sábado. 27.04.2024
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En estos días se anuncia el retorno, que naturalmente niega el interesado, de aquel turbio personaje conocido por “Butanito”. Lo de Ferreras, en su día y hora, y salvando las distancias, no es nuevo. Es puro continuismo en las políticas que se preparan e implementan contando con los” plumillas” famosillos del momento. Es lo mismo. Cada cual en su momento y circunstancia.

Don José María García fue aquel señor que, sin respeto alguno a la jornada de reflexión, ni de la de votación,  contribuyó a cargarse el referéndum sobre la OTAN manifestándose a favor y haciendo campaña por la permanencia de España desde la SER y en horas de máxima audiencia. No se sabe por qué (¿?), pero, a última hora, salió al rescate de un Felipón, que no debía vérselas muy claras para tener que echar mano de un periodista dedicado a eso del fútbol. Precisamente de él, además. Hijo putativo de uno de los peores fascistas de este país, Don Emilio Romero. A la sopa boba de los Sindicatos franquistas. Toda la vida.

 Teóricamente, García se dedicaba al periodismo deportivo, como otros se dedican al periodismo político, pero lo relevante no es de qué saben o entienden, sino en qué medida su capacidad de influencia es susceptible de ser utilizada para un roto o un descosido. En realidad, para “amasar” en beneficio propio y para participar en lo que “amasaban” los demás. Lo que se dice, un “socio”.

“Butanito” era un personaje relevante. No en vano, en este país un alto porcentaje de varones se metía en la cama con sus esposas, la radio y el inevitable Sr. García. No se ha estudiado la incidencia y la culpa de este señor en la caída de la natalidad, en el incremento de los divorcios y el aumento del aburrimiento exasperante de las mujeres de este país. Tampoco en las ojeras de los oyentes o en la productividad de los trabajadores al día después. Tampoco hay datos sobre el incremento de la estultez de los españoles, que se acaba de comprobar científicamente. Y a un día después, seguía otro y otro... Encadenados como longaniza.

Pero no solo, José María García no era trigo limpio hasta el punto de ser condenado con reiteración por traspasar los límites del Código Penal. Pero, además, fue un sujeto nocivo incluso para el bendito “furbo”, que tan generosamente le daba de comer. Él le mordió la mano. Hablamos de la obsesiva y persistente campaña que inició y ejecutó en favor de las Sociedades Anónimas Deportivas, que eran todo bondad, y en contra de los Clubs de base asociativa, dónde todas las tropelías eran posibles. Cómo si no supiéramos cuál es el funcionamiento ordinario de las tan “garantistas” sociedades de capital. Evidentemente no se trataba de eso. Toda SAD es susceptible de entrar en concurso, ser liquidada y quebrar con la misma probabilidad que un Club. Incluso más. Tantas bondades tenía la nueva definición, que todos los grandes Clubs, los de verdad grandes (Real Madrid, Barcelona FC y Athletic), y pudieron, más el Osasuna, siguieron siendo propiedad de sus aficionados.

De ellos, solo el Atlético de Madrid, se transformó en SAD. Claro que esto ya venía siendo trabajado cuidadosamente por Gil y Gil, un amigo incomprensible y relativamente bien tratado por García, que acabó quedándose con la mayoría de las acciones a un precio que os daría la risa si lo dijéramos. Pero está publicado. Sus aficionados, los “indios”, sin embargo, ahora muestran más preocupación por si viene Cristiano, que por la operación de venta con la que les arrebataron el Club hace años y por la nueva operación que ya  preparan Gil Marín-Cerezo, una vez aprobada esa operación inmobiliaria con el apoyo de Gran Jefe Martínez Almeida. Operación inmobiliaria- revalorización patrimonial-venta.  No en vano los Gil Marín se dedican a eso. Por cierto, Slim anda en las mismas, de darle el “pase” al Valencia Club de Fútbol SAD, una vez aumente su patrimonio con la cesión de suelo público. Lo de siempre, socialización de las pérdidas y privatización de ls ganancias.

Ya no hay sitio para García en el actual panorama periodístico español. Es un estilo el suyo, faltón y desvergonzado, supuestamente moralizador y por encima del bien y mal de no ser porque cada noche chapoteaba en el fango de su particular pocilga. Amenazando, insultando, difamando y gestionando el beneficio de sus “amigos” a cambio de la correspondiente participación en la tarta.

Ya no hay sitio, porque todo el daño que podía hacer ya lo hizo. La conversión de los Clubes deportivos en Sociedades de Capital y la sustitución de una cultura asociativa o colectivista por una cultura capitalista en que todo se compra y se vende.  ¡Esto es el rastro, señores!  Con modales a veces propios de etapas esclavistas o de una Feria de ganado. El peor de los capitalismos.

El próximo gran pelotazo de nuestro fútbol será la expropiación a los socios del Barcelona de la titularidad del club y su conversión en una SAD

Cójanse Uds. el Marca., el As, el Mundo Deportivo…, cualquier día, y llegarán a la conclusión de que no es posible que estemos en el siglo XXI. Oirán Uds. un lenguaje soez, zafio, impropio de cualquier moralidad y respeto. Obsceno, casi pornográfico.  Que carece de cualquier justificación. Aunque los sueldos de los profesionales del deporte, al menos de alguno, sean elevados o muy elevados, hay unos límites que son intraspasables. Leerán que se compran y se venden jugadores, como si fueran gorrinos. Que se traspasan, como si fueran, que lo son, una propiedad de cualquier naturaleza. Que se los prestan y ceden, como las vecinas el perejil. Leerán que los Clubes o las SAD incumplen los contratos con sus trabajadores, que es lo que son, no les pagan o les obligan a rebajarse sus salarios. Leerán que les amenazan, si se niegan en ejercicio de su libertad constitucional, a renovar sus contratos o a ir a Clubes a los que no quieren ir, o a entrar en operaciones complejas de trueque/venta que les acaban situando en Pernambuco. Operaciones en las que funcionan como contrapartida, como instrumento de pago. Leerán que, si no tragan todos los sapos que se les ocurren a los mentecatos de los dirigentes deportivos, les sientan en las gradas, les impiden el acceso al gimnasio, a las convocatorias, se les dice que no van a jugar, que no se les va a dar ocupación efectiva (que no solo es un deber sino también un derecho de cualquier trabajador). O se les hace jugar en posiciones en las que se depreciará su valor de mercado, como a De Jong.

El insulto con publicidad, ahí tienen al Mourinho de VIgo,  frecuentemente, forma parte de esta dialéctica entre las SAD y sus trabajadores. Y no se olviden de esas extrañas cláusulas, instrumento para negar la libertad a la movilidad en el trabajo, en que a un chico de 18 años se le contrata por un periodo de cinco o diez años con una cláusula de hasta mil millones (¡de euros!) que ha de pagar quien quiera llevárselos o el propio trabajador si quiere irse. Todo eso tiene que ver mucho con las “avanzadas” ideas sociales de José María García y Don Emilio Romero. Cosas que la Fiscalía debería perseguir de oficio y un Juzgado de lo Social desmontaría en un pis-pas. Solo falta un nuevo Bossman para dinamitar el edificio.

Ahora dice que no vuelve, pero que le gustaría. Prepárense. Y pronto sabremos para qué quiere volver, qué beneficios busca, quién le ha ofrecido pastorear a la afición futbolística. Tiene que ser algo con mucho dinero de por medio.

Si me lo permiten, les adelanto una sospecha. El próximo gran pelotazo de nuestro fútbol será la expropiación a los socios del Barcelona de la titularidad del club y su conversión en una SAD cuyas acciones acabarán, desembolsadas o compradas, en manos de vaya Ud. a saber qué oligarca ruso o jeque emiratí. Ya trabaja denodadamente la Directiva del FC Barcelona en crear una situación de iliquidez imposible de resolver contratando “todo lo que se menea”, a precios y con salarios increíbles. Ya suma a la importantísima deuda (más de 1.400 millones), la venta de lo mejor de su patrimonio con la consiguiente minoración de ingresos en los próximos veinticinco años.

Ya prepara incluso la correspondiente operación inmobiliaria, que no podía faltar. Ya engañan a los socios, haciéndoles creer en éxitos para pasado mañana, para que no se les ocurra pensar un poquito más allá. Ya van contentos con su reciente y justa victoria sobre el Real Madrid CF. Convendría recordarles cómo la Volkswagen, pese a su inmenso valor y patrimonio, incomparablemente superior al del Barcelona FC, estuvo a punto de cerrar sus puertas por falta de liquidez. Ahí está el negocio. En la diferencia entre el patrimonio y el valor de las acciones cuando se emitan a un valor próximo a cero. Los mismos que hoy financian la aventura, saben que la operación es temeraria pero que ellos no perderán, en ningún caso, su inversión. Que acabarán quedándose con el Barça o decidiendo quién se lo queda. Que la venta, oculta, ya está teniendo lugar. El “robo” se está consumando.

No me parece posible que el Consejo Superior de Deportes, la Federación Española de Fútbol, La Liga, la AFE… no hayan pensado, siquiera por un momento, que esta pueda ser la jugada. No que no salgan en defensa de los socios. Y para ejecutarla van a hacer falta directivos, como Laporta, que no sabemos si son Antoñita la Fantástica o el enésimo golfo que brota como los hombres en medio del bancal, en “Amanece que no es poco”; inversores tras el chollo; socios estúpidos; funcionarios ciegos, miopes o que vean estupendamente, pero hagan la vista gorda... Y hay sitio hasta para un mercachifle vendedor ambulante de crecepelos jubilado que resucite para convencer a los socios del Barça de que esto era lo mejor que se podía hacer… Total ¡ya el 12 de Marzo de 1986 convenció a la mayoría de los españoles que la permanencia en la OTAN era lo mejor que nos podía acontecer!

El Barça, el ‘furbo’, la economía y los trabajadores