martes. 23.04.2024
babysitter

La escritora estadounidense Joyce Carol Oates sigue forjando con más de 80 años cumplidos novelas memorables. En 2022 publicó Babysitter, espléndidamente traducida a mi idioma por Núria Molines Gallarza.

Más de 60 novelas ha escrito ya Oates, por no hablar de sus numerosísimos libros de relatos, sus poemarios (once), sus libros para niños o para jóvenes, sus obras de teatro y sus ensayos.

Se diría que todo lo que se escribe en el mundo lo escribiera ella, pero no… Ya sabemos que hay casi tantos escritores como lectores. De hecho, hay quien sostiene que hay más escritores que lectores. 

Solo tu corazón, quiero comerme tu corazón.
Si no, ¿para qué sirve? ¿Para qué sirve si nadie se lo come?

Joyce Carol Oates, Babysitter: hablaré sobre esta nueva hazaña literaria de una escritora descomunal. La maestría artística (la escritura, la literatura, es un arte, sin duda) de la autora de esta larguísima novela juega con el tiempo en el que transcurre cuanto se nos cuenta de una manera admirable, propia de un genio (de una genio), de tal manera que la terrible historia que se nos narra tiene lugar sin que quienes la leemos suframos un ápice tratando de reconstruir el hilo de lo que se ha edificado para nuestro deleite lector. Porque Oates te embebe, te conduce, te sugiere, te estrangula, te hace creer que puedes asfixiarte y te libera en un último y multiplicado instante, como alguno de sus personajes hace con la protagonista. 

¿Qué se siente al matar a alguien?
¿Es… no sé, raro?

Igual que se te adormece la mandíbula en el dentista, esa sensación…, una especie de nada.

Sabes que hay dolor dentro, pero no lo sientes.

Vale, es molón y sexi. Molón rollo estrella del rock, rollo Sid Vicious”.

Lo que se nos cuenta en Babysitter, como es habitual en la autora de Blonde, es terrible. Porque Joyce Carol Oates no escribe novelas de terror en el sentido editorial, publicitario de la expresión, lo que hace es contarnos tortuosas historias de terror, puro dolor inclemente clavado dentro del corazón de una sociedad, la estadounidense, lo suficientemente nauseabunda como para chapotear en su opulencia injusta, insolidaria, tremendamente egoísta.

“Así se da cuenta de lo que es el tiempo: un arroyo que te pasa por encima mientras tú yaces inmóvil de espaldas en el lecho del río, a veces la corriente más rápida, a veces mucho más lenta, derramándose sobre las piedras, pasando por encima de ti en su camino a otra parte.

Esa otra parte es algo que no ves, de lo que no tienes ni idea, igual que tampoco sabes cuál era la fuente de esas aguas”.

Joyce Carol Oates
Joyce Carol Oates

Babyssiter es desde luego un thriller (alguien se refiere a la novela como una obra de domestic noir) en el que el lector ha de hacer un esfuerzo sobrehumano para escuchar el Bien en medio de la realidad oscura de una sociedad, de una ciudad y sus alrededores, el Detroit de mediados de los años 70 del siglo pasado, bañada en la apariencia y en una riqueza al alcance y disfrute de muy pocos. Una sociedad, al menos en aquellos tiempos, seguramente todavía hoy, machista, racista, marcada por el abuso de los poderosos.

“Esa es la verdad definitiva e indecible que nunca podrá compartir con otro ser vivo: que a pesar de todo lo que sabe de su amante ahora, lo recuerda con esa sensación de desamparo enfermizo y penetrante, la experiencia más profunda de su vida emocional”.

Sexo donde debería haber habido amor. Violencia donde debería haber habido amor. El amor.

“Le había infligido el sexo más crudo del mundo; ella, desesperada, eligió interpretarlo como amor”.

Como leo al escritor español Carlos Zanón, la prosa de la autora de La hija del sepulturero, “clara y efectiva”, consigue que miremos “desde la víctima y desde el agresor”. Oates escribe con la urgencia magistral de quien quiere y sabe hacernos navegar por un curso de agua torrencial hacia el vacío de muchos corazones.


Joyce Carol Oates y el vacío de muchos corazones: Babysitter​