sábado. 20.04.2024

nuevatribuna.es | 01.02.2011

Al ritmo actual, los grandes simios, nuestros parientes genéticos más próximos, con los que compartimos tronco evolutivo, serán pronto objeto de estudio en parques científicos y zoológicos, y en un futuro más o menos cercano, pasarán a la lista de especies que habitaron la Tierra y fueron eliminadas por el hombre.

Por eso, la publicación de la secuencia del genoma del orangután, publicado por un grupo de investigadores europeos y norteamericanos, tiene un gran interés, no solamente científico, sino también desde el punto de vista de quienes luchan por su conservación y recuperación.

Es lo que afirma Devin Locke investigador del Centro del Genoma en la Universidad Washington en S. Louis (Missouri) y que ha dirigido el estudio del genoma. “Hemos desarrollado un recurso que podría permitir a los conservacionistas priorizar las poblaciones a preservar en base a su diversidad genética”. Y ha añadido: “Los programas de cría en cautividad, también podrían ser inducidos por la genética, encaminados a mantener la máxima diversidad”.

Este estudio se ha realizado sobre una hembra, Susie, que vive en cautividad y sobre al menos diez ejemplares en libertad.

No obstante, no está claro si los datos obtenidos servirán para ayudar a la supervivencia de los grupos que aún viven en estado natural en las selvas de Sumatra y Borneo, que están siendo destruidas para extender los cultivos de palma para aceite, por la explotación forestal insostenible y la minería.

Por eso Andrew Balmford, científico de la universidad de Cambridge (Reino Unido), especializado en conservación de estas especies ha indicado: “Salvar a los orangutanes es más una cuestión del comercio o de la política, que de la genética”. “La tasa de disminución es tan grave, que sólo tenemos otros 20 o 30 años antes de que el juego haya acabado”.

En el análisis del ADN de los diez grandes simios salvajes, cinco de Borneo y cinco de Sumatra, el equipo encontró que la diversidad genética fue menor en los de Borneo (Pongo pygmaeus) que en sus parientes de Sumatra (Pongo abelii). Debido a que Borneo es el hogar de seis o siete veces el mayor número de orangutanes que Sumatra, lo que puede parecer contradictorio. Pero William Amos, genetista evolutivo de la Universidad de Cambridge, dice que no es tan sorprendente. "Nosotros no entendemos completamente la relación entre la diversidad genética y el tamaño de la población".

Amos dice que la diversidad genética no es necesariamente un indicador claro de la viabilidad de las poblaciones de todos modos. "Nadie ha hecho experimentos realmente convincentes para mostrar que la diversidad es importante", explica. "La diversidad alta en realidad puede significar que una especie se enfrenta a un montón de enfermedades y tiene que mantener un muchos diferentes alelos del sistema inmunológico, por lo que podría de hecho ser más vulnerable".

Devin Locke asegura que la cuestión no es presentar los datos, publicados hoy en Nature, como base para la toma de decisiones de gestión de la conservación. "La base de datos que hemos desarrollado puede ser usada para generar una herramienta de perfiles genéticos de individuos y poblaciones", dice. "Son los datos de esos perfiles los que podrían ser útiles en la toma de decisiones de gestión."
Está convencido de la relación entre la variabilidad genética y la viabilidad de la población. "Los estudios han mostrado una correlación estadística entre la pérdida de diversidad genética y un aumento en el riesgo de extinción en otras especies".

Al comparar el ADN de los orangutanes de Borneo y Sumatra, los investigadores estiman que las dos especies divergieron hace unos 400.000 años, más recientemente de lo que se pensaba.

Los investigadores también compararon los datos del orangután con el chimpancé y el ADN humano y se sorprendieron al encontrar que el genoma del orangután ha evolucionado mucho más lentamente que las otras dos especies.

Locke sugiere que esto podría deberse a que el genoma del orangután contiene muchos menos elementos móviles del ADN, que según él puede actuar como "una especie de lubricante", facilitando la reorganización del ADN.

Incluso si los datos genéticos del orangután no pueden ayudar a salvar a los grandes simios, pueden resultar útiles en el fomento de la comprensión de las enfermedades genéticas humanas. Los investigadores identificaron un conjunto de elementos activos en los genes de los orangutanes que están asociados con las vías metabólicas implicadas en enfermedades neurodegenerativas en humanos.

"En los orangutanes también se desarrollan las enfermedades cardiovasculares y la diabetes espontánea, como en los humanos," dice Oliver Ryder, un biólogo del Instituto Zoológico de San Diego (California), quien también trabajó en el estudio. Él dice que el conocimiento del genoma de esta especie podría ayudar en el desarrollo de tratamientos para estas enfermedades.

Pedro Diez Olazábal

El conocimiento del genoma del orangután, clave para conseguir su supervivencia