jueves. 28.03.2024
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Si en los primeros días del nuevo gobierno italiano, las proclamas del nuevo Ministerio de Interiores, Matteo Salvini, se han encentrado en el cierre de las fronteras, la mano dura ha sido dirigida exclusivamente a los migrantes, como demuestra el controvertido episodio del barco 'Aquarius'

Elsa Soro | La relación de largo recorrido entre el Bel Paese y el turismo parece haber llegado en los últimos meses a un punto de inflexión. Destino principal del Gran Tour, el viaje cultural iniciático emprendido por la clase burguesa europea en búsqueda de lo clásico, Italia es actualmente el país con el mayor número de sitios declarados Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, por delante de China y España, y el quinto destino mundial por llegada de turistas según la OMT.

Sin embargo, acontecimientos recientes, como el estreno de los tornos en la ciudad de Venecia con la finalidad de regular la entrada de turistas, o el papel fundador de esta misma ciudad en la constitución de la red #SET, la cual reúne a las ciudades del sur de Europa que luchan en contra de la masificación turística, demuestra que los fenómenos turísticos en Italia están sometidos a un fuerte debate. Venecia no es la única ciudad bajo el foco mediático por su crisis con el sector turístico. Ya en 2017 Florencia había sido noticia debido a que su alcalde, Dario Nardella, comenzó a limpiar con agua las escaleras de las iglesias históricas de la ciudad para que los visitantes dejaran de consumir alimentos sentados en ellas, señalando que no eran restaurantes, si no lugares de culto.

Es significativo que la semana pasada, un medio especializado en turismo y viajes como National Geographic, dedicara un reportaje a cuatro emblemáticos lugares turísticos italianos: Venecia, las Cinque Terre, Capri y Taormina, los cuales han limitado el acceso a los turistas de cara al verano de 2018.

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Por otra parte, la fuerte instabilidad política que ha caracterizado Italia en los últimos meses hasta la constitución del nuevo gobierno del Profesor Conte, esto es, de Salvini-Di Maio, no parece haber influido en la atracción que genera el Bel Paese; Italia espera otro verano record, con un incremento de un  4,8% en las reservas por parte de los turistas extranjeros. Si en los primeros días del nuevo gobierno italiano, las proclamas del nuevo Ministerio de Interiores, Matteo Salvini, se han encentrado en el cierre de las fronteras, la mano dura ha sido dirigida exclusivamente a los migrantes, como demuestra el controvertido episodio del barco 'Aquarius', con más de 600 inmigrantes a bordo, al cual Italia ha cerrado sus puertas. El interrogante se centra por lo tanto entorno a la nueva cartera de “Beni e delle Attività Culturali e del Turismo”, encargada a Alberto Bonisoli, “bocconiano” de formación y actual Director de NABA (Nuova Accademia delle Belle Arti di Milan), quien, según las primeras declaraciones, parece seguir apostando para la promoción de Italia en el exterior.

Seguramente la promoción de Italia como destino turístico no podrá ignorar el malestar de algunos sectores de la sociedad civil italiana ante la evidente turistización, al que algunos gobiernos municipales parecen ya haber respondido. Esperemos que tampoco lo hagan ante el oprobio que suponen las recientes políticas migratorias italianas en el Mediterráneo. 


Elsa Soro | Semióloga especializada en turismo e investigadora IDITUR-Ostelea

Turismo en Italia en los tiempos del Gobierno Salvini-Di Maio, viejas glorias y nuevos...