viernes. 19.04.2024
Jorge Rafael Videla
Jorge Rafael Videla

“Su profesión se sabe es muy antigua / y ha perdurado hasta ahora sin variar / a través de los siglos y civilizaciones. / No conocen vergüenza ni reposo  / se emperran en su oficio a pesar de las críticas / Unas veces cantando / otras sufriendo el odio y la persecución / mas casi siempre bajo tolerancia”. (José Agustín Goytisolo. Poema: Así son)


No hay nada mejor, para encontrar joyas olvidadas, que ponerse a ordenar la biblioteca. Tras unos libros y tapados por ellos, encontré una pequeña cartulina pegada en la madera de una estantería que rezaba: “Hic Neus Pugnare Est Non Me Removebunt” (Harnoldo Conti). Una frase en latín que significa: “este es mi lugar de combate y de aquí no me muevo”

Haroldo Conti
Harnoldo Conti

Yo reproduje la referida frase, en un lugar preeminente de mi biblioteca, después sepultada por la profusión desordenada de libros, escrita en 1976 antes de trasladarme a mi actual domicilio. Ahora, el papel esta amarillento, pero sigue vivo y sus letras inalterables no se han borrado. He pensado que siempre es bueno y saludable recordar y honrar a los héroes y rememorar la turbulencia asesina de dos de las dictaduras que asolaron en las décadas de los 70 y 80 del pasado siglo-, que raro me resulta hablar de ésta como una centuria periclitada-; es mi pequeño homenaje para un gran hombre.

El autor de esta consigna revolucionaria pertenece a Harnoldo Conti (1925-1976?). ¿Quién fue esta persona? Estamos hablando de un eminente escritor, maestro, filósofo, dramaturgo, poeta, piloto de aviación, asistente de dirección cinematográfica, guionista, periodista y, un hombre comprometido con la suerte de los desfavorecidos y los trabajadores. 

Una malhadada noche (4 de mayo de 1976), al volver con su esposa de cenar y ver cine, se encontraron que su casa estaba allanada, por una brigada del Batallón 601 de Inteligencia del Ejército Argentino que los estaba esperando. Según testimonio de su viuda, fueron golpeados e interrogados durante varias horas, el lugar fue saqueado y destruido, y le permitieron despedirse de Conti antes de llevárselo.

Un desaparecido más, una víctima de la dictadura salvaje (1976-1983) de la asesina cívico-militar representada por el abominable Jorge Rafael Videla

Un desaparecido más, una víctima de la dictadura salvaje (1976-1983) de la asesina cívico-militar representada por el abominable General de Brigada y Jefe del Estado Mayor Conjunto de las Fuerzas Armadas; Jorge Rafael Videla. Éste “monstruo”, pasados los años, en 1980 confirmó a unos periodistas españoles que había “muerto”, en el centro de detención conocido como el Vesubio. Sus restos no han sido descubiertos y, por tanto, desde el punto de vista oficial y jurídico se le considera un desaparecido.

Consciente de la amenaza de los “milicos” había colocado en frente de su mesa de trabajo la referida frase, escrita en latín. Los “milicos” no sabían esa lengua muerta y no fueron conscientes de la determinación, el valor, la valentía y el desafío a los asesinos y liberticidas. ¡Viva Harnoldo Conti! ¡Recordémosle y exijamos, sin mucha esperanza, desgraciadamente, que este desparecido vuelva con nosotros! 

No estaría de más un breve comentario sobre la Dictadura Uruguaya, más reciente en el tiempo (1973-1985). 

Se habría la maldita espita de las dictaduras militares, en el Cono Sur. Asesinatos, torturas, desapariciones, detenciones ilegales, proscripción de las libertades cívicas y demás violaciones graves de los derechos humanos. Che, pibes, los milicos campaban a sus anchas en aquella Uruguay, con el apoyo inestimable de políticos civiles: Juan María Bordaberry (Presidente), Álvaro Pacheco Seré (Secretario de la Presidencia), Alberto Demicheli (Vicepresidente), sin contar con numerosos miembros del Partido Colorado y del Partido Nacional (Partidos tradicionales, que no le hacían asco a la Dictadura). Por supuesto, el enemigo a batir, en esta “guerra patria”, era el de siempre: el rojo peligroso, el pensamiento crítico y libre de socialistas y comunistas, aquellos viejos marxistas que supieron jugarse el pellejo. 

Todas estas gentes bestiales creían en la siguiente sentencia: “La crueldad, por supuesto, es útil a veces. Si quieres poner a prueba a una criatura viviente, haz que sangre”

No olvidemos a los “milicos” golpistas: Comandante en Jefe del Ejército, Julio César Vadora; General Eduardo Zubía, General Gregorio Álvarez; y demás pelotudos Comandantes en Jefe que conformaban el Consejo de la Nación. Todos ellos, responsables de una violencia intensiva y una voluntad férrea de acabar con la libertad y los ciudadanos opositoresOjalá hubiera recaído sobre ellos, toda la fuerza y la determinación jurídica de Tribunales Internacionales. Pero ya sabéis, pibes, el quilombo no es fácil y los victimarios se muestran como corderitos y se camuflan estupendamente. 

Todas estas gentes bestiales creían en la siguiente sentencia: “La crueldad, por supuesto, es útil a veces. Si quieres poner a prueba a una criatura viviente, haz que sangre”. Para ellos, iba a misa esta máxima golpista: “Sólo un crimen: el pensamiento. Mejor dicho, la sospecha de un pensamiento” (Tribunal Especial para la Defensa del Estado, en la Italia Fascista).

Hubo un hombre, un poeta, Mario Benedetti, que escribió desde el exilio estos hermosos versos, de un poema titulado: “Hombre que mira a su país”. Otros muchos represaliados, MujicaEduardo Galeano son dos ejemplos magníficos y éticos. Transcribo aquí la poesía “patriótica” de Mario.

HOMBRE QUE MIRA A SU PAÍS

País verde y herido
comarquita de veras
patria pobre
País ronco y vacío
tumba muchacha
sangre sobre sangre
país lejos y cerca
ocasión del verdugo
los mejores al cepo
País violín en bolsa
o silencio hospital
o pobre Artigas
país estremecido
puño y letra
calabozo y praderas
País ya te armarás
pedazo por pedazo
pueblo mi pueblo
país que no te tengo
vida y muerte
cómo te necesito
País verde y herido
comarquita de veras
patria pobre.

(Mario Benedetti)

 

Los “milicos” no saben latín