martes. 30.04.2024
chile

Javier M. González | @jgonzalezok |
Gabriela Máximo | @gab2301


Por algo más de diez puntos, los chilenos rechazaron el proyecto de Constitución elaborado por la ultraderecha, un año después de que otro proyecto, éste con mayoría de la izquierda, también recibiera un mayoritario voto en contra. Eran dos proyectos extremos, que no lograron el consenso de la sociedad. El que se votó este domingo era aún más conservador que la Constitución vigente, de 1980, elaborada durante la dictadura pinochetista. El resultado pone fin a las tentativas de enterrar la Constitución de los militares, tras un proceso que duró cuatro años y que se inició con la ola de protestas de 2019.

El gran derrotado en este plebiscito es la ultraderecha y su máximo dirigente, José Antonio Kast, cuyo liderazgo ha sufrido un duro golpe. Su Partido Republicano, con mayoría absoluta en el Consejo Constitucional y en alianza con la derecha tradicional, quiso hacer una carta magna calcada de su programa político. Y no aceptó el texto que había elaborado una Comisión de Expertos, que había logrado un respaldo amplio, desde el Partido Comunista por la izquierda, al propio Partido Republicano de Kast. Los republicanos hicieron más de 400 alteraciones al texto presentado por los expertos y el resultado fue un proyecto a imagen y semejanza del grupo de Kast, al punto que la presidenta del Partido Socialista, Paulina Vodanovic, denominaba la propuesta del consejo como la “Kastización”.

Cuando se planteó el nuevo proceso constituyente, se esperaba haber aprendido la lección que dejó el proceso anterior, en 2022, cuando la población le dijo no a otro proyecto que no tenía ninguna posibilidad de suscitar el consenso y ser la casa de todos como se espera de una Constitución. “Esperamos que la nueva propuesta deje conforme a la mayoría de los chilenos, no a la mayoría del Partido Republicano”, había dicho el propio Kast al diario La Tercera antes de empezar a discutir la nueva Constitución. Pero pronto quedó claro que ese no era el espíritu. Su correligionario Luis Silva, declaró en una entrevista: “Cuando nos hablan ahora de la necesidad de llegar a acuerdos. ¿Por qué cresta siendo mayoría tenemos que llegar a acuerdos con la minoría? Que ellos se lo ganen, aquí es problema de ellos, no de nosotros”. Y un chat filtrado a la prensa hace unos días, volvió a dejar claro que no era ese el ánimo de la derecha: “El objetivo nunca fue presentar una Constitución de amplio consenso”, dijo Cristián Valenzuela, director ejecutivo de Ideas Republicanas, ligado al partido de ultraderecha.

El resultado fue una victoria amarga para el gobierno de izquierda del presidente Gabriel Boric. Su grupo político emergió después de las protestas masivas de 2019 y fue quien defendió la necesidad de una nueva Constitución. Boric anunció que no habrá una nueva tentativa de reforma constitucional en su gobierno. Con esto, seguirá en vigor la Constitución de 1980. Aunque estos años sufrió numerosas reformas, sobre todo durante el gobierno del socialista Ricardo Lagos (2000-2006), sigue siendo una Constitución conservadora.

“El proceso constituyente estaba destinado a traer esperanza, sin embargo, finalmente, ha generado frustración en la ciudadanía”, dijo el presidente Gabriel Boric, tras conocer el desenlace de la consulta. El presidente chileno reconoció que el resultado era un fuerte llamado de atención y se refirió a los acuerdos pendientes que encara el país, específicamente el pacto fiscal, las reformas de la salud y de las pensiones, y las prioridades en educación y vivienda. El presidente lamentó que algunos sectores hayan intentado hacer del plebiscito un voto sobre su gestión de gobierno: “Se intentó convencer a los electores con campañas de terror y algunos hasta pretendieron hacer de esta elección un plebiscito sobre el gobierno”.

La reacción gubernamental ha sido contenida, sin celebración, aunque la victoria a favor del nuevo texto hubiera sido un revés difícil de superar

La reacción gubernamental ha sido contenida, sin celebración, aunque la victoria a favor del nuevo texto hubiera sido un revés difícil de superar. Habría acabado con las posibilidades del gobierno de izquierda de llevar a cabo alguna de las reformas de su programa, cuando solo lleva un año y medio en el poder.

Las primeras impresiones parecen indicar que el auge del Partido Republicano, que sorprendió cuando el pasado 7 de mayo consiguió la mayoría de los consejeros constitucionales, ha recibido un choque de realidad. La sociedad chilena, que un año antes había elegido una Convención Constituyente dominada por la izquierda, no podía haber cambiado tanto. El Partido Republicano, en cualquier caso, supo aprovechar algunos temas que han dominado la agenda política en los últimos tiempos, sobre todo la inseguridad, que se ha deteriorado notablemente, con auge de secuestros y asesinatos.

De haber ganado el A Favor, no hay ninguna duda de que en las próximas elecciones presidenciales la derecha tenía ya un líder, en la figura de José Antonio Kast. Ahora le van a pasar factura y vuelve a estar en primera línea Evelyn Matthei, alcaldesa del barrio santiaguino de Providencia. Matthei es militante de la UDI (Unión Demócrata Independiente), uno de los partidos de la derecha tradicional, y es hija del ex comandante en jefe de la Fuerza Aérea, que integró la Junta Militar con Pinochet. Era reticente a dar su apoyo a la Constitución de Kast y solo a última hora aceptó defender el voto A Favor.

javier_m_gonzalez


Javier M. González | Corresponsal de RNE en América Latina y en Alemania. Cubrió información de Chile desde la transición hasta la muerte de Pinochet.


gabriela_maximo


Gabriela Máximo | Periodista brasileña de política Internacional. Cubrió diversos acontecimientos en América Latina y África para Jornal do Brasil y O Globo.


Chile rechaza el nuevo proyecto constitucional y frena el avance de la extrema derecha