sábado. 20.04.2024
frente de todos

Prever el desarrollo de una crisis política de gran magnitud resulta difícil hasta para los analistas más experimentados. En Argentina a esto habría que agregar las interminables intrigas palaciegas del gobierno y el oportunismo de una oposición que en los resultados electorales, y aún vencedora, no sumó votos en relación a las elecciones de 2019.

Los números arrojados por las PASO revelan que una gran parte de la población electoral se decidió por la abstención y los votos en blanco. De esta manera, los frentes hegemónicos que polarizan por el intercambio en funciones del Estado, han perdido ambos millones de votos (el Frente de Todos, cinco millones).

En los días posteriores a la histórica derrota del kirchnerismo en la provincia de Buenos Aires, y en todo el país, tuvo lugar una serie de escándalos y reacomodos, con el fin de relanzar el gobierno en mejores condiciones para competir en las elecciones de noviembre, aún en el peor escenario. Luego del cimbronazo, el primer episodio fue la filtración de un audio en el que se escuchaba a la diputada Fernanda Vallejos despotricar contra el presidente Alberto Fernández (ambos integrantes del mismo frente) En el audio, que fue recibido con escepticismo y escándalo a la vez, se puede escuchar a la diputada enunciar lo que la oposición de derecha había marcado desde que Fernández asumió; algo que el kirchnerismo se había esmerado en desmentir: las supuestas diferencias irreconciliables entre la política del presidente y la vice. Otro aspecto que resalta detrás del audio: la urgencia por desligarse del fracaso electoral y concentrar las culpas en un grupo reducido de funcionarios.

El siguiente episodio, que seguramente quedará en la memoria de la ciudadanía, fue la carta escrita por Cristina Fernandez de Kirchner. En ella, la vicepresidente hacía un repaso por la situación socioeconómica, para reconocer un ajuste en marcha, la caída de los salarios, la inflación incontrolable, los desmanejos del gabinete y el descontento generalizado. Todo, sin embargo, con un objetivo similar al del audio filtrado de Vallejos: cargar las responsabilidades en un número reducido de personas y postular su fracción como ajena al repudio electoral.

Como suele suceder, el escrito fue objeto de interminables interpretaciones. Desde el punto de vista económico, la vicepresidente propuso la duplicación del gasto para sobrellevar la situación de las masas; desde el punto de vista político, las conveniencias y peligros de seguir participando como responsable de un gobierno que ha agravado todos los índices, por demás desastrosos, dejados por Juntos por el Cambio, ahora Juntos.

Pero el efecto inmediato fue la remoción de numerosos funcionarios y lo que se consideró por sectores progresistas como un ‘giro a la derecha’. Como Jefe de Gabinete asumió Juan Manzur, ex ministro de salud y ahora ex gobernador de la provincia de Tucumán. El funcionario resulta escandaloso para un amplio sector, debido a sus políticas contra el aborto (en su provincia ni siquiera había respetado el protocolo en caso de violación a menores) y acusaciones recientes por la desaparición de Luis Armando Espinoza, con el posterior encubrimiento de los policías responsables.

Asimismo, otro reemplazo significativo es el de Sabina Frederic por Aníbal Fernández en el área de seguridad nacional, tal vez el funcionario más cuestionado por la izquierda, debido a su responsabilidad y participación activa como ministro en el episodio de La Masacre de Avellaneda, en el que la policía fusiló a dos militantes políticos y reprimió la protesta social con ferocidad, suceso que a su vez, en el año 2002 había desbaratado la legitimidad de Eduardo Duhalde en la presidencia. Asimismo, es recordado por su defensa cerrada de cualquier atropello institucional y sus frases sobre desaparecidos en democracia como Jorge Julio López.

El resultado electoral, por su parte, parece ser irremontable, así lo anticipa el amplio repudio recibido en las urnas; así también lo observa un amplio abanico de analistas de las más diversas tendencias políticas.

En cuanto al frente Juntos, se mantiene a la expectativa. En la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, el senador Martín Lousteau, aprovechando el panorama, presentó un proyecto de flexibilización laboral para eliminar las indemnizaciones por despido y reemplazarlas por un fondo de cese laboral. De esta manera, el fracaso del gobierno ha conseguido relanzar a la oposición liberal, que apenas dos años atrás había dejado una economía en ruinas, una deuda sin precedentes con fondos de inversión y el Fondo Monetario Internacional (FMI), un grave ajuste y miles de despidos.

Otro dato importante lo constituye el crecimiento relativo, también en CABA, de lo que muchos se empeñan en llamar ‘ultra derecha’. El frente Avanza La Libertad obtuvo un significativo caudal de votos (238.552), luego de una campaña de odio, gritos violentos, y trolling en las redes. Es respaldado a su vez por un sector castrense, de justificadores de la última dictadura cívico-militar, que integran la lista de candidatos. Una versión bolsonarista, con rasgos de propaganda al mejor estilo de Steve Bannon y la alt-right. El apoyo recibido provendría de una juventud recientemente ‘politizada’ y aquel sector radical del macrismo desencantado que tras la derrota en 2019, fue en busca de referentes extremistas.

La izquierda, por su parte, mayoritariamente representada por el Frente de Izquierda y de los Trabajadores Unidad (FITU), conquistó en todo el país más de un millón de votos. A pesar de las críticas recibidas por los sectores que no participan del frente, éste se erige como una variante socialdemócrata de tendencia trotskista en medio del desastre, con representación sindical y parlamentaria. Sus propuestas generales consisten en impulsar una campaña contra la reforma laboral y previsional, en defensa de las indemnizaciones, un aumento salarial y de las jubilaciones de emergencia, y finalmente, el rechazo al acuerdo con el FMI.

Todavía está por verse el curso de una crisis que tiene como trasfondo índices preocupantes: el último dato de pobreza publicado por el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (Indec) se refiere al segundo semestre del año pasado, en diciembre de 2020, el 49,6% de la población quedaba encuadrado en situación de pobreza, lo que representa a unas 22,7 millones de personas. El nivel más alto en veinte años.

Responsabilidades cruzadas en una Argentina en conflicto