viernes. 26.04.2024
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El siglo XIX fue un siglo en el que los países europeos más destacados en el XX y EEUU explotaron y mataron a millones de africanos y asiáticos, compitiendo entre ellos con frecuentes guerras, para repartirse un monumental botín.

España, Portugal, Holanda, Dinamarca, Inglaterra, Francia, Bélgica y EEUU, obtuvieron escandalosos beneficios explotando esclavos africanos y recursos de África, América y Asia. Una acumulación de capital que permitió la primera revolución industrial en Europa entre los siglos XVIII y XIX. El comercio triangular África-Europa-América fue un paso más de la globalización capitalista y de la explotación salvaje.

Fue una reorganización del mundo entonces más conocido a nivel económico y político, con diferentes tratados que sobrevivieron en un reparto entre los grandes y terminaron en la Gran Guerra. De ella nació un nuevo reparto que, de forma inestable, desembocó en la IIGM.

Guerras y Tratados vienen formando parte de las relaciones internacionales desde cientos de años. Los tratados han servido para establecer un nuevo statu quo impuesto por los vencedores. Suponen imposiciones fronterizas, económicas y comerciales que generalmente recaen en el pueblo llano. Los pueblos pagan con sus muertos y sus economías.

¿Por qué estábamos saliendo de dos crisis y nos meten en otra? ¿Los vendedores de armas pierden o ganan? ¿De la reconstrucción de Ucrania qué empresas se beneficiarán?

La Cina e vicina preocupa a los magnates americanos. Hace un año la Organización del Tratado del Atlántico Norte estaba en caída libre. Trump se quejaba de que solo EEUU cumplía con sus compromisos y hoy con Biden todos los países que la integran han elevado significativamente sus presupuestos de defensa.

La inflación se desboca, los intereses y la gasolina también y los precios de los alimentos básicos igual.

Seguro que Putin, el anticomunista y Garzón, el comunista, tienen la culpa. 

Los bárbaros del Norte