sábado. 20.04.2024
Luis-Araquistain
Luis Araquistain.

@Montagut5 | El Socialista recogió en febrero de 1925 un artículo publicado en El Sol de Luis Ararquistáin, sobre la corrupción y la democracia. Las ideas fundamentales planteadas por el intelectual socialista serían las siguientes:

-La corrupción era común a todas las formas de gobierno.

-La corrupción era mayor en las formas de gobierno (regímenes políticos) que el escritor denominaba como “irresponsables”, en implícita alusión a aquellos donde los gobernantes no deben rendir cuentas.

-En las democracias el que delinque contra los bienes públicos debía responder de su “felonía”.

-En las democracias era complicado mantener oculto un delito o que permaneciese impune porque en estos regímenes los ciudadanos eran fiscales, y no existirían valedores para encubrirlo.

-Las democracias podrían parecer los regímenes más corruptos, pero, en realidad no lo serían porque los casos de corrupción (“el fango”) terminan saliendo a la superficie para ser conocidos por la opinión pública, y castigados por la justicia.

-Las democracias se purifican, empleando un símil geográfico, ya que serían como ríos de corriente rápida que remueven el légamo del fondo.

-Los pantanos de aguas inmóviles, siguiendo el símil, ofrecen aguas tranquilas, por lo que un análisis no profundo llevaría a pensar que serían más limpios que un río en apariencia turbio, pero los que vivían en la vecindad de un pantano padecían sus miasmas y, por lo tanto, conocían la diferencia. Los pantanos serían esos regímenes irresponsables, las dictaduras.

-La esencia de una democracia es la fiscalización de todos. Es un deber y un derecho a la vez.

-Otra esencia de la democracia es la responsabilidad de sus representantes.

-En una democracia existe una selección de los mejores no sólo en competencia sino también en virtudes públicas.

-La honradez no necesita recompensas externas o públicas, pero siempre la estimula, y fortalece la conciencia de que la opinión pública la fiscaliza y la distingue de otros comportamientos.

-Los impuros son eliminados y los dudosos contenidos ante el temor de ser descubiertos.

-Las democracias con todos sus problemas (“desórdenes morales”) serían un “constante filtro de moralización”.


Como fuente primaria hemos empleado el número 5001 de 16 de febrero de 1925 de El Socialista. Sobre nuestro protagonista es, sumamente interesante el estudio preliminar que Ángeles Barrio Alonso realizó en la edición facsímil de la Polémica de la Guerra de nuestro protagonista, y que la Fundación Francisco Largo Caballero publicó en el año 2008. Por otro lado, podemos consultar el trabajo de Marta Bizcarrondo, Araquistáin y la crisis socialista en la II República, Siglo XXI, Madrid, 1975. Por su parte, es interesante acudir a María Cruz Galindo, «El papel de los intelectuales en la gestación de la II República Española: intelectuales socialistas, trayectoria y actuación para la consecución del triunfo electoral del PSOE en el primer Bienio Republicano». Espacio Tiempo y Forma. Serie V, Historia Contemporánea, Madrid, UNED, 2006, (18), pp. 153-170. Y, por fin, Miguel Ángel, Rodríguez Miguel, «Luis Araquistain ante la crisis de la República de Weimar (1932-1933)», en, Cuadernos de Historia Contemporánea, Madrid. UCM, (18), 1996 67-82.

La democracia ante la corrupción, según Luis Araquistáin