sábado. 20.04.2024

Mauro Vieira, Ministro de Relaciones Exteriores de Brasil, agradeció hoy a todos los países y organismos internacionales que repudiaron el asalto bolsonarista a las sedes de los tres poderes. Lo hizo mientras aún resuenan los ecos del frustrado golpe de Estado en el que extremistas de derecha, entre los que se encontraba un sobrino de Jair Bolsonaro, irrumpieron en el Congreso y en el Palacio de Justicia para exigir la intervención militar y el derrocamiento de Lula. 

La comparación con la violenta toma del edificio del Capitolio, ocurrida el 6 de enero de 2021, ha sido inevitable. Los medios internacionales han analizado las similitudes entre ambos intentos de poner freno a la democracia. Las imágenes recuerdan lo que se vivió en Washington por decisión de los partidarios del entonces presidente republicano Donald Trump, un aliado de Bolsonaro, para impedir la certificación del demócrata Joe Biden como vencedor de las elecciones.

Lo que se investiga es la causa de la inacción de las Fuerzas de Seguridad del Estado y el rol del Ejército y de la Policía

Para el politólogo brasileño Emir Sader, se trató claramente de un golpe. “Se fueron acercando a Brasilia con docenas de buses. Está claro que preparaban algo grande. Ocuparon los tres poderes de la República, llegaron al despacho de Lula y destruyeron todo lo que pudieron. Es una demostración de fuerza muy grande”.

Lo que se investiga por estas horas es la causa de la inacción de las Fuerzas de Seguridad del Estado y el rol del Ejército y de la Policía, ya que en estas instituciones conviven grupos simpatizantes de “la causa Bolsonaro”, reivindicadores de la dictadura militar.  

Llegaron al despacho de Lula y destruyeron todo lo que pudieron. Es una demostración de fuerza muy grande

Las primeras columnas llegaron a las tres de la tarde a la avenida principal de Brasilia, luego de haber recorrido unos seis kilómetros desde el Cuartel General del Ejército que dio cobertura desde el 30 de octubre cuando se congregaron para demandar un golpe de Estado contra el “avance comunista" representado en la figura de Lula da Silva y en el Partido de los Trabajadores (PT). Ingresaron al Planalto subiendo la misma rampa que hace exactamente una semana recorrió durante el acto de asunción. 

En la historia de Brasil jamás se había vivido una jornada de destrucción y violencia ante la impávida reacción de las Fuerzas de Seguridad de la capital del país, cuyo gobernador, Ibaneis Rocha, no esconde su admiración por Jair Bolsonaro.

El de Brasil es uno más de los frustrados intentos de acabar con la democracia que se han dado en la región. La ultraderecha, sus medios y sus jueces, no ven con buenos ojos el retorno del progresismo y lo que ello conlleva. Tal como expresó Evo Morales durante una entrevista radial, “No es una cuestión aislada lo que sucedió en Brasil. No respetan cuando los pueblos se levantan democráticamente”. 

Un golpe imperfecto