Comaposada afirmaba categóricamente que en ningún lugar del mundo se había hecho una campaña tan intensa y persistente para apartar a los obreros de la acción política como en Cataluña
@Montagut5 | El viejo líder del socialismo catalán, Josep Comaposada, publicó en Justícia Social, semanario socialista editado por la Unió Socialista de Catalunya, en el número 19 (8 de marzo de 1924), es decir, ya en plena Dictadura de Primo de Rivera, un artículo sobre el abstencionismo político en Cataluña, que rescatamos.
Comaposada afirmaba categóricamente que en ningún lugar del mundo se había hecho una campaña tan intensa y persistente para apartar a los obreros de la acción política como en Cataluña. Contra la política se habían dicho cosas monstruosas, sin intentar diferenciar lo que consideraba la política burguesa, propia de los caciques, que se movía por intereses puramente particulares y la política obrera, propia de la lucha de clases, y que se basaba en la pureza y el desinterés.
Esta situación había provocado que el obrero que había querido hacer extensiva la lucha que sostenía contra la burguesía en el taller, la fábrica o el campo, hacia el terreno político había sido considerado como indigno, como el peor de los burgueses.
Comaposada hablaba cómo en los sindicatos, pero también fuera de ellos, se propagaba el abstencionismo político como un factor clave de la lucha revolucionaria, bajo el principio axiomático de que toda la política representaba la “castración” de los hombres, lo más vil y miserable que podía concebirse.
Pero este principio, considerado erróneo por el articulista, había venido muy bien a la burguesía catalana, ya que, de ese modo había podido seguir acaparando todas las instituciones y organizaciones oficiales y no oficiales, y que les eran capitales para mantener sus intereses particulares y de clase. Así pues, Barcelona había sido la única población de su categoría que no había tenido representación obrera ni en las Cortes ni en el Ayuntamiento.
Comaposada explicaba que en muchas ocasiones se había tratado de demostrar la contradicción que suponía luchar contra la burguesía en el ámbito laboral y no en el político, impidiendo que se sacasen leyes beneficiosas para la clase trabajadora.
El artículo se vincula, ciertamente, con el secular conflicto entre el socialismo y al anarcosindicalismo, tan potente en Cataluña. Debemos recordar, además, la posición de Comaposada en este momento de su trayectoria, y que tiene que ver con las ideas vertidas en el texto publicado.
Comaposada participaría en la creación de la Unió Socialista en 1923, siendo elegido vocal de la primera Junta Directiva. Como es sabido, la Unió Socialista nació de una escisión de la Federación Catalana del PSOE, defendiendo aspectos nacionalistas catalanes que no tenían cabida en el Partido Socialista. Por su parte, nuestro protagonista pensaba que en Cataluña era necesario crear un Frente Obrero con la UGT, pero la mayoría del nuevo partido apostó más por la CNT. En realidad, Comaposada nunca quiso romper con el PSOE, formación que, al principio, tampoco manifestó hostilidad ante el nuevo partido. La polémica sindical y en el momento en el que la USC consideró que el socialismo español colaboraba con la Dictadura de Primo de Rivera (recordemos la cuestión de los Comités Paritarios y la UGT), serían las causas, en realidad muy relacionadas, que terminarían por hacer regresar a nuestro protagonista al PSOE.