jueves. 28.03.2024
mostoles

Este centro privado es propiedad de una multinacional por Fresenius Helios, una de las mayores multinacionales europeas de provisión sanitaria, y que presta asistencia sanitaria, pagada con fondos públicos en 4 centros sanitarios que cubren al 12,47% de la población madrileña

Evidentemente estamos ante un nuevo episodio de una estrategia que ha sido la guía del PP madrileño desde los gobiernos de Esperanza Aguirre y que hace unos años Forgés recogió en una de sus viñetas, en la que un señor le dice a otro “Hay que destrozar todo lo público para demostrar que no funciona” y el otro le contesta “pero que buenas ideas tienes Esperancita”. Pues eso la privatización sanitaria se sustenta en gran parte en el deterioro intencionado de los hospitales públicos.

Se trata de un nuevo intento de potenciar al sector privado a costa del deterioro del sistema sanitario público que rememora al “Plan de Sostenibilidad” que intentaron implantar el tándem González – Lamela (recuérdese que en ese momentos se pretendía convertir el hospital de La Princesa en un centro de media y larga estancia para favorecer los nuevos centros privados de la Comunidad de Madrid).

La política de dejar en manos del sector privado la asistencia sanitaria de los casos rentables, dejando al sector publico la asistencia sanitaria de los enfermos más complejos y con mayores costes es un continuo en la actuación de la política sanitaria del PP. En concreto el hospital público de Móstoles ha tenido una sistemática postergación para favorecer el centro privado  construido mediante una concesión administrativa a pesar de que su coste/cama/día es un 14,95% superior a los hospitales de gestión pública.

Así entre 2012 y 2015 (según las Memorias oficiales del SERMAS) el hospital público de Móstoles ha visto reducidas su número de camas (pasando de 411 a 349), a la vez el centro privado de Móstoles sufragado con recursos públicos mediante una concesión administrativa las ha incrementado ligeramente (10 camas más) y se le ha asignado un número de tarjetas significativamente superior a la del hospital público, ( 171.632 frente a 156.866 para el hospital público), situación que aún se empeora más mediante la derivación de enfermos desde el centro de llamadas (según los últimos datos publicados el centro privado recibió 16.293 citas más de las que les correspondían mientras el centro público tuvo 8.890 citas menos). Congruentemente también que el hospital público de Móstoles ha tenido sistemáticas disminuciones presupuestarias, que continúan (el 6,95% menos en 2016 respecto al año anterior en el último presupuesto aprobado en la Comunidad de Madrid).

Conviene recordar que este centro privado es propiedad de una multinacional por Fresenius Helios, una de las mayores multinacionales europeas de provisión sanitaria, y que presta asistencia sanitaria, pagada con fondos públicos en 4 centros sanitarios que cubren al 12,47% de la población madrileña.

La Comunidad de Madrid en respuesta a las críticas que se han realizado a estas intenciones de deteriorar el hospital público de Móstoles ha respondido con 2 argumentos, los dos inconsistentes, que no se cambiaba la cartera de servicios y que Madrid necesitaba camas de media y larga estancia. Respecto al primero hay que señalar que si se reconvierten 130 camas en media y larga estancia el hospital se verá obligado a remitir una parte importante de los enfermos agudos a otro centro (casi con toda certeza al centro privado de la misma localidad), con lo que “la cartera será la misma” en teoría, porque los enfermos no podrán ser atendidos en el centro o se incrementara de manera notable la lista de espera.

El segundo es todavía más llamativo. En 2012 había 590 camas de media estancia en Madrid, que habían pasado a ser 574 en 2015, lo que resulta inconsistente con la necesidad de las mismas, que por supuesto existe, pero es más, las 15.351 camas  financiadas públicamente de la región (que incluyen los centros privados y semiprivados) se habían convertido en 15.035 en 2015 (es decir 496 camas menos), pero además en 2015 había un hospital más que en 2012 (el de Villalba con 164 camas), de manera que como los centros privados no disminuyeron camas sino que las aumentaron en este periodo, la perdida de camas en hospitales públicos fue de 650 camas. Si se necesitan camas de media estancia ¿no deberían utilizarse precisamente estas 650 camas que el SERMAS ha cerrado en los últimos 5 años? ¿y porque no abrir un centro de media y larga estancia en el antiguo hospital de Puerta de Hierro, instalaciones hoy cerradas y no utilizadas a la espera que se caigan por desuso?, y llegando aún más lejos ¿es que los centros privados financiados con fondos públicos no pueden destinar una parte de sus camas a la media y larga estancia?.

Parece obvio que estamos ante una maniobra descarada para favorecer el centro privado de Móstoles a costa de un mayor deterioro del hospital público. Esta situación es totalmente inaceptable, hay que rechazarla, y debe exigirse la utilización de los centros de gestión pública al 100%, por motivos sanitarios y de eficiencia económica. Todos tenemos la responsabilidad  de parar este atropello cuya paralización depende de que los trabajadores de la Sanidad y  la ciudadanía seamos capaces de  movilizarnos activamente para evitarlo, porque Madrid necesita camas de media y larga estancia pero deteriorar el hospital público de Móstoles no es la alternativa para conseguirlas.

La privatización silenciosa de la Sanidad