miércoles. 24.04.2024

El gobierno de Rajoy parece cortado por el patrón del refuerzo de los intereses del estatus quo tanto en lo financiero, poniendo en el área económica de ministros a personajes vinculados con los centros financieros de poder y con las compañías de especulación más importante, como en los asuntos exteriores, donde el titular ministerial es parte de la burocracia europea y de su círculo cerrado de intereses, como en lo social, donde los titulares ministeriales son parte de la idea neoliberal más rancia de sociedad y han acreditado una visión desreguladora, machista y paternalista que asusta, o en lo religioso, donde el Opus Dei sitúa a uno de los suyos como ministro del interior. También en lo militar persigue reforzar los intereses del militarismo y el ministro elegido es un claro ejemplo de lo que se quiere de la defensa, pues en los últimos años se ha dedicado a defender los intereses de las industrias militares y de los grupos paramilitares (por ejemplo los de defensa privada de los atuneros).

De este modo, siguiendo la máxima rajoniana, el gobierno español se ha vuelto, efectivamente, total (y groseramente) previsible. ¿Qué hay de lo mío, puede preguntar el sucesor del ministro en Lehman Brothers a su antecesor en el cargo, hoy ministro de economía? ¿Y de lo mío, puede preguntar Rouco Varela al ex-opus Gallardón? ¿Y de lo nuestro, puede preguntar Pro-Segur o Instalaza (que fabrica armas prohibidas de racimo) o MBDA, al Ministro Morenés, hasta ahora director de estos emporios?

Un semblante de Morenés: brillante y agresivo empresario al servicio de la industria militar

Por lo que respecta al Ministerio de Defensa, situar al frente del mismo a Morenés es llenar de sospechosa sombra la gestión que se vaya a realizar.

En le contexto actual en el que las inversiones en armamentos y los compromisos multimillonarios e impagables con las industrias militares obligarían en buena lógica a un ajuste duro y de la cancelación de muchos de los contratos militares de armamentos, situar de ministro al que hasta hace unos días vendía armas al Estado, es asegurar los intereses de las industria militares.

Hace unos meses, en mayo de este año, Morenés, en nombre de Instalaza, reclamó a España una compensación de 40 millones de Euros en concepto de daños, al acordarse en España que no se iban a comprar más armas de este tipo. No es por nada, pero no parece que sea lo más apropiado poner a quien reclama este tipo de negocios al frente de ministerio que tiene que pagarlos.

Pero sigamos en la que creemos que puede ser una inaudita confusión de intereses: La empresa MBDA, de la que hasta hace poco era director ejecutivo el hoy ministro de defensa, consiguió un volumen de negocio en 2008 de 2.700 millones de euros, para lo que construyó más de 3.000 misiles, y acumuló una cartera de pedidos de 11.900 millones de euros en más de 90 ejércitos, entre ellos el español.

Pero la figura da aún para más: el hoy ministro de defensa es también director de Segur Ibérica desde octubre de 2011. Es curioso porque Segur Ibérica es una de las empresas concesionarias del ministerio de defensa para la protección de los intereses de los atuneros en el cuerno de África. Otra vez una extraña coincidencia.

Morenés y el contexto del crack militar

España adeuda por compromisos adquiridos en la primera legislatura del Aznarato y mantenidos después tanto por los diversos gobiernos “populares” como de Zapatero, la nada despreciable cifra de 36.000 millones de euros, cinco veces el presupuesto del propio ministerio de defensa.

Esta situación, como reconoce todo el mundo, pone en crisis el modelo de inversión militar y el propio ejército, y compromete de forma muy grave al ministerio de defensa. Todos saben que estamos ante una quiebra y una deuda inasumible.

Pues bien, en este contexto, las industrias bélicas que proveen de armamento al ministerio y que son acreeedoras de más de 36.000 millones de euros con Defensa, sí tienen dos intereses muy claros a mantener: Cobrar sus deudas (e impedir que se produzca una quita o una cancelación de los compromisos inmorales e impagables) y seguir vendiendo nuevas armas y reiniciar un nuevo ciclo armamentista de inversión en armas inútiles.

Pues bien, para sorpresa de todos, adivinen ustedes quién era secretario de estado de defensa cuando se empezó a generar este agujero de deuda militar, comprometiendo la compra masiva de programas de armas de “proyección” (es decir, pensadas para la invasión a gran distancia y no para la defensa) y disfrazando los compromisos y la inversión militar aberrante en créditos concedidos por otros ministerios y subvenciones a las industrias bélicas.

¿Pensaron en Morenés? Pues acertaron. Él era el secretario de estado de defensa, y por lo tanto encargado de las compras de armamento, cuando el Aznarato empezó a fraguar su política militar expansiva y agresiva. Él negoció con las industrias militares los programas de adquisición y las contraprestaciones. Él inició el descalabro.

De esta forma se cierra el circulo vicioso: El que inició la quiebra es ahora el que tiene que darle salida y mucho nos tememos que lo hará con un salto hacia delante, en beneficio de los intereses de quienes hasta hace nada han sido sus colegas.

Pero no hay mal que por bien no venga. Nosotros ahora sí que podemos pedir responsabilidades políticas en la persona, o en una de ellas, que nos metió en este agujero negro. Él es responsable del inicio y del final del ciclo armamentista que ahora ha estallado y a él es a quien debemos sacar los colores. Que responda del desaguisado.

Esperemos que la izquierda no haga el Don Tancredo en esta ocasión ni mire para otro lado: La burbuja militar no sólo es inmoral, es que nos arruina y nos sitúa entre los países agresores e insolidarios que usan del Ejército como instrumento de coacción internacional y que exporta conflictos.

Juan Carlos Rois y José Ambrona Cárdaba | Colectivo Utopía Contagiosa

Morenés, ¿ministro al servicio de la industria militar?