lunes. 29.04.2024
En el fondo un crimen

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Narrativa | RAFAEL ESCOBAR

Impresiona, de inmediato, en esta novela el grado de precisión “técnica” con que está escrita. El mimo, e incluso el exigente trabajo de documentación que podría haberle exigido, con que se detalla el vocabulario, la descripción minuciosa de “ritos y acciones”, las referencias históricas o culturales relacionadas con el submarinismo (o con la intensa fascinación decadente que sugieren los “pecios”) y con las partes del mundo visitadas. Sin embargo, es mejor aún, y bien lo sabemos quienes conocemos a Idoia, que haya conseguido transparentar una pasión vital (talento también perceptible incluso en las referencias gastronómicas, reveladoras de un sano hedonismo que es emblema de su personalidad). Una dedicación para tiempos de ocio que sin embargo alberga un significado más hondo que cualquier "hobby”, que le ha acompañado de por vida y le ha hecho recorrerse ya buena parte del planeta. Creo que la intensidad poética que logra este tipo de escenas en la novela es también indisociable del miedo, uno de los grandes protagonistas de esta novela. Especialmente a propósito del personaje de Claudia.

Claudia creo que es uno de los grandes logros creativos de estas páginas. Un diamante de mil caras lleno de recovecos que va adquiriendo formas equívocas, fascinantes por su ambigüedad, (a veces víctima, otras verdugo… o ambas cosas), en muchos momentos de la narración. Más incluso que Irene, con su perfil más nítido de ser humano privilegiado por las ventajas del dinero, la cultura, el talento artístico y hasta (don escaso en aquella época) la carencia de represión sexual por parte de unos padres cuya irreverencia hacia la inflexibilidad moral se irá revelando, sin embargo, llena de contradicciones e inconfesables secretos. Educada en un entorno de violencia y desamor, Claudia es una insegura patológica. Como tantos seres traumados, cree que la felicidad es ilusoria. Incluso, como Rosalía de Castro, parece sufrir el “complejo de Polícrates”, en que se considera de manera enfermiza que todo momento de alegría tiene que ser el anticipo de una caída infinitamente más honda que el placer. Su subconsciente boicotea cualquier indicio de una pasión que requiera un compromiso vital exigente. Por eso, en un primer momento, puede huir ante el amor de Irene. Con quien la unen una infinidad de sintonías que van desde la carnalidad del sexo a los placeres intelectuales compartidos como la música o la arquitectura. Y acoger, en cambio, y además de por un materialismo resultado de su sensación de estar siempre “a la intemperie”, el de José Carlos. Que es como un catálogo de todos los lugares comunes del “hombre hecho a sí mismo” que puede ser admirable por su coraje, pero también adolece de falta de sustancia mental y hasta de una ética más que cuestionable.

El miedo se filtra también en la historia del naufragio del Sirio. Para quien escribe, la mejor de las historias de “pecios” que nos aguardan en el relato. Idoia rehúye la tentación de lector de considerarla un “añadido”, una historia intercalada cervantina, cuando funde las dos líneas argumentales centrales en dicho espacio y además en una escena que resulta decisiva para interpretar la obra… pero también para cuestionar parte del camino andado gracias a su dominio de los resortes de la tensión narrativa. Pero lo cierto es que, debido a la intensidad y la solidez realista con que se nos transmite esta historia, no importaría demasiado que fuera un añadido desconectado de la trama central. El Sirio es una metáfora siniestra de todo lo que odiamos del mundo. Lo más despreciable del clasismo a causa del dinero y el poder, las motivaciones más viles de la psicología humana (encarnadas en el odioso capitán) que no tienen escrúpulo en considerar la debilidad ajena como una manera de ascenso individualista. Y además allí nos espera Lucrecia, otra hija de la pobreza, la violencia y hasta el abuso sexual. Una pequeña Casandra acosada por intuiciones y sueños apocalípticos con un denso aroma a pesadilla que no podrán sino cumplirse en una escena que es sencillamente espeluznante. Y que, de la mano de Carlo, un benefactor a quien le une la más hermosa de las ambigüedades entre la gratitud y el amor, nos llevará hacia la Argentina en unos años felices que la historia del país jamás volverá a presenciar, los arrestos para sobrevivir que proporciona la cultura (qué hermosa metáfora borgiana, hablando de Argentina, esa biblioteca laberíntica que fundan en la capital) y hasta a las raíces de una atrocidad mayor de la que podría imaginar sus peores presagios, como fue el Tercer Reich.

En el fondo un crimen (1)

No querrá el lector abandonar la novela en ningún momento. Gracias a la sabia manera de la escritora de trabajar con la incertidumbre, la autonomía (y a la vez la coherencia) de su sinfín de subhistorias, de dosificar la información (qué maravillosos todos esos fragmentos en cursiva… igualmente por su lirismo y por la total indefinición de la mente que los fabula como un delirio),  de alterar la linealidad argumental con cambios lo bastante verosímiles como para no sonar a giros de timón forzados. Y hará muy bien porque le espera un “remate” memorable. Fin de acto que, obviamente no puedo revelar incurriendo en el “spoiler”, pero del que sí puedo comentar su orientación hacia el humor negro por combinar lo grotesco con elementos próximos a una escenografía de narrativa “gótica”. Y ciertos interrogantes que no conforman un final abierto prototípico pero que incitan a la especulación imaginativa libre del lector.

En el fondo, un crimen. Claro que sí. Y no se puede negar toda esa gama de matices que relacionan la novela con  cierta literatura de “género”… pero precisamente para no serlo por su hibridación con la lírica, lo ensayístico o la crónica objetiva periodística o histórica. Pero lo que hay en el fondo, como era fácil de intuir por la trayectoria previa de Idoia antes de empezar a leer, es honda y verdadera literatura. No se queden en lo más anecdótico, en lo más maniqueo (porque nunca lo es) de la disyuntiva de los “buenos” y los “malos”. Rasquen con la uña hasta hacer sangre. Siempre más abajo, como el submarinista apasionado. Y cuando aceche el vértigo… tan solo recordar que no existen palabras que sean más sinónimas que el miedo y la belleza.


IDOIA ARBILLAGA | En el fondo, un crimen | Huega y Fierro Editores. 2024 | 14,00 Euros | COMPRA ONLINE


 

Rafael Escobar
RAFAEL ESCOBAR
Escritor y crítico literario

'En el fondo, un crimen' | Una novela de Idoia Arbillaga