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Mónica Grau Setó | @monmislilith

Hideo Yokoyama (Tokio, 1957) trabajó durante doce años como reportero de investigación para un periódico regional del norte de la capital. Escritor prolífico, debutó en 1998 con una colección de historias policiacas ganando el Premio Mastumoto Seicho y la nominación al Premio Naoki, a partir de allí sus publicaciones se ganaron tanto a la crítica como al público. Alcanzando gran proyección internacional con Seis Cuatro (publicado por editorial Salamandra en 2021), sus libros permanecieron inéditos en España hasta entonces. 

Una obra enigmática, que va destapando capas en lo que inicialmente parece una trama sencilla sobre un hombre fracasado, que ha dejado de tener sueños y ambición, algo muy habitual en la sociedad nipona con dificultades por la comunicación, la soledad creciente y la autoexigencia laboral, en la que se suele sustituir muchas veces a la propia familia por el trabajo. Con un trasfondo que nos lleva a la historia de la arquitectura japonesa, incluyendo en la narrativa a un personaje real Bruno Taut. El propio nombre del libro es una referencia a la mirada oriental en la construcción de sus edificios y en su estudio de la luz.

El libro es una especie de oda a estas edificaciones japonesas, a un modo de construir único y la importancia de luz, al anhelo de un hogar de un hombre con talento

Narrada de forma poco convencional y escrita a fuego lento, acompañamos al protagonista Minoru Asoe, un arquitecto de origen humilde y talentoso, pero con apenas ambición que trabaja en Tokorozawa, una pequeña agencia dirigida por su compañero de estudios Okajima, allí cumple de forma rutinaria siguiendo las peticiones de sus clientes.

Iremos conociendo la fascinación que sintió desde joven por la arquitectura y por construir hogares únicos, marcada por una infancia nómada y en la que apenas tuvo un hogar decente, viviendo en barracones y zonas comunes junto a sus padres, obreros que se trasladaban de pueblo en pueblo para la construcción de presas en el país.

El momento más álgido de su carrera fué la construcción de la casa de Shinano-Oiwake, un proyecto exitoso conocido también como la “Residencia Y”, ya que fue un encargo de la familia Yoshino. Una construcción que hasta apareció en el prestigioso libro “Selección de doscientas casas de la era Heisei”. Heisei fue el nombre de la era japonesa que se inició el 8 de enero de 1989, el día después del fallecimiento del emperador Hirohito, su hijo Akihito ascendió al trono como el 125º emperador.

Asoe se siente orgulloso de la construcción de la Residencia Y, por la libertad que tuvo al construirla, por el amor que puso siguiendo las extrañas instrucciones que le dio el misterioso cabeza de familia, el sr Touta Yoshino, bajo la premisa: “Construya la casa donde usted mismo querría vivir”, y eso hizo, se entregó al proyecto en cuerpo y alma. El hombre que nunca tuvo un hogar real en su infancia y el que tampoco pudo construir la casa de sus sueños, primero por la crisis económica del país y también por el divorcio hace varios años, por lo que apenas ve a su hija Hinako.

La anodina vida del protagonista dará un vuelco cuando unos clientes nuevos, igual que otros han contactado con la pequeña agencia de arquitectos por su admiración por la Residencia Y, quieren que haga una especie de réplica. Ellos mismos han visitado la casa habitual y han constatado que allí no vive nadie. Al arquitecto le parece una contradicción que una familia que puso tanto empeño e intereses para ese hogar no habite después de un año de la entrega de llaves, por lo que se personará a Shinano-oiwake después de intentar contactar telefónicamente. 

Sin ser detective, iniciará una investigación descubriendo que los Yoshino nunca llegaron a trasladarse, ni sus muebles y enseres, lo único que encuentra es una misteriosa silla mirando a la luz del norte. Esa silla será la única pista, ya que parece una obra real o una reproducción perfecta del famoso dibujante y arquitecto alemán Bruno Taut, un objeto de culto para los coleccionistas.

Como una especie de obsesión, el arquitecto empezará a investigar que ha sucedido con la familia que tenía que vivir en esa casa, su proyecto más valioso y con el que volcó todos sus sueños de un hogar perfecto, descubriendo que tal vez ocultaban algo, y se creará una especie de triangulo que de algún modo vinculará el arte de Taut, los Yoshino y al propio Minoru Asoe.

Una historia sobre vínculos y varias obsesiones, empezando por su elección de estudiar la carrera de arquitectura tras una vida nómada que marcó un deseo de crear un hogar, siguiendo por la búsqueda de la familia desaparecida con la que estableció un buen vinculo durante los meses de diseño y construcción y finalmente por el descubrimiento y pasión por el perfeccionismo de la obra de Taut, que a la vez servirá de inspiración para un gran proyecto que recibirá el estudio de arquitectos.

Para entrar en el corazón del libro hay que comprender las diferencias entre la arquitectura japonesa y la occidental, no solo por la arquitectura tradicional que tiene a la madera como su componente por excelencia, ya que un edificio nunca poder ser bello sino hay concordancia con su entorno natural, sino también por la importancia de la proporción y la luz, donde radica la gran diferencia oriente y occidente, la sombra y la luz. 

El arquitecto alemán Bruno Julius Florian Taul (1880-1938), conocido por cúpula prismática del Pabellón de Cristal en Colonia para la Exposición del año 1914, se encontró con un ambiente hostil en Alemania al regresar de trabajar durante un año en la unión Soviética (1932-1933), terminó huyendo a Suiza y finalmente terminó en Japón.

Su primer gran impacto fue la visita a la villa imperial de Katsura en 1933 (cerca de Kyoto), le produjo gran fascinación y la etapa en ese país le influyó, sobre todo en los materiales de madera y bambú y además comparó las construcciones niponas con la propia estructura de un árbol. Escribió varios libros sobre cultura y arquitectura japonesa, además de diseñar muebles e interiores, ya que hablamos de más de 300 objetos para la vida cotidiana, entre ellos sus sillas. Las sillas en si son un elemento curioso ya que en la cultura japonesa ya que solían sentarse en el suelo de madera con posturas como la anza (cruzar los tobillos), agura (piernas cruzadas y arqueadas), rakuza (juntar la planta de los pies) wariza (inclinar lateralmente el cuerpo sobre las piernas apoyadas en el suelo), otros en seiza (una postura un tanto incómoda relacionada con los samurai, que permitía una reacción rápida para levantarse), por lo que realmente el elemento de la silla Taut se convierte en si también en un objeto estudiado y valorado en el arte, a pesar que fueron creadas para uso cotidiano.

Otro aspecto arquitectónico, que trata el libro con mucha delicadeza, es el uso de la luz, de aquí el título del libro y el simbolismo de la colocación estratégica de la silla Taut. En la cultura occidental el sol se identifica con el bien, con Dios, en Japón la luz es más cercana al a penumbra, a la intimidad, meditación y la espiritualidad. 

La propia investigación de la desaparición de la familia es una especie de juego de luces y sombras y una reconciliación con el propio pasado del protagonista

En la cultura arquitectónica japonesa tradicional hay espacio para varios tipos de luces como la luz indirecta o engawa y de vital importancia ya que difumina la parte interior y exterior de la casa, luz difuminada del shoji con uso de telas translúcidas, luz rasante en el tatami, con el revestimiento del suelo con esteras con delicados hilos que cambian de tonalidad, luz tamizada o komorebi. Por lo que el binomio luz-sombra es otro de los componentes principales en las construcciones japonesas.

El libro, sin duda, es una especie de oda a estas edificaciones japonesas, a un modo de construir único y la importancia de luz, al anhelo de un hogar de un hombre con talento, que por circunstancias no ha podido demostrar ni disfrutar de mostrar toda su creatividad y de conexiones y tal vez segundas oportunidades en la vida. La propia investigación de la desaparición de la familia es una especie de juego de luces y sombras y una reconciliación con el propio pasado del protagonista.


Ficha:

Autor: Hideo Yokoyama.
Traductora: Marina Bornas
Editorial: Salamandra.
Fecha de publicación: 21/03/2024
Género: Novela negra, misterio, thriller.

Sinopsis:

Tras el éxito de público y crítica de Seis cuatroHideo Yokoyama, a quien David Peace ha calificado como «el maestro japonés del misterio», vuelve a cautivarnos con La luz del norte, una novela de enigma bellamente escrita, colmada de suspense y construida como un rompecabezas.

Minoru Aose es un arquitecto de mediana edad cuya carrera y familia se desmoronaron con el estallido de la burbuja económica de Japón y que ha acabado refugiándose en la mediocridad. Sin embargo, su vida da un vuelco cuando recibe un encargo muy peculiar: diseñar una casa a su antojo en el espléndido terreno que sus clientes, los Yoshino, poseen en las montañas.

El resultado final despierta entusiasmo y reconocimiento, y acaba situando a Aose a la vanguardia de su especialidad. Pero un día descubre que la casa está vacía, y que es posible que nadie la haya habitado nunca. Encuentra el modo de entrar y descubre huellas, un teléfono conectado y una silla muy peculiar, al parecer diseñada por el prestigioso arquitecto modernista Bruno Taut, colocada delante de una ventana por donde entra la luz del norte, pero no hay ni rastro de personas. ¿Qué ha ocurrido con los Yoshino?

El interrogante se transforma en búsqueda y luego en una obsesión que llevará a Aose a hurgar en el pasado de sus clientes desaparecidos, así como en el origen de aquella silla y el destino de Taut.

Tramada con la misma sutileza que Seis Cuatro, pero aún más atmosférica y escurridiza, La luz del norte muestra otra dimensión de la escritura de Hideo Yokoyama, y nos presenta un relato hipnótico, tentador y sorprendente cuyo protagonista intenta resolver, bajo una luz incierta y misteriosa, la intrigante desaparición de una familia al tiempo que se reconcilia con los fantasmas de su pasado.

'La luz del norte', de Hideo Yokoyama