jueves. 28.03.2024

Poesía | JUAN LABORDA BARCELÓ 

La poesía era para Gabriel Celaya un arma cargada de futuro. No obstante, y como dice un buen amigo literato y canalla, también puede dispararse uno accidentalmente en el píe con ella. Esta obra de Lorenzo Rodríguez se empeña en llevarle la contraria al poeta de posguerra, pues apunta hacia el pasado, justo en la pleura del desamor. Hay en este desgranar las tintas de la emoción varios afanes netamente literarios que desarman al lector incauto. El avezado ya conocerá por sus piezas periodísticas, llenas de saber y armonía, el buen hacer del autor. 

Lorenzo Rodríguez
Lorenzo R. Garrido

Por empezar por algún sitio, y lejos del cultismo que se podría suponer a un escritor curtido en lecturas y lides culturales de lo más variadas, sus versos, por el contrario, se acunan entre palabras sencillas. Es más, son un alarde de simplicidad y eficacia lírica. Y es por ello que abren los cauces de una sentimentalidad cotidiana, palpable y hasta vecinal, pero no menos trascendente. Todos, al igual que nos hemos ilusionado con un amor de verano, hemos sentido el latigazo invisible, pero cierto, del desamparo. Ese sentir queda cautivo en no pocos rincones de las páginas de este libro. Y, por eso, accederemos a través de estas letras a una de esas atalayas literarias poco comunes: la construcción de un intimismo sincero y contenido, alumbrado a través de verdades y ensoñaciones. Tanto unas como otras bordean el abismo, pues nos asoman a la desnudez de la experiencia. No hay cota más alta, ni trueno que deje paso a tormenta más fiera. Frente al filibusterismo de lo rebuscado, Lorenzo Rodríguez se enseñorea en la sencillez y el simbolismo como divisa. Ya lo explicaba Baudillard: “lo poético es la insurrección del lenguaje contra sus propias leyes”. Aquí menos no sólo, es más, sino que da lugar a algo diferente.

Perseguir un intangible, y no llegar a tocarlo nunca porque entonces se desvanece, puede ser una descripción del hecho literario, pero también el sentido onírico de la pérdida de un ser amado

Por otro lado, abundan en este poemario piezas estetas y semióticas capaces, como el signo, de transportarnos a otro sitio (o a otro concepto o emoción). Ese arcano, el de simbolizar, lleva necesariamente a otras derivadas. Y algunas de las que no me quiero dejar en el tintero son el uso de aquello que podríamos llamar las vidas no vividas y de las que habitan en los huecos de la travesía. Son estos vacíos, fértiles y dolientes, los lugares en los que con mayor fuerza brota “la mirra marga de un amor lejano”, por decirlo con Machado. Los poemas que nos ocupan nacen del anhelo de rememorar a la amante perdida, pero sostenidos en la vacuidad inconfesable del hogar o en el latido de las calles. Son imágenes de ausencia. En lo vaporoso de la falta, espacio fantasmal, se abren compuertas que el autor aprovecha como torrentes inspiracionales o viajes iniciáticos de destino incierto. Son pequeñas catarsis salvíficas, roces del inconsciente, que configuran un mapa de enamoramientos eternos en la memoria.

Los lugares físicos de estos poemas también son metáfora y camino. Así, la casa guarda un enorme significado como refugio natural, pues en ella las nostalgias cobran un valor destacado. Los paseos por una ciudad real e imaginaria, los designios del azar en la madrugada insomne o las montañas de libros (leídos o por leer) se acompasan en esta obra. 

Hay, además de todo lo señalado, una estructura narrativa, un orden en las composiciones poéticas de Noticias del otro lado. La trayectoria circular (y temporal) nos ayuda a dotar de un sostén casi arquitectónico a estas piezas sensibles. Y no hablan sólo sobre el desamor, pues la pasión por las letras, el cine o el arte, se escapa por los costados de cada página. La simbiosis de lo abstracto y de lo concreto no deja de ser una fórmula para narrar desde la sugerencia. Se desvela con la lectura de este libro otra buena nueva. Habemus, agazapado junto al poeta, un contador de historias, un mistagogo que oficia el rito antiguo de relatar. 

Perseguir un intangible, y no llegar a tocarlo nunca porque entonces se desvanece, puede ser una descripción del hecho literario, pero también el sentido onírico de la pérdida de un ser amado. Todo ello, como si de una sacralización profana del amor se tratara -un universo triste sin la alteridad deseada- cabe en estos versos. 

Hace años escribí que sobre el recuerdo de la poeta del dolor que fue Elvira Daudet nacerían flores. Bien, pues en el caso de Lorenzo, sobre sus versos están naciendo ya mieles, las de una memoria enraizada en lo colectivo. Es, en definitiva, un sustrato vibrante y frágil, como una llama a la intemperie, del que los amantes de las melancolías no podemos desprendernos. 

Noticias del otro lado', de Lorenzo R. Garrido, con prólogo de Luis Alberto de Cuenca, Editorial Reino de Cordelia,108 páginas. Madrid,2022. COMPRA ONLINE.
 


Juan Laborda Barceló
JUAN LABORDA BARCELÓ. Escritor e historiador 

'Noticias del otro lado', de Lorenzo R. Garrido