viernes. 19.04.2024
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@jgonzalezok | El ex militar Miguel Etchecolatz, que fuera mano derecha del general Ramón Camps -jefe de policía de la provincia de Buenos Aires durante la dictadura militar (1976-1983)-, está siendo juzgado por secuestros y torturas en La Cacha, uno de los centros clandestinos de detención que funcionaba en la ciudad de La Plata. Por allí pasaron, al menos 128 personas, entre ellas Laura Carlotto, hija de la presidente de las Abuelas de la Plaza de Mayo, y Antonio Bettini, padre del actual embajador argentino en Madrid.

Etchecolatz, de 85 años, que ya fue condenado a cadena perpetua por otras causas, se mostró desafiante en su declaración y sin el menor signo de arrepentimiento: “Por mi cargo y jerarquía me tocó matar, pero no sé cuanta gente, señaló. Y trató de justificar las operaciones represivas señalando que actuaban cuando había denuncias de vecinos “que veían algo raro en el lugar (…) Ahí estaba la vida de uno o de otro”.

Encuadró la represión como una acción de guerra, recordó que 160 policías de la provincia murieron en la misma y dijo estar más allá del bien y del mal, pidiendo que se respeten la Constitución y las leyes. También afirmó que uno de los principales testigos del caso, Jorge Julio López, mintió. Se trata de un testigo que desapareció misteriosamente el 18 de septiembre de 2006, un día antes de la lectura de la sentencia contra Etchecolatz, en el primer juicio realizado en Argentina tras la anulación de las Leyes de Obediencia Debida y Punto Final.

La desaparición de López –el primer desaparecido de la democracia- fue un hecho que conmocionó a los argentinos. Se sospecha fue secuestrado y asesinato por militares o policías represores, en venganza por su testimonio.

López, un albañil que había sido secuestrado en 1976 y que estuvo tres años en cautividad, había declarado que oyó como la también detenida Patricia Dell¨Orto gritaba durante la tortura y pedía que no la mataran: “quiero criar a mi hijita, llévenme a una cárcel pero no me maten”, habría escuchado. Después también oyó dos tiros, que supuestamente acabaron con la vida de Patricia y su compañero. Su testimonio involucró a 62 policías y militares. Y dijo que Etchecolatz estaba presente de forma constante cuando los presos eran torturados.

El ex comisario Etchecolatz, que fue Director General de Investigaciones de la policía de Buenos Aires, tiene también en su prontuario la operación conocida como La Noche de los Lápices, en la que fueron secuestrados en La Plata un grupo de adolescentes que integraban la Unión de Estudiantes Secundarios y que reclamaban por la existencia del boleto estudiantil. Diez de ellos murieron y cuatro lograron sobrevivir.  

Después de haber tenido a su cargo 21 centros clandestinos de detención, Etchecolatz fue uno de los represores que más alto perfil mantuvo tras de la recuperación de la democracia. En 1997 protagonizó una sorprendente aparición en un programa televisivo, entablando una durísima polémica con una de sus víctimas, el dirigente socialista Alfredo Bravo, al que habría torturado personalmente.

Los juicios contra los represores de la dictadura se reanudaron en 2006, una vez que se anularon las leyes de Obediencia Debida y Punto Final. Y fue Etchecolatz, precisamente, el primero en ser juzgado a partir de ese momento. A fecha 20 de diciembre de 2013 habían sido condenados 520 personas por delitos de lesa humanidad.

Este año habrá nuevas causas por delitos de lesa humanidad que llegarán a juicio. El principal es el conocido como Vesuvio II, por el nombre del centro clandestino de detención ubicado en La Matanza, una localidad del Gran Buenos, por donde pasaron 2.500 personas, entre ellas el escritor Haroldo Conti y el dibujante Héctor Oesterheld. En el juicio se tratará de dilucidar el destino de 204 personas desaparecidas en el lugar.

Otras causas se refieren a nuevos casos de la Operación Cóndor –en la que colaboraron las dictaduras militares del Cono Sur-, y también de la ESMA (Escuela de Mecánica de la Armada). El último presidente de facto de la dictadura, Reynaldo Bignone, y el ex general Luciano Benjamín Menéndez, que tuvo la principal responsabilidad de la represión en Córdoba y la región, pueden volver a ser condenados en estas nuevas causas.

Entretanto, sigue la recuperación de personas que nacieron en cautiverio, entregados la mayoría de los casos a represores sin hijos. Las Abuelas de la Plaza de Mayo acaban de anunciar un nuevo caso, con lo que ya han conseguido devolver su verdadera identidad a 110 nietos.

"Por mi cargo y jerarquía me tocó matar, pero no sé cuánta gente"