viernes. 29.03.2024
Dom Phillips bruno pereira

Las autoridades brasileñas confirman el asesinato de Bruno Pereira y Dom Phillips tras la confesión de dos detenidos y el hallazgo de los cuerpos. Informa el diario Público. 


@jgonzalezok | (Río de Janeiro) | La desaparición, el pasado día 5 de junio, del indigenista Bruno Pereira y del periodista británico Dom Phillips, en una región remota del Amazonas -cerca de las fronteras con Perú y Colombia-, ha colocado al gobierno del presidente brasileño Jair Bolsonaro frente a una responsabilidad clara. La política del gobierno brasileño, desmontando los órganos ambientales y los que protegen a los indígenas, propició el aumento considerable de la criminalidad en sus más diversas formas y la aparición de un Estado paralelo.

Bruno Pereira

bruno pereira
Bruno Pereira

Bruno Pereira era uno de los indigenistas más reconocidos de Brasil. En 2019 había sido apartado de sus funciones en la FUNAI (Fundación Nacional del Indio) después de coordinar una operación que expulsó a centenares de garimpeiros -buscadores de oro, ilegales- de la tierra indígena yanomami, en el Estado de Roraima. Era responsable de la coordinación general de indígenas aislados y de reciente contacto.

Pereira decidió abandonar el organismo y empezó a trabajar con Univaja (Unión de Pueblos Indígenas del Valle del Javari), defendiendo a los indios de garimpeiros, narcotraficantes, cazadores ilegales, invasores de tierras y madereros, todas actividades ilegales y depredatorias, integrando una verdadera convergencia criminal. Entre otras cosas, el indigenista instruía a los pobladores en el uso de mapas y el manejo de drones para fiscalizar las actividades ilegales en la zona. Esto le valió numerosas amenazas de muerte.

A pesar de las declaraciones oficiales, que sugieren una rápida intervención de policías y militares en busca de los desaparecidos, la actuación del gobierno en este caso fue lenta y negligente. Esta convicción fue la que llevó al juez Luís Roberto Barroso, integrante del Supremo Tribunal Federal, a conminar al gobierno a que explique su actuación en el caso, en un plazo de cinco días.

La bancada del crimen

Tras la desaparición de Pereira y Phillips, el presidente brasileño colocó el peso de la responsabilidad en los propios protagonistas, afirmando que se habían embarcado en una “aventura” no recomendable, ignorando que Pereira era uno de los grandes expertos de Brasil en el territorio y que el periodista tenía también una amplia experiencia en la zona.

La declaración de Bolsonaro es una implícita admisión de que el Estado está ausente en la zona y que las Fuerzas Armadas no cumplen con su principal misión, que es la defensa de las fronteras, distraídas como están en apoyar los delirios políticos del presidente.

Para Joenia Wapichana, la única diputada indígena en el parlamento brasileño, es inaceptable la declaración de Bolsonaro, señalando que los dos desaparecidos estaban cumpliendo el papel del Estado brasileño, “que era llevar estrategias de protección a los territorios indígenas e investigar la situación en la Amazonia”.

Alexandre Saraiva, ex superintendente de la Policía Federal en el estado de Amazonas, sostiene que hay una cobertura política de los criminales que actúan en la zona. En primer lugar, por parte de los políticos locales, pero también a nivel nacional, apuntando directamente a los partidos conocidos como Centrão, que apoyan al presidente Bolsonaro.

Saraiva, que fue apartado en abril de 2019 después de desbaratar la mayor operación contra el tráfico ilegal de madera, asegura que estos políticos son financiados por esos grupos criminales y llegó a hablar de la bancada -grupo parlamentario- del crimen.

Desarticulación de la FUNAI

La actitud del presidente Bolsonaro es compatible con su posición sobre la cuestión indígena y su desprecio por la defensa del medio ambiente. Bolsonaro tiene un histórico de declaraciones racistas sobre los indígenas, que arrancan mucho antes de llegar a la presidencia, que pone en duda su verdadera preocupación.

En 1998 dijo: “Qué pena que la caballería brasileña no haya sido tan eficiente como la americana, que exterminó a los indios”. En 2015 afirmó: “Los indios no hablan nuestra lengua, no tienen dinero, no tienen cultura. Son pueblos nativos. ¿Cómo consiguen tener el 13% del territorio nacional?”. En 2018 avisó: “Si asumo la presidencia de Brasil, no habrá un centímetro más para tierra indígena”. Increíblemente, en marzo de este año, recibió la medalla del mérito indigenista de parte del ministro de Justicia, condecoración destinada a los brasileños que hicieron alguna contribución a la causa indígena.

Un teniente del Ejército retirado sugirió “prender fuego” a los indígenas aislados

El mandatario nombró como presidente de la FUNAI (Fundación Nacional del Indio) al comisario de la policía federal Marcelo Xavier Silva, que a su vez nombró como enviados a los pueblos aislados a misioneros evangélicos y a policías y militares como coordinadores regionales. El responsable del organismo en el Valle del Javarí, donde desaparecieron el indigenista y el periodista inglés, era hasta hace un tiempo un teniente del Ejército retirado que sugirió “prender fuego” a los indígenas aislados.

El nombramiento del titular de la FUNAI le fue presentado a Bolsonaro por la llamada bancada ruralista del Congreso, es decir, los diputados ligados al agronegocio, promotores de la expansión agrícola en la Amazonia. La APIB (Articulación de los Pueblos Indígenas de Brasil), fue contundente sobre esta designación: “Desde que llegó al cargo en 2019, la FUNAI inviabilizó la demarcación de tierras indígenas, se omitió en la defensa judicial de los derechos indígenas y facilitó la invasión de tierras”.

La jurista Deborah Duprat, ex viceprocuradora general de la República y que escribió el prefacio a un informe demoledor sobre la FUNAI de Bolsonaro, afirmó a The Intercept Brasil que desde la Constitución de 1988 hasta ahora siempre estuvo al frente del organismo personas comprometidas con las cuestiones indígenas, en que está en la presidencia una persona “que no solo consiguió hacer de la FUNAI una institución anti indígena, también adopta políticas para minar los derechos de esos pueblos”.  

La Comisión de Defensa de los Derechos Humanos Dom Paulo Evaristo Arns, fue igualmente fulminante: “La FUNAI, en vez de cumplir su misión institucional de proteger los derechos constitucionales de los pueblos indígenas, denunciando las violaciones de esos derechos en el contexto de la pandemia, así como combatiendo las invasiones cada vez más catastróficas de las tierras indígenas, viene prestándose al terrible papel de silenciar las denuncias e intimidar a los indígenas, en esta caso con el auxilio de la Policía Federal”.

La responsabilidad del gobierno de Bolsonaro no se limita a la desarticulación de la FUNAI. Lo mismo hizo con IBAMA (Instituto Brasileño de Medio Ambiente), el Instituto Chico Mendes de Conservación y Biodiversidad (ICBBio) y el Instituto Nacional de Investigaciones Espaciales (Inpe). En su primer año de gobierno, el mandatario echó al director del Inpe, el físico Ricardo Galvão, porque no le gustaban las informaciones que el organismo entregaba sobre deforestación, alegando además que desde esa institución científica se hacía campaña contra Brasil (sic). Después, el vicepresidente, general Hamilton Mourão, añadiría que un opositor del gobierno en el Inpe solo divulgaba datos negativos.

A decir verdad, ya en el gobierno de Michel Temer -que asumió tras el impeachment contra Dilma Rousseff-, el presupuesto de la FUNAI había sido reducido en un 37%. Y se eliminaron 51 coordinaciones técnicas locales en territorios remotos de la Amazonia, como el Valle del Javari, lugar donde desaparecieron Pereira y el periodista británico.

Durante el primer año del actual gobierno se disminuyó un 21% los gastos destinados a políticas públicas para los pueblos indígenas

Pero con el gobierno actual se aceleró el deterioro. Una investigación hecha por investigadores del Núcleo de Estudios Agrarios de la Universidad de Brasilia, a pedido del diario O Globo, encontró que durante el primer año del actual gobierno se disminuyó un 21% los gastos destinados a políticas públicas para los pueblos indígenas.

Política anti-indígena

Sydney Possuelo, que en los años 80 fue el creador de los primeros frentes de protección etnoambiental de la FUNAI y que impulsó la idea de mantener a los indios aislados, lejos del contacto con los blancos, declaró al mismo diario O Globo que la desaparición de Pereira y Phillips es el resultado de la negligencia del gobierno Bolsonaro con la cuestión indígena.

Possuelo, declarado “Héroe del planeta” por la revista Time, añadió: “Estas cosas están todas interrelacionadas. Ataques en áreas yanomamis, invasiones, ahora este caso terrible en el Valle de Javari. Todo eso no llegó gratuitamente. Es consecuencia de la política anti-indígena sobre la que Bolsonaro habla claramente desde que estaba en campaña. Hasta hoy él es contrario a los indios, a las tierras indígenas, a las demarcaciones, a todo lo que pueda preservar el medio ambiente y defender los pueblos indígenas”.

Al tiempo que el crimen organizado y el narcotráfico están tomando posesión del territorio amazónico, ante la pasividad del gobierno, Bolsonaro quiere acelerar la aprobación de un proyecto de ley que autoriza las actividades mineras en tierras indígenas, libera la construcción de hidroeléctricas y plantación de transgénicos en dichas áreas.

Bolsonaro utilizó la guerra de Ucrania para justificar la liberación de las actividades mineras en tierras indígenas. Pueden faltar fertilizantes a base de potasio, dice el presidente, aunque la mayor parte de las minas de potasio en el estado de Amazonas están fuera de las tierras indígenas. Y también en tierras de los estados de São Paulo y Minas Gerais.


Dom Phillips, un periodista querido y respetado

Dom Phillips
Dom Phillips

El periodista británico Dom Phillips, infortunado compañero de viaje de Bruno Pereira, había llegado a Brasil en 2007, apasionándose inmediatamente por el país. Hasta ese momento su trayectoria profesional tenía que ver con el periodismo musical. Pero el medio ambiente y la Amazonia comenzaron a apasionarle. Hizo decenas de reportajes sobre los problemas del territorio, que publicó sobre todo en el diario The Guardian, siendo uno de los periodistas que más documentó el avance de la destrucción que provoca la deforestación y la ocupación ilegal de tierras. Y preparaba un libro para el que entrevistaba a todo cuanto personaje pudiera darle información sobre cómo preservar la Amazonia. Y lo hacía con el oído atento y actitud receptiva. No olvidaba su vieja pasión por la música, y en las redes sociales comentaba sus impresiones, desde el último concierto al que asistió en Bahía, de Gilberto Gil, a la muerte de Elsa Soares. Una de las personas que conoció a Phillips a poco de llegar a Brasil, fue Rita Lemgruber, que ofrece este testimonio a nuevatribuna.es.
 

Conocí a Dom Phillips en un trabajo que hicimos juntos en el año nuevo del 2007-2008. Él, ciertamente, ya se interesaba por la Amazonia, pero fue su otra pasión, la música, la que nos unió en aquellos días de diciembre. Dom dirigió un vídeo para el extra del DVD de la banda inglesa “Above & beyond”, que vino a Río para un show el día de Nochevieja. Y me llamó a mí y a Evângelo Gasos para asistirle en la dirección. Durante tres días circulamos por la ciudad con los integrantes de la banda, grabando imágenes de Río de Janeiro, escenas de interacción con los cariocas y, por fin, imágenes del show que hicieron esa noche en la playa de la Barra de Tijuca

Casi 15 años después de esa experiencia vi el nombre de Dom en la noticia de una probable tragedia. Incrédula, abrí las noticias y me encontré con el rostro de él, que cambió poco con el paso del tiempo. El recuerdo de la breve convivencia con Dom Phillips me marcó: un profesional sensible, especialmente abierto a nuestras sugerencias de imágenes, de lugares para filmar. Un director que tenía el placer de dar forma a las ideas colectivamente.

También asumía la pasión por Río de Janeiro, por Brasil. Pero no se trataba simplemente de un encantamiento. No era un extranjero deslumbrado y se empeñaba en hablar (y oír) sobre la estruendosa desigualdad de Brasil. Se sentía atraído tanto por las imágenes de tarjeta postal de Ipanema como por las de Lapa, barrio pobre de la ciudad. Era fiel a la realidad, no retrató el Río de Janeiro idealizado, que vemos tanto dentro como fuera de Brasil.

Mi primer espanto al leer sobre el posible asesinato de Dom Phillips fue por el hecho de ser una persona correcta, generosa y para mi alegre sorpresa, tan indignado por las injusticias que se acentuaron en Brasil.

Pasé a seguirlo en Twitter con orgullo por las publicaciones cuestionando las desgracias políticas que atravesamos por cuenta del gobierno de Bolsonaro. Inmediatamente me acordé de mi madre, que luchó contra la dictadura con mi padre, hablando de que estamos en una dictadura enmascarada, que en breve personas que conocemos podrían desaparecer, sufrir persecución. Como mecanismo de defensa, me parecía exagerado, pero la profecía se quedó en mi cabeza y resonó cuando leí sobre la desaparición de Dom.


Rita Lembruger

La política negligente de Bolsonaro, responsable de la desaparición del indigenista y...