sábado. 27.04.2024

Marta Olivas Fuentes

Por los avatares del lenguaje y del cambio semántico, la “Reserva, prudencia, circunspección” que asociamos hoy mayoritariamente con el término “discreción” se aleja de su sentido original: la “sensatez para formar juicio” o el “don de expresarse con agudeza, ingenio y oportunidad” a la que se refería el palabro en el Siglo de Oro. De la primera acepción, el montaje de este clásico de Lope a cargo de la Joven Compañía Nacional de Teatro Clásico (JCNTC) no tiene absolutamente nada. ¡Pero de lo segundo…! La discreta enamoradarezuma agudeza, ingenio, oportunidad… y mucha, mucha discreción. 

Esta comedia de capa y espada del ínclito Lope de Vega reivindica la libertad de la joven Fenisa para elegir un amor y disfrutarlo. El autor lanza así una pulla a quienes, sirviéndose de sus canas o su posición, abusaban de su autoridad para aprovecharse de las jovencitas y convertirlas en malmaridadas. Algo que, por supuesto, sabemos que no ocurre en nuestros días de ninguna forma y manera… ejem. El ingenio de Fenisa le permitirá cumplir sus deseos sorteando los vericuetos de la honra y la obediencia a sus mayores. 

La visión de Homar presenta un Lope radicalmente joven —como no podía ser de otra forma— y contestatario. Su novedad radica en una propuesta escénica con tintes de musical –que camina por la senda marcada por la reciente Castelvines y monteses– y que mezcla los versos del Fénix con ritmos contemporáneos como la electrónica en una fiesta a la que los técnicos de la compañía también están invitados. 

Una apuesta llamada a enganchar para siempre al clásico a los neófitos y a hacer disfrutar a lo grande a los amantes de nuestro Siglo de Oro

Sin duda, uno de los grandes aciertos de la dirección ha sido la de poner la interpretación en manos del elenco de la JCNTC. Todos ellos abordan el reto con frescura y bizarría aurisecular que hace vivo y creíble el enredo. La Fenisa que compone Nora Hernández –que alterna con Cristina Martín-Miró en este papel– respeta la esencia rebelde y discreta del personaje con una dama espabilada, pícara, divertida y tierna que roba todas las escenas en las que participa. El contraste generado con su madre, Belisa –una estupenda Montse Díez– y el Capitán Bernardo –Lluís Homar en la representación a la que asistimos, Íñigo Arricibitadurante el resto de funciones– resulta hilarante y despertó carcajadas entre el público. La ingenuidad-picardía del binomio Lucindo –Marc Servera– y Hernando –Xavi Caudevilla– funcionó también como un reloj y consiguió que hasta el público más joven disfrutase de una puesta en escena montada de forma íntegra e ininterrumpida. La Gerarda de Míriam Queba destaca también por su energía y destaca especialmente en los números musicales que interpreta. En el apartado técnico, el vestuario ecléctico de Déborah Macías y la escenografía desnuda y floral de José Novoa completaron una apuesta llamada a enganchar para siempre al clásico a los neófitos y a hacer disfrutar a lo grande a los amantes de nuestro Siglo de Oro.

En definitiva, una celebración del deseo, la libertad y la juventud para no perdérsela… y para recomendársela a ese sobrino tuyo que dice que el teatro en verso es un rollo. 


Compañía Nacional de Teatro Clásico 
Dirección: Lluís Homar
Elenco: Íñigo Arricibita, Xavi Caudevilla, Montse Díez, Cristina García, Ania Hernández, Nora Hernández, Antonio Hernández, Lluís Homar, Pascual Laborda, Cristina Marín-Miró, Felipe Muñoz,Miriam Queba, María Rasco, Marc Servera.
Teatro de la Comedia. Del 21 de septiembre al 26 de noviembre

El irresistible encanto de la discreción: “La discreta enamorada”