lunes. 13.05.2024
Primer_grupo_socialista,_Buenos_Aires,_1892 (1)
Primer grupo socialista. (Buenos Aires 1892)

Eduardo Montagut | @Montagut5

En una pieza anterior reflexionamos sobre la pregunta de, ¿por qué socialismo en Argentina?, de la mano de Adolfo Posada. Las opiniones de este fundamental jurista asturiano y uno de los grandes regeneracionistas españoles se publicó en octubre de 1912 en la revista Vida Socialista, en su número 140. Pues bien, en el número siguiente continuó realizando un análisis del Partido Socialista de Argentina, que ahora recuperamos para completar nuestro conocimiento sobre la materia, y en pleno terremoto político en aquel país.

Para Posada el movimiento socialista argentino se desarrollaba gracias a tres poderosos influjos.

En primer lugar, estaba la influencia europea. El socialismo llegaba a Argentina por los inmigrantes, por un lado, y por otro, con la comunicación del pensamiento. El socialismo sería la conjunción de la agitación e inquietud proletaria, de la labor del espíritu y sentimiento de los inmigrantes y de la labor reflexiva de los intelectuales, algo así, si se nos permite la licencia, como un ejercicio entre la razón y el sentimiento.

Adolfo Posada citaba a Horacio Rivarola (Las transformaciones de la sociedad argentina y sus consecuencias institucionales. 1853-1910, Buenos Aires, 1911) cuando afirmaba que hacia 1895 un hecho nuevo se había presentado en Argentina, que también era producto de ideas traídas por los trabajadores europeos. Ese hecho era la aparición del socialismo, que comenzaría en Buenos Aires porque allí era donde más obreros extranjeros había. Posada también citaba al doctor Justo, el gran padre del socialismo argentino.

En todo caso, estas influencias para que pudieran arraigar y desarrollarse tenían que encontrar eco, un sustrato fundamental, en sus palabras, siendo este el segundo influjo. En ese sentido, Buenos Aires contaba con un proletariado numeroso, inquieto y fuerte. Y Posada recurría de nuevo a Rivarola cuando afirmaba que ante el encarecimiento de la vida y con los deseos y aspiraciones proletarias el hecho extraño que era el socialismo se había hecho nacional, es decir, arraigaba en la Argentina. Había muchos obreros y, en consecuencia, el Partido crecía con intelectuales propios a la cabeza, y la formación plantea aspiraciones claramente distintas a las de otros partidos.

El tercer influjo procedía del hecho de que los socialistas argentinos cumplían la función específica de un partido radical que hacía falta en la República. Posada creía, además, que no sólo cumplía esa función sino también la de elevar la “tonalidad ética de la política” frente a la oligarquía monopolizadora del poder público. El Partido Socialista era partícipe y protagonista de la aspiración democrática argentina, de la importancia de las elecciones, haciendo suya la vocación política de todo el socialismo.

Así pues, el Partido Socialista sería un partido de clase con un programa de mejora para los obreros. Además, se trataría de un partido político de soluciones radicales porque reivindicaba la democracia y defendía las soluciones propias del socialismo europeo. El Partido Socialista era un partido de protesta ética y social, que buscaba dignificar, elevar y sanear la confrontación política, llena de pugnas personalistas y de apetito por la posesión y goce del poder, en una verdadera lucha por ideas e intereses colectivos. Y, por fin, era una formación de clara orientación socialista, que generaba su propia fuerza del principio de la lucha de clases, persiguiendo como última aspiración la socialización de los medios de producción.

Las funciones del socialismo argentino (1912)