Juan Ruiz Huércano, Capitán, en un cortijo de las inmediaciones de Medina Sidonia. Un enlace, Francisco Fernández Cornejo, Largo Mayo, que había tenido un enfrentamiento con Capitán a raíz de un secuestro, ofrece a la Guardia Civil información a cambio de indulto y la guía hasta el campamento guerrillero donde se encuentran el Comandante Abril y Capitán con otros cuatro compañeros descansando. Al amanecer el campamento es rodeado y atacado. Solo consiguen huir y salvarse Dario, el hijo del Comandante Abril, y el conocido como Potaje. El Comándate Abril será enterrado en la propia Media Sidonia.

La Agrupación Fermín Galán, que queda bajo el mando de Manolo el Rubio, encontrará su fin, el 18 de diciembre de 1950 en el episodio que ha pasado a la historia con el nombre de “la matanza de Algatocín (Málaga)”. Para estas fechas, el Partido Comunista ya ha dado la orden de finalizar la lucha armada e intentar evadirse pasando a Francia o a Marruecos. Organizándose para dicha última aventura, la Agrupación (si es que, a estas alturas, todavía se le podía denominar así) acampa en las cercanías de esta localidad malagueña, donde negocian con los dueños de un cortijo para que les proporcione comida, ignorando de que el mismo es un lugar donde los guardias civiles suelen también cenar cuando están de patrulleo. Avisados estos, montan la emboscada. Ocultándose convenientemente en algunos puntos del cortijo, harán una auténtica masacre cuando aparecen los confiados guerrilleros. Todos mueren en el acto.

Pero la historia tiene sus ironías. Según consta en el registro Civil, entre los muertos estaba el jefe de la partida, Pablo Pérez Hidalgo Manolo el Rubio, pero en realidad no había muerto. Ese día, encontrándose indispuesto, no acompaña a sus hombres al cortijo. Quien sí lo hace es un guerrillero que se acababa de incorporar a la partida, Antonio Rincón González, Rincón Perejil, y por lo tanto desconocido para los dueños del cortijo y para los servicios de información de la Guardia Civil. Llamado el padre de Pablo Pérez Hidalgo para que identifique el cadáver, de da cuenta enseguida del error y decide arriesgarse y aceptar que el cadáver de Antonio Rincón González es el de su hijo, salvándole así la vida y su futuro como dirigente emboscado del Partido Comunista.


Enrique Vega Fernández | Coronel de Infantería (retirado), Asociación por la Memoria Militar Democrática

Guerrilleros en el Campo de Gibraltar II