lunes. 29.04.2024

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Vicente I. Sánchez | @Snchez1Godotx

Es conocido que, dentro de toda la producción lírica de Pablo Sorozábal, el autor donostiarra siempre manifestó una predilección especial por "Juan José", obra compuesta en 1968 y que representó una verdadera frustración en sus últimos años de vida al no lograr verla estrenada. Tuvieron que pasar muchos años para que en 2009 se diera luz verde a una versión en concierto en el Teatro Kursaal de San Sebastián, aunque no sería hasta 2016 que finalmente se estrenaría en todo su esplendor en el Teatro de la Zarzuela. Esta última versión, bajo la dirección escénica de José Carlos Plaza y la dirección musical de Miguel Ángel Gómez-Martínez, es precisamente la que acaba de ser reestrenada en el Teatro de la Zarzuela.

Basada en la obra de Joaquín Dicenta, "Juan José" nos transporta a comienzos del siglo XX en los barrios más desfavorecidos y populares de Madrid para narrarnos una historia sombría de pobreza y falsas pasiones. En este ambiente opresivo, conocemos a Juan José y Rosa, una pareja que sobrevive precariamente en una sociedad complicada y depauperada que continúa marginando a los más desfavorecidos y en la que es casi imposible prosperar. Aunque para él, Rosa es el único sentido y motor de su vida, para ella las cosas no están tan claras y no ve con malos ojos los avances y ligoteos de Paco, un hombre muy acomodado y apasionado que la ama en secreto. Pronto, las pasiones y los celos se vuelven insostenibles.

Para el recuerdo quedan momentos de gran fuerza lírica como el final del primer acto en el que Juan José se perfila como un hombre absolutamente posesivo con una escena absolutamente magistral

Sorozábal construye una ópera crítica de la sociedad con una visión muy oscura sobre la marginación y el analfabetismo, que además puede interpretarse en clave contemporánea, especialmente en lo relativo a la violencia de género y al papel que ha dado el teatro a la mujer. Además, en "Juan José", el público atento podrá reconocer ciertas melodías que evocan obras anteriores del autor como "La tabernera del puerto", "La del manojo de rosas" o incluso "Black, el payaso", aunque lo cierto es que la obra parece una continuación directa tanto temática como formal de "Adiós a la bohemia". Una vez más, retoma a personajes oprimidos para realizar un potente análisis sobre la pobreza y sobre cómo el analfabetismo y la falta de educación eran grandes lastres para la sociedad española.

No obstante, "Juan José" es una obra que se desarrolla en un registro moral muy amplio y en la que no hay buenos y malos absolutos de manera clara. Así, Juan José es un hombre violento y posesivo, pero también un individuo enamorado y noble que busca el amor por encima de todo y que no ha conocido otra cosa en su vida que miseria. Lo mismo se aplica a Rosa, una mujer libre que lucha por sobrevivir y simplemente busca encontrar mejores horizontes. No son personajes puramente malvados ni egoístas, simplemente son personas sin suerte que tratan de hallar un camino en medio de tanta miseria y de tanta desolación. El desenlace dramático no es tanto el resultado de una violencia institucionalizada contra la mujer, sino las consecuencias naturales de una sociedad que vive anestesiada y es incapaz de perdonar a los que tratan de salir adelante.

La sensación final es de obra importante en la que el amante de la música quedará totalmente atrapado

"Juan José" es una obra madura y muy moderna en la que Sorozábal demostró su gran talento poético y musical, fusionando un estilo en el que el verismo y el expresionismo tienen una gran presencia sonora. Él mismo se refería a esta obra como “un drama lírico popular porque no me gusta la palabra ópera. Lo de popular quiere decir proletario, no folklórico”. Más allá de definiciones, lo cierto es que estamos ante un trabajo que se acerca más a la ópera que a la zarzuela clásica, especialmente en lo temático, encontrándonos además con una partitura muy rica y exigente que requiere voces a la altura. Así lo demostraron Luis Cansino en el papel de Juan José y Carmen Solís como Rosa, acompañados por talentos como Belem Rodríguez y Simón Orfila, quienes dotaron a la obra del tono serio y oscuro en el que se desarrolla.

Y es que, si hay una palabra que define "Juan José", es la oscuridad, con una música bellamente polifónica, pero con ciertas melodías atonales que le otorgan a la obra un estilo de tragedia permanente. Esto es algo que la puesta en escena e iluminación de Paco Leal potencian al máximo, con decorados que oscilan entre la realidad y la imaginación, contribuyendo así a la creación de un drama romántico de alto calibre. Para el recuerdo quedan momentos de gran fuerza lírica como el final del primer acto en el que Juan José se perfila como un hombre absolutamente posesivo con una escena absolutamente magistral. La sensación final es de obra importante en la que el amante de la música quedará totalmente atrapado.

El resurgimiento de Juan José, la ópera trágica de Sorozábal vuelve al Teatro de la...