jueves. 25.04.2024
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Al Hijr es un sitio que no ha podido ser visitado por los extranjeros, pues hasta ahora estaba prohibido su visita. Esto hace que yo no lo haya visitado pero después de haber visitado Petra hace años, no duden que también visitare este lugar.

En pleno desierto de Arabia Saudí surge este enclave nabateo que es considerado el segundo más importante después de Petra.

¿Se vienen conmigo a descubrirlo?


Al sur de Arabia Saudí se encuentra un lugar mágico que presenta restos arqueológicos de la época preislámica. Este lugar recibe el nombre de Mada’in Saleh o Al’Hijr.


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Denominada Al-Hijr, “lugar de la roca”, es una antigua ciudad localizada en el norte de Hejaz a veintidós kilómetros de la ciudad de Al’Ula. La ciudad estaba habitada por los thamudis y nabateos en la antigüedad, siendo conocida como Hegra.

Algunas de las inscripciones encontradas en la zona están datadas hacia el segundo milenio antes de Cristo. Sin embargo, todos los elementos arquitectónicos restantes se fechan al período de las civilizaciones Thamudi y Lihyan.

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La UNESCO proclamó a Mada'in Saleh, Patrimonio de la Humanidad, en el año 2008, convirtiéndose en el primer lugar de Arabia Saudí en conseguirlo.

Mada'in Saleh está considerada como los segundos restos de la cultura nabatea más importante tras Petra. Se encuentran 131 tumbas desperdigadas a lo largo de 13,4 kilómetros junto con cisternas, murallas, torres, etc., que datan de los siglos I a. C.al I d. C.

Posee medio centenar de inscripciones del periodo prenabateo y algunas pinturas rupestres. Al Hijr constituye un testimonio excepcional de la civilización nabatea. Sus pozos y sus 131 sepulturas monumentales, entre las que figuran 94 ornamentadas, son una muestra excepcional de las realizaciones arquitectónicas de los nabateos y de su dominio de las técnicas hidráulicas.

Al.Hijr es después de Petra la ciudad nabatea más importante del planeta y resulta de especial importancia porque da fe de los miles de años de ocupación humana de la zona, gracias a sus conocimientos hidráulicos, que servían para extraer el agua subterránea.


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Estos conocimientos hidráulicos permitieron a los nabateos instalarse en sitios tan remotos como este, en pleno desierto. Además de sus conocidos pozos, también eran especialistas en canalizar el agua de las lluvias hacia cisternas que les permitieran la vida. Una vida que era nómada y además controlaban el comercio de las especias. 

En este lugar no solo encontramos su imponente estructura geomorgologica enclavada en medio del desierto saudí, ya que cuenta con diversas tumbas monumentales bien conservadas con fachadas decoradas que datan del siglo I a.C. al I d.C.

No es lo único con lo que podemos fascinarnos aquí, ya que también cuenta con más de cincuenta inscripciones del periodo prenabateo y algunos dibujos rupestres, dando así uno de los testimonios más importantes sobre la vida de los nabateos y su civilización.

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Este lugar ha sido testigo del encuentro de varias influencias decorativas y arquitectónicas como la asiria, egipcia, fenicia y helenística. Además, aquí encontramos también inscripciones en diversas lenguas antiguas como la lihianita, nabatea, griega y latina.

f3El sitio de Al-Hijr ha estado ubicado históricamente en un punto estratégico y de encuentro entre varias civilizaciones de la Antigüedad tardía, lo que servía como ruta comercial entre la Península Arábiga, el mundo mediterráneo y Asia.

Es precisamente por eso por lo que es un testimonio excepcional de importantes intercambios culturales en la arquitectura, la decoración, el uso de la lengua y el comercio de caravanas, siendo uno de los principales ejemplos de comercio internacional de caravanas del mundo antiguo.

A pesar de que es una de las zonas con más relevancia de la cultura nabatea, realmente sabemos poco sobre ellos. Así lo afirma la importante arqueóloga Laila Nehmé en una entrevista concedida al Smithsonian, en la que afirma que “la razón por la que no sabemos mucho sobre ellos es porque no tenemos libros o fuentes escritas por ellos que nos cuenten como vivieron, murieron y adoraron a sus dioses”.

Los nabateos establecieron una serie de puntos estratégicos en su territorio para facilitar y asegurar las rutas por el desierto. Si al norte levantaron ciudades como Avdat, en su frontera sur establecieron Madain Salih. Aquí replicaron la arquitectura troglodítica que ha hecho famosa a Petra, pero en otro escenario, en medio de un vasto desierto en el que aprovecharon sus protuberancias rocosas.


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Madain Salih es solo uno de sus múltiples nombres. Hace referencia a las supuestas conexiones con los thalmudis, un antiquísimo pueblo arábigo castigado por Alá por horadar las rocas. Estas son raíz de otro nombre: Al-Hijr o lugar rocoso.

Hace referencia a la geografía, una planicie de basalto punteada por las estribaciones de las montañas Hijaz, caracterizadas aquí por enormes y aisladas rocas de arenisca. Las aguas subterráneas facilitaron la ocupación de la zona, pero los habitantes originales no fueron los thalmudis del Corán, sino los Lihyan.

f8Cañon de Saleh en la inmediacions de Al Hijr

De Hegra nos han llegado inscripciones con su caligrafía y petroglifos. Lihyan existió desde el siglo III a.C. hasta la llegada de los nabateos, alrededor del cambio de era. Fueron los que le dieron el mayor esplendor a Madain Salih. Con sus conocimientos de hidrología perforaron más de cien pozos y multiplicaron la agricultura. A ello sumaron su papel militar fronterizo y comercial, basado en el monopolio de la mirra, incienso y especias.

Los nabateos vieron hasta en las rocas más aisladas moldes perfectos para extender la arquitectura de Petra. Madain Salih se convirtió en la capital del sur. Como tal, cayó junto a la capital nabatea. Los romanos cambiaron el comercio terrestre por el marítimo, por lo que la ciudad declinó totalmente.

El olvido conllevó un periodo de leyendas que derivó en la consideración de ciudad maldita para los musulmanes. Sin embargo, Madain Salih se utilizó como paso para ir a La Meca. Los otomanos construyeron un fuerte en este lugar en el siglo XVIII. 

El descubrimiento de Petra, en el año 1818, extendió los rumores de una ciudad similar en el desierto. El explorador Charles Montagu Doughty fue el primer europeo en llegar a ella, en el año 1876, al unirse a una caravana de peregrinos.


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La zona siguió progresando gracias al ferrocarril y, bajo dominio saudí, los beduinos fueron sedentarizados. Las investigaciones arqueológicas fueron intensas hasta los años 70. Tras una etapa de oscurantismo, hoy Madain Salih es cada vez más popular.

La ciudad de Madain Salih apenas conserva algunos restos de ladrillos de sus viviendas, pero sí nos han llegado más de cien tumbas divididas en cuatro necrópolis. A estas se añade la zona religiosa de Jabal Ithlib.

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Entre las necrópolis destacan las de Qasr al walad y Jabal al-Khuraymat. La primera, por la finura de sus relieves en los que se intuyen estilos asirios, fenicios, egipcios y helenístico junto a un toque local. Con todo, la vista de muchas nos traerá a la mente Petra.

Entre las inscripciones abundan el nabateo y romano. Jabal al-Khuraymat es la zona más extensa. Sin embargo, muchas de sus tumbas están expuestas ante la erosión de la arena y la conservación es más deficiente. 

Fuera de las cuatro necrópolis queda Qasr al Farid, la tumba más grande gracias a sus 21,5 metros de altura y cuatro columnas. Más allá de esto, es la surrealista imagen de esta tumba, que ocupa una roca totalmente aislada, la que le da la fama.

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Madain Salih está quinientos kilómetros al sureste de Petra, pero al estar en territorio saudí recibe muchísimo menos turismo.

Está veinte kilómetros al norte de Al-Ula. Tiene un pequeño aeropuerto, pero también se puede acceder desde el de Al Wajh, a unas dos horas. Para entrar a las ruinas se necesita traer un permiso solicitado previamente, pero no suele haber problemas en su expedición.

A las tumbas se accede por el norte y es buena idea traer un guía. Si queremos disfrutarlas del todo es buena idea destinar dos días, porque también es recomendable ver el fuerte otomano y la propia ciudad de Al-Ula. Esta tiene un centro histórico del siglo XIII y ruinas de más de 2.000 años. En Madain Salih es conveniente evitar el verano y las horas centrales. Las tardes proporcionan además increíbles atardeceres.

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El paisaje que recibe al visitante no decepciona, pues veremos unas rocas se levantan en medio de un desierto inmenso y en función de la hora del día, se reflejan unos colores que magnifican el escenario.

Según el Corán, el primer asentamiento en la ciudad de Al-Hijr data de alrededor del tercer milenio antes de Cristo durante el Reino de los Thamudis. Una leyenda cuenta que el Profeta Saleh fue enviado allí por Allah para que cambiaran de religión pero al fallar, Allah les castigó con un terremoto.

El pueblo Nabateo fue el que dejó esos vestigios arquitectónicos, los cuales demuestran su ingeniosidad e inteligencia. Según las fundaciones encontradas, las construcciones se dividían en tres partes: la vivienda, el templo y la habitación funeraria. Excavaron tumbas dentro de inmensos bloques de piedra en los cuales aún se puede ver la fachada con figuras talladas en la piedra y la cámara mortuoria en la parte trasera donde inhumaban a los muertos.

Según las investigaciones arqueológicas, Al Hijr fue abandonada cuando los romanos desplazaron la ruta mercantil hacia el Mar Rojo. No hay evidencia de población hasta el siglo XVI, cuando los otomanos construyeron allí un fuerte.

f5Qasr al Farid, tumba más famosa de Madain Saleh

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Mada'in Saleh o Al-Hijr, una maravilla