jueves. 28.03.2024
Estatua de las Tres Mentiras | John Harvard
 

Según el DRAE, en su primera acepción, la mentira es la expresión contraria a lo que se sabe, y del mentiroso dice, persona que miente, y especialmente si lo hace por costumbre. En el “ensayo sobre la mentira», Evelin Sullivan refiere las condiciones que debe reunir la mentira para ser tolerable. Dentro de la psicología de la mentira para Sullivan, esta puede tener tolerancia social e incluso el aplauso cuando se dan ciertas circunstancias, como son que sean ingeniosas y divertidas, que sean obra de un embaucador simpático o ingenioso, que no nos sintamos ofendidos por ellas, que sean hasta cierto punto inofensivas o que sus motivos no nos perjudiquen a nosotros en principio.

En la psicología de la mentira se contempla de manera prioritaria la falsificación que consiste en la presentación de información falsa o en la invención de una historia falsa para confundir o engañar. El mentiroso proporciona ciertos datos, detalles o explicaciones como autentica verdad; para ello el mentiroso debe poseer una buena memoria, una notable anticipación y por supuesto mantener la compostura. Si la mentira no llegara a conseguir su objetivo, ocurrirán dos cosas, bien engañar a los demás, se retorna a la falsificación, generando más mentiras bien admitir parte o toda la verdad.

Los principales indicadores de la mentira están en la gestualidad o expresión no verbal, en la gestualidad e incluso en lo que podríamos denominar microgestualidad, se detectan cambios en la persona mentirosa, son inesperadas intercaladas con la expresión facial normal. Las personas mentirosas tienden a simular la expresión facial, pero no son capaces de evitar la aparición de las rápidas gesticulaciones que les delatan.

Hannah Arendt empezaba su artículo de verdad y política de esta manera, “nadie ha dudado jamás que la verdad y la política nunca se llevaron demasiado bien, y nadie, por lo que yo sé, puso nunca la veracidad entre las virtudes políticas”. En el artículo, Arendt se plantea estas dos cuestiones: primero, responder a la cuestión de si se debe siempre decir la verdad, es decir si es legítimo hacerlo y, segundo, saber el daño que la política podía infligir a la verdad, por medio de la mentira. El problema de la verdad en política era, por tanto, también el de la mentira en política. Así pues, Arendt repara en la eficacia de las mentiras escandalosas, y pone el punto sobre cómo la ideología, podía falsear los hechos, manipular la verdad sobre el presente político e incluso distorsionar la experiencia de la realidad, aspecto distintivo, pero no solo, de los regímenes totalitarios.

Por tanto, el efecto de ilusión de verdad funciona, al menos en parte, porque la familiaridad genera agrado. A medida que estamos expuestos a un mensaje una y otra vez, se vuelve más familiar

Para Marco Estrada, en su artículo sobre reflexiones en torno a la mentira y la política, se postula que la política y la mentira son incompatibles. El autor aboga, entonces, por la verdad como fundamento de una cultura de transparencia en la democracia, que ciudadanos, políticos y funcionarios públicos deben compartir y fomentar, la política de la verdad, si es que no quieren poner en riesgo la salud de la democracia. La mentira como práctica diaria en la polis, pone en peligro a la democracia al socavar las bases de la solidaridad civil y de la constitución de un Estado de derecho.

Una mentira política se genera, obviamente, en el campo de la política y consecuentemente por un político o por una organización política, sobre asuntos públicos en una determinada sociedad. Por tanto, para que una mentira sea considerada como mentira política debe estar referida a lo público, es decir, a los asuntos que afectan a los ciudadanos de una comunidad determinada. Si expresamos que luce el sol cuando caen chuzos de punta, es evidentemente una mentira, pero no una mentira política. Si afirmamos que hay un régimen político de libertad en una sociedad no democrática, es un ejemplo de que hay un componente mentira política. La mentira que dice que el sol luce cuando en realidad toda una comunidad ve lo contrario nos ofrece un elemento objetivo, en el que la verdad puede ser constatada por todos. Sin embargo, de una mentira propiamente política, el componente de interés de un grupo sobre asuntos de interés particular hace que, de una mentira repetida, a veces se quiera hacer verdad.

En psicología este efecto de repetición se denomina “efecto de ilusión de verdad”. Las personas tienden a valorar los elementos que han visto antes como más probables de ser ciertos, independientemente de si son verdad o no, por la única razón de que están más familiarizados con ellos. En un experimento sobre esto: los participantes califican que ciertas puede ser las afirmaciones de un cuestionario sobre trivialidades, afirmaciones como "una ciruela pasa es una ciruela seca". A veces, estas afirmaciones son verdad (como esa), pero en ocasiones los participantes ven una versión paralela que no es verdad (algo así como "un dátil es una ciruela seca"). Después de una pausa, los participantes repiten el procedimiento, pero esta vez algunas de las cosas que califican son nuevas, y otras ya las habían visto antes en la primera fase. La principal conclusión es que la gente tiende a valorar los elementos que ha visto antes como más probables de ser ciertos, independientemente de si son verdad o no, al parecer por la única razón de que están más familiarizados con ellos.

Por tanto, el efecto de ilusión de verdad funciona, al menos en parte, porque la familiaridad genera agrado. A medida que estamos expuestos a un mensaje una y otra vez, se vuelve más familiar.  Debido a la forma en que funciona nuestra mente, lo que es familiar también es cierto, de ahí la ilusión de la verdad. Las cosas familiares requieren menos esfuerzo para procesar y esa sensación de tranquilidad indica inconscientemente la verdad, esto se llama fluidez cognitiva.

Por último, compartir esta reflexión de Albert Einstein:”la diferencia entre el pasado, el presente y el futuro es sólo una ilusión persistente”.

La mentira en política