viernes. 29.03.2024

Las fusiones no son 'a la carta'

El Ministerio de Economía y el Banco de España tienen pergeñado el mapa de fusiones de las cajas de ahorro. El llamado Sistema Institucional de Protección (SIP) es una de las fórmulas para salvar los problemas que generan los intereses político-territoriales. A su vez, los sindicatos, se muestran vigilantes para salvaguardar los empleos excedentarios.
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NUEVATRIBUNA.ES / ISABEL G. CABALLERO 25.05.2010

La reestructuración del sistema financiero español ya es un hecho. Las dos intervenciones del Banco de España, primero en la Caja Castilla-La Mancha y después en CajaSur ante la negativa de los representantes de la Iglesia Católica de dar luz verde a la fusión con Unicaja, han puesto de manifiesto que el organismo supervisor dirigido por Miguel Ángel Fernández Ordóñez está dispuesto a actuar con urgencia y sin aviso previo.

Si el fracaso de las dos cajas andaluzas ha causado estupor en sectores que entendían que la operación ya estaba cerrada y era viable financieramente, la fusión de la CAM, Cajastur, Caja Extremadura y Caja Cantabria, no ha dejado de ser menos sorpresiva.

En su último encuentro en La Moncloa, el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, y el líder del PP, Mariano Rajoy, llegaron a un principio de acuerdo para reformar el sistema financiero español. Sin embargo, el ‘pacto’ de palabra no se concretó y a día de hoy sigue sin formalizarse aunque el plazo dado por el Gobierno es el 31 de junio, fecha en la que se supone también tendría que estar fijada la reforma de la Ley de Cajas.

"Hasta el día de hoy, después de la reunión entre Zapatero y Rajoy, no se ha recibido en el PP ninguna propuesta, documento, avance o estudio acerca de la Ley de Cajas. Hubo acuerdos entre ambos de intentar reformar la Ley de Cajas de manera urgente para comenzar el saneamiento financiero y hasta hoy no se ha recibido ningún en relación a la Ley de Cajas”. Así se pronunció este lunes la secretaria general del PP, María Dolores de Cospedal, quien instó al jefe del Ejecutivo a “abordar ya” la reestructuración porque “el paso del tiempo no hace sino empeorar la situación”.

Pero si la apreciación del PP, por lo que se desprende de las declaraciones públicas de sus dirigentes, es que está paralizada dicha reestructuración, se equivoca. Fuentes consultadas por nuevatribuna.es aseguran que “quien diseña el mapa del sistema financiero español es el Ministerio de Economía y el Banco de España”; es más, subrayan que dicho mapa ya está pergeñado y advierten de que las fusiones entre las cajas de ahorro no se harán “a la carta”. Con estas palabras se refieren a los intereses políticos que están detrás de las entidades controladas por las respectivas comunidades autónomas.

Desde el punto de vista sindical la cosa tampoco está nada clara. Para Comisiones Obreras, el elemento fundamental sigue siendo el empleo, por ello este sindicato exige que se cumpla un “protocolo laboral” para casos donde haya un excedente de plantilla (uno de los problemas en CajaSur era ese) y se trate con medidas “no traumáticas”. Esta es la posición que mantiene y mantendrá CCOO a través de sus representantes en las asambleas generales y los consejos de administración de las cajas de ahorro. Dos son los problemas que se pueden generar a la hora de abordar un proceso de fusión: por un lado, las “duplicidades” o excedentes de empleo; y por otro, la homologación de las condiciones laborales.

Así lo explica Rafael Muñoz, secretario general de Comfia-CCOO, que alerta del peligro de privatización de las cajas, separando, por ejemplo, la obra social del negocio financiero que quedaría en manos de los bancos. A su juicio, la opción elegida para la fusión de la CAM, Cajastur, Caja Extremadura y Caja Cantabria, el Sistema Institucional de Protección (SIP), no es más que la fórmula par “salvar” los intereses políticos. Ante esta disyuntiva, el dirigente sindical apuesta como mejor opción las llamadas ‘fusiones calientes” y no ‘frías’, es decir, aquellas en las que las cajas se integran en una sola, en una “caja de cajas” y no en un banco que se haga cargo. El problema radica en que las cajas no tienen acciones sino cuotas participativas y necesitan de capital para reflotarse. Ello no es ignorado por ciertos grupos (ya no sólo estrictamente financieros) que tienen la vista puesta en ese importante trozo del pastel.

El debate admite muchas interpretaciones y muchas salidas pero el Gobierno no está por la labor de dilatar más el proceso, presionado (al igual que ha pasado con los recortes, reforma laboral o reforma de pensiones) por Europa y los organismos internacionales.

Las fusiones no son 'a la carta'