viernes. 29.03.2024
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Gonzalo Caballero, en el centro, tras conocer los resultados de las primarias.

La militancia se ha impuesto a las orientaciones de “los que mandan”

Los militantes y afiliados del PSdeG-PSOE acaban de elegir en primarias a su secretario seneral. Con una participación del 64% del censo, Gonzalo Caballero ha vencido (con un 58% de votos) a Juan Díaz Villoslada (con un 42% de los votos). Se da fin a una larga etapa de estancamiento político y social, impuesto por una gestora que, durante la excesiva e inoperante permanencia de diecinueve meses, ha trasmitido a la Sociedad gallega la imagen de un socialismo-dinosaurio fosilizado, y ha permitido el fortalecimiento de diversos reinos de taifas, estructurados en baronías, condados y hasta cantones, difíciles de aglutinar.

Atendiendo a los resultados, hay varias conclusiones que pueden ser de utilidad para la influencia que la nueva etapa que se promete el PSdeG pueda ejercer en Galicia:

La primera es que de no haberse producido el pacto de ultima hora entre el ganador, Gonzalo Caballero, y el tercer candidato, Xoaquín Fernández Leiceaga, portavoz del grupo parlamentario socialista en el Parlamento, en una confrontación a tres, es posible que el más votado hubiera sido Díaz Villoslada.

La segunda –que deriva de la anterior- es que el peso y la influencia de aparato, baronías y demás poderes fácticos, sigue siendo importante, y puede hacerse notar más tarde, si no en le Congreso Nacional, tal vez en los congresos provinciales.

La tercera es que la militancia se ha impuesto a las orientaciones de “los que mandan”.

La cuarta es que el candidato perdedor –por encima de su valía personal, de la que la nueva dirección tendría que saber no prescindir- lo ha sido porque una mayoría de afiliados de base quería castigar a los “jefes” que promovieron su candidatura.

La quinta, que el nuevo secretario general va a tener que lidiar con una situación más que compleja. Exceptuado el caso del Grupo Parlamentario –cuyo portavoz retiró la candidatura a favor del ganador, y donde la acción parlamentaria ha discurrido hasta ahora en armonía- buena parte de responsables institucionales socialistas (en muchos ayuntamientos y en las tres diputaciones donde gobiernan) han tomado posición por la candidatura opositora.

Para la labor de renovar y de recobrar la unidad que Gonzalo Caballero propugna, y la que pactó con Leiceaga, esa situación puede ser un escollo, y va a tener que hilar muy fino si quiere que la acción política del Socialismo gallego se regenere.

Y de fondo –en momentos de renovación- una pregunta cargada de lógica: tradicionalmente el Socialismo ha diferenciado dos organizaciones yuxtapuestas: “El Partido” y “Las Juventudes”. En una situación social en la que a los 18 años se tienen todas las responsabilidades políticas y a los 16 las laborales y penales: ¿tiene sentido que los jóvenes estén segregados, mientras los partidos emergentes están aportando toda la fuerza de la juventud a sus dinámicas internas y externas?

Es una pregunta que desborda los espacios del PSdeG, y que vale para todo el socialismo. Pero que, en buena lógica, parece que es hora de abordarla.

Los socialistas de Galicia afrontan su renovación