jueves. 25.04.2024

Ana Torres Licón, Chihuahua, México. Docente, comunicadora y escritora. Ha participado en distintas antologías. Sus libros publicados son: “Agonía de la mirada” (El Salvador, 2019), Un puñado de pájaros se desflora y otros poemas (El Salvador, 2021) y El oficio de los muertos (México, 2021). Ganadora del certamen Voces al Sol 2020, convocado por la Universidad Autónoma de Ciudad Juárez en la categoría de poesía. Seleccionada para formar parte de la IV Antología de Cuento Corto de Escritoras Mexicanas.

La poesía de Ana Torres Licón es un conversatorio sincero con sus lectores, la poeta es capaz de transmitir desde la primera línea que escribe; una riqueza literaria inimaginable desde sus versos. Ella calcula tiernamente cada línea que escribe, mientras reflexiona sobre las imágenes que los lectores estamos asumiendo desde la lectura. Me parece también, que su obra es un abrazo materno, para quienes no lo encuentran en el cavilar del día a día.

La poesía de Ana Torres Licón es un conversatorio sincero con sus lectores. Ella calcula tiernamente cada línea que escribe

A veces, nos falta mucho para reconfigurar nuestra vida. El paso arrollador del tiempo, suele ser insano con nosotros, nos dilata nuestro ser y también lo que nos va quedando en la memoria. La autora, reconoce que es vital, encontrar diferentes formas en la poesía, para combatir éstos embrollos que agobian al ser humano. Entonces, con la ternura que le caracteriza nos dice:

Me asumí tan frágil
Como el ala de un insecto,
Desprotegida como la pluma
Que se desprende del ave
Y cae lentamente en el suelo.
Me faltan tus manos
Que bebían mis lágrimas.
Me falta tu boca
Amuleto que ahuyentó
Mis pesadillas.
Busqué bajo tu almohada
El polvo de hadas.
Hurgué en tus gavetas vacías,
Intenté liberar tus pájaros
Pero estaban ya marchitos.
Rocié agua en tus macetas
Y las flores eran una parvada
Que huyó con rumbo al sur.
La casa se cubrió con la ceniza
Del último cigarro que fumaste
Y tomé con mis dedos una brizna
Para escribir tu nombre en la acera.
Tu nombre, tu nombre
Como anzuelo prendido
A mi corazón.

Hemos sido frágiles desde el nacimiento. Crecer también fue una tarea complicada. Quedarnos en la tierra a descubrirnos y reinventarnos es la otra parte del camino, que aún seguimos procesando en nuestro andar diario. La poeta, sabe de la importancia de la palabra escrita y su enorme impacto positivo en la vida tanto de la mujer y el hombre. La lectura continua y desde la intimidad de su obra nos dice:

El día y la noche caminan de la mano
Se llevan consigo tu último aliento.
Observamos el fenómeno perplejos
La velocidad de propagación
De las ondas aumenta.
La fuente superó la velocidad
Del sonido en el medio
Los físicos aplican una fórmula
Plantean la solución.
Ignoro mucho sobre la ciencia,
Las palabras son mi válvula de escape.
Mi sangre fluye y pulsa
Ante el silencio que me deforma.

La muerte, va venir un día, es una verdad absoluta e incuestionable. Nos va esperar lo suficiente para cumplir su objetivo. La escritora lo sabe, pero también, sabe que, mientras nos espera colgada en algún lugar, es necesaria una catábasis; como herramienta de reflexión para todo el ritual que conlleva, el regreso a la tierra que un día nos vió nacer. Para finalizar, la poeta con este hermoso poema nos dice:

Dress code mortuorio
Ataviados con las distinguidas galas
Para la tesitura de la prolongada despedida
Vestidos para la prometida eternidad
La desnudez no se encuentra estipulada.
La muerte es un evento solemne
Que requiere el ajuar adecuado.
El son de los tambores
Y el ritmo de la opulencia nos marca el paso
Las melodías sin bemoles arrullan la inmóvil danza.
Carentes de vestimenta nacemos
De gala regresamos al terruño.


Ana Torres Licón | Poemas de El oficio de los Muertos (2021, Universidad Autónoma de Ciudad Juárez.

Ana Torres Licón: desde México hasta las profundidades de la ternura