viernes. 26.04.2024
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Marrakech. (Pixabay)

Actualizado el 12 de julio de 2022

Una de las ciudades marroquíes que hay visitar es Marrakech y que al igual que la ya vista Fez representa muy bien la vida de los marroquíes.

La ciudad es un festival de colores, sonidos y olores que no debe de dejar de disfrutarlos. Un mundo de gentes diversas.

¿Me acompañan a conocerlo?


  1. La plaza Yamaa el Fna
  2. El jardín Majorelle
  3. El Palacio de la Bahía
  4. La Mezquita Kutubía 
  5. Las tumbas Saadíez 
  6. El Palacio Badi 
  7. Los jardines de la Menara

La plaza Yamaa el Fna

plaza Yamaa el Fna Marrakech
Plaza Yamaa el Fna. Marrakech. (Pixabay)

Es la principal plaza y el más famoso lugar de Marrakeck. Se levanta a escasos metros de la mezquita Kutubia, por lo que queda dominada por su alminar. Rodeando la plaza hay también varias mezquitas, más modestas, que acompañan a la Kutubía.

Hay varias hipótesis sobre el nombre de la plaza; según algunos significa “asamblea de la aniquilación”, ya que era el lugar donde se ajusticiaba a los que delinquían; también se sugiere que “asamblea” “reunión” es una referencia macabra al hecho de que se exhibían las cabezas cortadas de los ajusticiados rodeando la plaza, como si estuvieran celebrando una reunión. 

Otras teorías señalan que, puesto que la palabra ŷâmi también tiene el significado de mezquita podría significar “lugar de la mezquita destruida, en referencia a la mezquita almorávide que debió de alzarse allí.

La plaza es de grandes dimensiones y está rodeada por todos los lados, menos por uno, por la medina repleta de zocos clasificados por su actividad principal. En los bordes de la plaza se han establecido un buen número de cafés, como el café Francia, y restaurantes de todas las categorías, que abren sus terrazas hacia el espectáculo que se forma en esta monumental escena.

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Todo en Marrakech gira en torno a Yamaa el Fna. Miles de personas se dan cita en este espacio público llenándolo de color, cultura y negocio. Contadores de cuentos, maestros exponiendo sus enseñanzas, encantadores de serpientes, danzantes, dentistas, vendedores de zumos de fruta, acróbatas, escritores de cartas, aguadores... ,un infinito número de actividades y personas que se juntan y van abarrotando la plaza y sus callejeas adyacentes según va llegando la noche.

Los puestos de comida especializados, cada cual en su hacer, inundan con la noche una parte de la plaza, que queda iluminada por cientos de lucecitas e inundada de humo con multitud de olores.

En cualquier café de la plaza puedes también disfrutar de un vaso de té con menta tradicional de Marruecos, templando la gente y la zona entera con su ambiente tan tradicional y típico de la ciudad. Añade otro encanto a tu recorrido y sube a alguno de los miradores que tienen los restaurantes y cafés que rodean la plaza y disfruta de una vista panorámica de todo el lugar.

El jardín Majorelle

Fue diseñado por el artista expatriado francés Jacques Majorelle en el año 1924, durante el periodo colonial en el cual Marruecos estuvo administrado por Francia.

En el año 1922 compra una finca de palmeras en el borde del palmeral de Marrakech. En el año 1931, hace construir por el arquitecto Paul Sinoir, su chalet estilo Art déco de una asombrosa modernidad, inspirada en Le Corbusier y en el Palacio de la Bahía de Marrakech. Consta de su vivienda principal en el primer piso y el gran taller del artista en el bajo para pintar sus inmensos decorados.

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Enamorado de botánica, crea su jardín botánico en torno a su chalet, estructurado alrededor de una larga cuenca central, con varios ambientes, establecida de una vegetación exuberante donde anidan cientos de pájaros. 

Este jardín es una obra de arte viva en movimiento, compuesto de plantas exóticas y especies raras de las que trajo de sus viajes por el mundo: cactus, yuccas, nenúfares, nympheas, jazmines, bougainvilleas, palmeras, bambús, cocoteros, bananeros y adornado con fuentes, cuencas, chorros de agua, jarras en cerámica, alamedas, pérgolas...

En el año 1937 el artista crea un color azul, azul de ultramar a la vez intenso y claro: el azul Majorelle, con el que pinta las paredes de su chalet, luego todo el jardín para hacer un cuadro vivo que abre al público en 1947.

El jardín está cuidado por 20 jardineros y es una de las atracciones turísticas más importantes de Marrakech

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A raíz de un accidente de coche, Majorelle se repatría a París dónde desaparece en 1962. El jardín se deja entonces en abandono.

En el año 1980, Yves Saint-Laurent y su pareja sentimental Pierre Bergé fundan la “Association pour la Sauvegarde et le Rayonnement du Jardin Majorelle”. Compran el chalet taller y el jardín que hacen restaurar y desarrollar en el espíritu del autor del lugar incrementando el número de especies vegetales del jardín de 135 a más de 300. 

Conservan la parte de vivienda para su uso privado y transforman el taller en Museo de arte islámico de Marrakech abierto al turismo o exponen su colección personal de objetos de arte Islámico del Magreb, Oriente Medio, de África y Asia: Joyas, armas, textiles, alfombra, revestimientos de madera, Alfarería, cerámicas Arabescos, telas y dibujos del artista...

Actualmente, el jardín está cuidado por 20 jardineros y es una de las atracciones turísticas más importantes de Marrakech. El jardín alberga especies vegetales de los cinco continentes destacando su colección de cactus y de Bougainvillea.

El jardín da cobijo a más de quince especies de pájaros, que se pueden encontrar solamente en el área del Norte de África.

El Palacio de la Bahía

Es un palacio y un conjunto de jardines situados en Marrakech. Fue construido a finales del siglo XIX, con la intención de ser el palacio más grande de todos los tiempos. Su nombre significa “brillantez”. Como en otros edificios del mismo periodo en otros países, se quería capturar la esencia de los estilos islámico y marroquí Los jardines tienen una extensión de 8.000 m².

Construido a finales del siglo XIX por Si Moussa, gran visir del sultán, para su uso personal, este palacio tendría el nombre de una de sus esposas. El harén incluye un gran patio decorado con estanque central y está rodeado de habitaciones, destinadas a sus concubinas.

Cuando el esclavo Abu Ahmed subió al poder usó el Palacio para traer artesanos desde Fez. La construcción del Palacio fue encargada por Ahmed ben Moussa, que era un hombre influyente, hábil y poderoso, que fue visir del sultán Abdelaziz a finales del siglo XIX.

A partir de un antigua residencia, que fue propiedad de su adre, y apropiándose de un conjunto de casas cercanas, el visir encargó el trabajo de diseño y construcción de su palacio al arquitecto Muhammad al Mekki. Las obras se prolongaron durante seis años, desde el año 1894 a 1900. Durante las cuales los mejores artesanos y obreros de todo el país trabajaron sin interrupción.

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El palacio tiene 160 habitaciones, dispuestas en una sola planta y todas al mismo nivel. El visir tenía problemas de movilidad debido a su gran obesidad., esto hizo que el conjunto palaciego pareciera estar totalmente desordenado con pequeños patios, jardines, salones y dependencias en los que es difícil perderse sin un guía.

Nos encontramos con una decoración exquisita, típica de la arquitectura marroquí, que alcanza sus puntos culminantes en las dependencias del visir donde recibía las visitas. En torno al palacio, las ocho ha, de parque son un verdadero remanso en medio de la mediana.

Ahmed ben Moussa dedicó este palacio especialmente a su preferida entre las cuatro esposas y veinticuatro concubinas que formaban su harén. El significado de Bahía significa palacio de la bella o la brillante. Actualmente, solo se puede visitar solamente un tercio. El resto es propiedad privada de la familia real.

Lo que más destaca del palacio es el llamado Patio de Honor. Consiste en una inmensa explanada que tiene 50 metros de largo por 30 de ancho, está cubierta de mármol y zelliges, que son mosaicos geométricos típicos de Marruecos, rodeada de una galería que se apoya en esbeltas columnas de madera decapada.

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Las numerosas habitaciones que dan a ese patio eran las ocupadas por las concubinas del visir y sus hijos. También a este patio daba la imponente Sala de Honor de veinte metros por ocho, la más grande y suntuosa del palacio, utilizada en recepciones oficiales y cuyo cielorraso pintado destaca por su belleza.

Se puede visitar pequeños patios interiores que dan paso a salas donde Moussa recibía a los gobernantes y embajadores, como la Sala del Consejo donde resalta especialmente el cielorraso pintado y otras que fueron sus apartamentos privados.

El visir Moussa era un hombre influyente, envidiado y temido por su crueldad, hasta el punto en que el mismo sultán, cuando Moussa fallece en el año 1900, ordenó saquear el palacio de la Bahía y traslado las pertenencias a su propio palacio.

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La Mezquita Kutubía 

Fue edificada en el siglo XII y es un ejemplo muy representativo del arte almohade. Es la mezquita más grande de Marrakech.

Se sitúa en el suroeste de la Medina y al suroeste de la plaza de Jamaa el Fna al lado de la avenida Mohamed V. La mezquita está adornada con ventanas curvadas, una banda de taracea cerámica, merlones apuntados y arcos decorativos; tiene una gran plaza con jardines, y está iluminada con focos durante la noche. 

La Kutubía destaca por su alminar de 66 m de altura, el cual es el edificio más alto de la ciudad. Incluye una aguja y orbes. El minarete es el símbolo y punto de referencia de la ciudad y, sin duda, el monumento más representativo de la misma. Fue terminado en el reinado del califa almohade Yaqub al Mansur y sirvió como modelo para la construcción de la Giralda de Sevilla primero, y de la inacabada Torre de Hassan en Rabat. 

El nombre de la mezquita, que literalmente quiere decir “la de los libreros” hace referencia a la presencia del zoco de vendedores de libros que se desarrollaba en sus alrededores con más de cien puestos.

La mezquita se encuentra a unos 200 metros al oeste del zoco de la plaza de Yamaa el Fna. 

Al oeste y al sur de la mezquita hay un destacado jardín de rosas, y cruzando la avenida Houmman-el-Fetouaki está el pequeño mausoleo de Yusuf ibn Tashfin, el constructor de Marrakech, una simple estructura almenada. En la explanada de la mezquita, que cae hacia Yamaa el Fna, pueden verse las ruinas de la mezquita original. 

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El minarete es un símbolo de Marrakech. ​La mezquita Kutubía, o del Librero, refleja el honorable comercio de libros practicado en el zoco vecino. En una época trabajaron en las calles hasta cien libreros en la base de la mezquita.

La mezquita está construida con piedra roja, antiguamente emplastecida, y tiene seis habitaciones en sucesión, una sobre la otra. Fue construida de tal forma que se impedía que cualquiera mirara adentro desde el minarete a los harenes del rey. 

Los detalles arquitectónicos de la antigua mezquita y la nueva eran idénticas excepto por la orientación. De ahí que lo que era cierto para una de ellas, lo era para la otra, aunque la primera de ellas ahora esté en ruinas. Está diseñada en un estilo almohade clásico y la torre está adornada con globos de cobre.

El edificio de ladrillo y arenisca, mide 80 metros de ancho hacia el este y 60 metros al oeste en dirección norte-sur. Hay trabajo de ladrillo en columnas, arcadas, en el medio del muro de la quibla, y en la hornacina del mihrab. Se usó arenisca en los muros externos construidos en dirección sur, este y oeste. 

El muro de piedra del lado septentrional sostiene el muro de la antigua fortaleza almorávide. Las superficies están animadas por diseños sencillos. Todas las secciones de ventana tienen arcos polilobulados en forma de herradura, colocados dentro de un rectángulo. Se crea una forma de diamante en la parte superior, como resultado de los arcos superpuestos en un diseño de tejido. 

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Franjas de fayenza con ladrillos y de color turquesa se proyectan sobre el muro, en formas decorativas más pequeñas. Se ve también la austera escritura cúfica. El patio tiene 45 metros de ancho, lo mismo que las nueve naves centrales. Hay una fuente de abluciones en el centro del patio. 

Hay cuatro entradas a la mezquita de las cuales tres se abren directamente sobre la sala de oración mientras que una se abre al patio. También hay una entrada al público adicional al patio desde el muro septentrional, a lo largo del eje central. La elevación del frente da a la calle donde estaban las librerías, de ahí el nombre de “mezquita de los libreros”. Hay también otras dos entradas privadas a la mezquita, una para el imán en el lado izquierdo del mihrab y la otra para que el príncipe entre directamente a la maqsura.

Hay seis habitaciones interiores, una sobre la otra. Envolviéndolas hay una rampa que puede ser usada por el muecín para llegar a la galería. La sala de oración tiene forma de “T”. Es grande, al sur, y limita con el patio en su extremo septentrional. La sala de oración es hipóstila con más de cien columnas que sirven de apoyo a arcos de herradura a lo largo de las naves paralelas. 

La hornacina del mihrab está en el muro de la quibla en la sala de oración a lo largo de la ensanchada nave central, a la cual se accede desde el patio. Hay una ancha nave transversal que se alinea con el muro de la quibla en el extremo meridional de la sala de oraciones. Tres anchas naves centrales se alinean perpendiculares a la sala hacia el norte. 

Las naves centrales están flanqueadas por otras siete más pequeñas paralelas. En conjunto, hay diecisiete naves paralelas. Las naves longitudinales, de unos 36 metros de largo, son seis veces la anchura de la gran nave transversal. Las extensiones de estas naves son de las cuatro naves más externas a ambos lados de los anejos de la sala de oración y el patio.

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El minbar fue diseñado por el ingeniero al-Hajj Ya'ish de Málaga. Está tallada en sándalo y ébano con trabajo de taracea en marfil y plata. Está considerada como “una de las creaciones insuperables del arte islámico”.

Esta estructura es de forma triangular con el extremo de la hipotenusa dotada de escalones. Tiene tres metros y medio de largo, y noventa centímetros de ancho, y tres metros 90 centímetros de alto. Fue realizado en un taller cordobés en el siglo XI por orden de Ali ibn Yusuf, y está considerada una obra maestra de las artes decorativas andalusíes. 

En las caras triangulares, hay una banda de seis centímetros de ancho de inscripciones coránicas en escritura cúfica sobre hueso y granadillo negro hueso, con marquetería de madera. Originalmente estuvo en la primera mezquita y más tarde se transfirió a la segunda, donde siguió estando hasta el año 1962, cuando se trasladó al Palacio el Badi. 

El muecín llamando a los fieles para la oración lo hace desde los cuatro puntos cardinales desde lo alto del minarete

El alminar se comenzó a construir bajo el mandato de Abd Al Mumin y se acabó en tiempos de Abu Yusuf Al Mansur. El minarete está realizado en estilo almohade y fue construida con piedra arenisca. Fue cubierto originalmente con yeso rosa marraquesí, pero en los años 1990, los expertos prefirieron exponer la piedra original y quitaron el revoco. Alcanza los 77 metros si se incluye la aguja, ella misma de ocho metros de alto. Cada lado de la base cuadrangular mide 12,8 metros. 

El minarete se ve desde una distancia de 29 kilómetros. Su preeminencia la marca como una estructura significativa de Marrakech, que es mantenida por una ordenanza que prohíbe que se construya ningún edificio rascacielos, por encima de la altura de una palmera, alrededor de ella. El muecín llamando a los fieles para la oración lo hace desde los cuatro puntos cardinales desde lo alto del minarete.

Su diseño incluye una alta aguja angular con una superestructura idéntica pero menor descansando sobre ella, cubierta por una cúpula. Muchos rasgos del minarete también se incluyen en otros edificios religiosos en el país, como una amplia banda de baldosas cerámicas, con una pauta alternante en cada lado, y arcos de piedra angular festoneados al estilo moro. Las tallas decorativas envuelven el ventanaje con arcos.

Por encima de las cuatro quintas partes de su altura, el minarete ha escalonado merlones que cubren el perímetro del eje, en cuyo nivel hay una galería al aire libre a la que se accede por rampas. Cada lado de la torre está diseñado de manera diferente, ya que las aberturas de las ventanas están dispuestas a diferentes alturas, de acuerdo con la rampa ascendente dentro del minarete.

El minarete tiene en lo alto una aguja. Incluye bolas de cobre dorado, de tamaño decreciente hacia lo alto, en el estilo tradicional de Marruecos. Hay múltiples leyendas sobre los orbes. Una de esas leyendas afirma que los globos eran originalmente de oro puro, y que en su momento sólo hubo tres, habiendo sido donada la cuarta por la esposa de Abu Yúsuf Yaacub al Mansur como penitencia por haber roto el ayuno del Ramadán durante tres horas un día. 

Hizo que sus joyas de oro se fundieran para formar el cuarto globo. Otra versión de la leyenda es que las bolas se hicieron al principio todas de oro a partir de las joyas de la esposa del sultán saadí Ahmad al Mansur. Hay un mástil de bandera cerca de las bolas de cobre formando la aguja, que se usa para poner la bandera verde religiosa del profeta, lo que hace el muecín todos los viernes y con ocasiones religiosas. La torre iluminada tiene bellas vistas de noche.

El exterior de la torre conserva solamente parte de su ornamentación original, habiendo perdido sus pinturas y mosaicos. Únicamente conserva una banda de azulejos verdes en la parte superior.

Las tumbas Saadíez 

Situadas al norte de la Casba pegadas a la pared sur de la mezquita Moulay El Yazid, las tumbas saadíes datan de los tiempos del sultán Ahmad al Mansur. Las tumbas fueron redescubiertas en el año 1917 y restauradas por los servicios de Bellas Artes. Las tumbas son, por su bella decoración, una de las mayores atracciones para los visitantes de Marrakech.

A finales del siglo XVII en la época de Mulay Ismael fue tapiada su entrada y hasta 1917 cuando los franceses hicieron un estudio aéreo para la creación de mapas de la ciudad no fueron redescubiertas.

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Existen dos mausoleos: El principal consta de tres salas. La más famosa es la central que con sus doce columnas de mármol blanco de Carrara sostiene una cúpula de madera de cedro tallada, con su decoración de estuco y maderas pintadas. Esta sala contiene la tumba de Ahmad al-Mansur, su hijo Zidane, y los de sus sucesores inmediatos

El segundo mausoleo fue construido por Ahmad al-Mansur para la tumba de su madre Lalla Messauda y es de forma cuadrada con dos salas laterales.

El mausoleo comprende los restos de unos sesenta miembros de la dinastía Saadí, entre los cuales están los de Áhmad al-Mansur y su familia.

En los jardines que comunican los dos edificios se encuentran tumbas de los soldados y sirvientes.

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El Palacio Badi 

Fue edificado a finales del siglo XVI por el sultán Saadí Ahmed al-Mansur para celebrar la victoria sobre el ejército portugués en 1578 en la batalla conocida con el nombre de la Batalla de los Tres Reyes. Según los cronistas de la época era la maravilla del mundo musulmán. 

La construcción de este fastuoso palacio duró entre los años 1578 a 1603 y se utilizaron los materiales más ricos para decorar las 360 habitaciones del complejo principal. En el año 1696, el sultán alauí Moulay Ismail tomó sus riquezas para construir la ciudad imperial de Meknes. Los planos de esta joya del arte islámico estuvieron influenciados por los de la Alhambra de Granada.

Considerado una joya del arte islámico, su construcción tiene claras huellas de la Alhambra de Granada

El edificio fue erigido sobre la parte noreste de la Casbah, no lejos de los apartamentos privados del sultán saadien Ahmed al Mansur Saadí. Símbolo de poder, el conjunto palatino representa el fasto en torno al soberano en tanto que sujeto de representación para embajadores y ministros reales. Considerado una joya del arte islámico, su construcción tiene claras huellas de la Alhambra de Granada.

Hoy solo quedan restos de los que fue el palacio real. Hacia el año 1696 el sultán alauita Moulav Ismail ordenó su demolición. Gran parte de los materiales se reutilizaría en la reconstrucción de Meknes, ciudad que el soberano eligió como capital de su imperio en el año 1672.

En el año 1953, se iniciaron catas arqueológicas en el palacio. Aparecieron objetos y restos arquitectónicos y se pudo certificar la estructura primitiva del conjunto palatino. Los restos se pueden ver cada año con motivo del festival de folclore marroquí.

f5Vista panorámica del interior del palacio

La puerta principal de acceso al palacio se encuentra al suroeste. Es la llamada puerta de de mármol. El recorrido está ordenado alrededor de un vasto rectángulo de 135 metros de largo por 110 m. de ancho. En el centro del rectángulo encontramos una pileta de 90 m. de largo por 20 m. de ancho. 

La pileta tiene a su vez una fuente monumental en su centro. Alrededor del gran patio central, en los laterales este y oeste, dos pabellones que se miran de frente se encuentran el “pavillon de cristal” y el "pavillon des audiences", con planta casi idéntica. En los extremos norte y sur, encontramos el “pavillon vert” y el llamado “héliotrope”, que poseen dos galerías abiertas. El conjunto contiene 360 piezas.

Los jardines de la Menara

Los jardines de la Menara Marrakech Wikipedia
Los jardines de la Menara en Marrakech. (Wikipedia)

Fueron construidos en el siglo XII por el califa almohade Abd al Mumin. El nombre de menara deriva de la pequeña pirámide verde del tejado del pabellón. Este pabellón se construyó durante la dinastía Saadí en el siglo XVI y fueron renovados en el año 1869 por el sultán Ab dar Rahman ibn Hicham, quien solía hospedarse allí durante el verano.

El pabellón y la dársena están rodeados de huertos y campos de olivos. La intención de la dársena fue regar los jardines y huertos usando un sofisticado sistema de canales subterráneos llamados qanat (que ya vimos en el viaje a Irán y que también se encuentran en Madrid). La dársena recibe agua gracias a un antiguo sistema hidráulico que la transporta desde las montañas, situadas a treinta kilómetros.

Desde hace casi nueve siglos el agua del deshielo llega desde las montañas a través de un complejo sistema subterráneo de canalización de 30 kilómetros

Este vasto espacio nació alrededor de un gran estanque de agua ligeramente salada y un delicioso olivar, que actualmente es el más antiguo e importante de la ciudad tanto por su extensión como por poseer cuarenta variedades de olivos. Lo sorprendente es que el olivar y los exuberantes cultivos que lo acompañan reciben el agua de la cordillera del Atlas, cuyas cumbres nevadas adornan el paisaje. Y es que, desde hace casi nueve siglos, el agua del deshielo llega desde las montañas a través de un complejo sistema subterráneo de canalización de unos treinta kilómetros.

Este paraje constituye uno de los lugares favoritos de los habitantes de Marrakech para caminar, disfrutar de amenas charlas entre la vegetación o declarar su amor; sobre todo al atardecer, cuando el sol se refleja en el estanque. La avenida principal de los jardines se alinea con el minarete de la Kutubía y en el estanque se descubren enormes carpas que esperan pacientes a que los visitantes les den de comer, aunque se dice que sirvió igualmente a los soldados almohades para aprender a nadar antes de cruzar el estrecho de Gibraltar y llegar a Andalucía.

Los Jardines de la Menara guardan un coqueto pabellón, el Pabellón de la Menara que recibe su nombre de la pirámide de color verde que lo corona. Este edificio fue construido en el siglo XIX sobre un antiguo minzah del siglo XVI, erigido durante el reinado de la dinastía Saadí, ya que el sultán Abd al-Rahman ibn Hisham deseaba disfrutar de él y su privilegiado entorno en sus descansos estivales.

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Es denominado por muchos el Pabellón del Placer, pues cuentan las leyendas que uno de los antiguos sultanes no solo disfrutaba allí de sus citas amorosas, sino que cuando amanecía lanzaba al estanque a la elegida de la que había gozado durante la noche.

Las leyendas, la cercanía del Atlas, las seductoras palmeras y los reflejos del estanque lo convierten en un lugar encantador para quienes desean realizar un alto en el camino o sentir la frescura de la vegetación en el estío.

Marrakech, vista, oído y olfato