martes. 19.03.2024

En la reciente cumbre de la OTAN celebrada en Madrid la organización militar modificó su visión estratégica sobre el llamado “flanco sur”, hecho celebrado como un éxito propio por el Gobierno español. 

En la nueva definición se dice textualmente “La OTAN está segura solo cuando todas sus fronteras están seguras y, hoy en día, el flanco sur de la región transatlántica necesita mucha más atención. Los países vecinos en particular del norte de África y el Sahel, se enfrentan a importantes desafíos interconectados de seguridad, demográficos, económicos y políticos, agravados por el impacto del cambio climático, la fragilidad de las instituciones, las emergencias sanitarias y la inseguridad alimentaria. Esta situación de inestabilidad proporciona un terreno fértil para la proliferación de organizaciones no estatales y grupos armados, incluyendo las organizaciones terroristas. También permite la interferencia desestabilizadora y coercitiva de competidores estratégicos como Rusia o China. El fortalecimiento del flanco sur de la OTAN resulta, por tanto, crucial para la Alianza Atlántica dadas las relevantes correlaciones entre conflictos, fragilidad e inestabilidad en África y Oriente Medio y la seguridad de la Alianza y de los aliados.”

Esta posición cambia fundamentalmente los conceptos establecidos en 1999 cuando el concepto estratégico de la OTAN se basaba en la idea del “Dialogo” a partir de establecer un marco de confianza con los países del norte de África y potenciando la cooperación en la región. Pero el poco interés real demostrado y los pocos recursos empleados dieron resultados poco satisfactorios.

Hay varios sucesos a considerar que provocan este cambio de posición de la OTAN. En primer lugar el hecho de que la relación de los países occidentales con el norte de África y los países del Sahel, especialmente por parte de las antiguas potencias coloniales se ha basado principalmente en la expoliación de sus recursos naturales. Y las intervenciones militares como la francesa y otros países colindantes se basan fundamentalmente en esos intereses.

Debemos tener en cuenta que uno de los principales factores desequilibrantes en esa amplia zona de África fue la liquidación del régimen de Gadafi en Libia. Mediante la “Operación Protector Unificado de la OTAN en 2011” se posibilitó el derribo del poder autocrático de Gadafi pero fue incapaz de establecer un régimen alternativo, lo que dio lugar a un estado “fallido” que persiste hasta hoy. Cabe añadir que la caída del régimen de Gadafi provocó la diseminación de un gran número de armamento que fue a caer en manos de muy diversos grupos, desde rebeldes tuareg a los más diversos grupos yihadistas de toda la región, lo cual provocó la intensificación de numerosos conflictos en toda la región.

Cada vez está más claro que la política occidental frente a una inmigración económica o de asilo desde el sur se recurre a la externalización de riesgos

Precisamente la disputa entre tuaregs y el gobierno de Mali, a la que se sumó la aparición de grupos yihadistas dio lugar a la intervención militar de Francia con la Operación Serval en 2013 y posteriormente Operación Barkhane que ha sido un importante fracaso ya que finalmente Francia ha optado por retirarse al no poder liquidar a los combatientes de las diversas células del Estado Islámico y de Al Qaeda del Magreb Islámico (AQMI) a la vez que sus actuaciones impedían las negociaciones del gobierno de Mali con otras fracciones tribales. Finalmente Mali pidió el final de la presencia francesa que ha sido sustituida por contratistas rusos de Wagner que es el equivalente ruso de los mercenarios americanos de Blackwater que actuaron en Iraq.

Cabe decir que Francia no fue a Mali por razones humanitarias, toda intervención militar bajo fachadas humanitarias o democráticas acostumbra a esconder intereses estratégicos y económicos. Francia no fue a Mali a resolver problemas sociales en un país pobre, su objetivo era defender sus intereses en petróleo y uranio. La estabilidad en el vecino Niger es el motivo de la presencia francesa. Niger extrae el 8% de la producción mundial de uranio del cual Francia es importador para el consumo de sus equipamientos nucleares.

De la misma manera una gran parte de los países africanos se ven seducidos por las inversiones económicas y en infraestructuras chinas a cambio de la compra de sus producciones agrícolas y minerales después de haber sufrido la explotación permanente por parte de compañías occidentales.

Estos son los factores que preocupan a la OTAN y que no vemos que sean fáciles de resolver por una organización militar

Pero junto a ello está el gran miedo de los países europeos como España a fenómenos no sólo como el terrorismo (los atentados en la mayor parte de los países europeos los efectúan residentes en los propios países) sino especialmente a la inmigración. Bajo esta concepción estratégica de “flanco sur” puede producirse una contaminación de las políticas migratorias y de asilo.

Cada vez está más claro que la política occidental frente a una inmigración económica o de asilo desde el sur se recurre a la externalización de riesgos. Es decir a subcontratar la tarea de evitar que toda esa gran masa de población desesperada llegue a suelo europeo. Lo hemos visto con Turquía, en Libia y es muy probable que lo veamos en Marruecos.

Puede ser ese el interés del Gobierno de Pedro Sánchez de que se incluyera el peligro del “flanco sur”. Difícilmente nos vendrán ataques militares desde el Sur y la OTAN como organización militar no es lo más eficiente para combatir al terrorismo. Por tanto parece que el objetivo a combatir es la emigración africana o asiática. No hay barreras para los rubios y blancos ucranianos, ni para los suramericanos que entran en Europa a través de Barajas, pero sí para los sirios, sudaneses, etc.

Europa y Occidente que han sido en la historia ejemplo del respeto a los derechos y las libertades ahora están dando claras señales de agotamiento y decadencia

Y ahí es donde nos preguntamos ¿Cuál fue el acuerdo con Marruecos a cambio del cambio de postura de España sobre el Sahara Occidental? Un acuerdo hasta hoy desconocido por la sociedad española y por el propio Parlamento. ¿A cambio de qué? Después vino la brutal represión de emigrantes en Melilla con más de una veintena de muertos.

¿Por qué hemos puesto en cuestión nuestras relaciones con un vecino que siempre ha tenido una relación de buena vecindad como Argelia que además era nuestro principal suministrador de gas? ¿Por qué no hemos dado a Argelia ninguna explicación satisfactoria? Nos encontramos con un acuerdo no conocido con Marruecos que nos ha llevado a que otro vecino como Argelia nos haya retirado su embajador y suspendido las relaciones comerciales. Y hasta ahora sólo hemos oído declaraciones absurdas como las del ministro Albares que se vanagloria de que esta política no producirá ningún problema con Argelia y que hasta ahora no ha hecho la más mínima actuación para mejorar el deterioro causado. Y encima hemos de escuchar a la ministra de Defensa Robles calificando a Argelia de aliado de Rusia.

Mejor sería que el Presidente Sánchez nos hablara claro especialmente a los votantes de su gobierno. Que nos diga porqué ha decidido hacer seguidismo de los EEUU y que eso nos ha convertido en los más convencidos atlantistas y otanistas y que ahora en lugar de la Alianza de Civilizaciones que defendía Zapatero defendemos una Europa cerrada a la inmigración y al asilo ya que nuestras prioridades son otras y queremos ser los primeros de la clase en defender nuestra cada vez más decrépita democracia occidental.

Deberían tener claro que esta política de cierre a la inmigración está derrotada de antemano. Es imposible poner “puertas al campo” y mantener un inexiste paraíso europeo mientras en las fronteras se acumulan millones de personas faltas de los mínimos necesarios para una vida mínimamente digna. Europa y Occidente que han sido en la historia ejemplo del respeto a los derechos y las libertades ahora están dando claras señales de agotamiento y decadencia. 

El peligro de lo que la OTAN denomina ‘flanco sur’