sábado. 20.04.2024

El viajero y arqueólogo Jordi Serrallonga evidencia esa dualidad africana en su última obra: “Africa en diez palabras” (Plataforma Editorial, 2011), pero lo hace desde un punto de vista novedoso. Cansado de escuchar siempre los mismos clichés y comentarios sobre un continente que merece una mirada humilde, el autor se centra en un aspecto insólito: el difícil retorno a las urbes europeas después de sus largos viajes a África y la necesidad de indagar en la vida cotidiana africana para descubrir nuevas formas de vivir, disfrutar o socializar.

Las 10 palabras en swahili que ha escogido Jordi Serrallonga nos transportan a facetas concretas de la vida africana: el encuentro, las despedidas, el agradecimiento, el deseo de acercamiento y de compartir, la filosofía, el ritmo, la naturaleza, la memoria. Palabras, recuerdos y sensaciones que, a veces, parecen perder su significado o simplemente desaparecer en la inmensidad de las ciudades europeas.

En la presentación de su libro, el autor no escondió su indignación. Jordi Serrallonga está cansado de que cuando se habla de África se recalque siempre su lado oscuro y negativo: el hambre, las guerras, los secuestros, los piratas, las dictaduras.

Así pues, este último libro de Jordi Serrallonga viene a romper la tendencia creada por sus anteriores obras de viajes. Aquí no se trata solamente de presentar un lugar en su dimensión natural o geográfica, de extraer las riquezas de sus pueblos o de valorar su patrimonio, sino de hacer un contrapunto con lo artificial o superficial que llega a ser la vida en Europa.

La “Jungla de Asfalto” que el arqueólogo menciona en esta obra ––y que corresponde a la realidad de ciudades europeas como Barcelona, Madrid, Paris o Londres–– puede llegar a ser un lugar más inhóspito e insolidario que cualquier otro sitio del mundo. Ante ese escenario de desinformación y perplejidad, el autor considera que las enseñanzas africanas tienen un interés importante y que pueden ayudar a enfrentarse a ciertos retos.

Más allá de la inevitable comparación de dos continentes totalmente diferentes, Jordi dedica un espacio destacable a la crítica de dos aspectos fundamentales del pensamiento europeo. Primero, el pensamiento negativo y materialista que tiende a ver “el vaso siempre medio vacío” y que genera una constante insatisfacción. En segundo lugar, critica severamente la acción de las Ongs ––y particularmente las grandes–– que trabajan con presupuestos inmensos y agendas impuestas desde el exterior sin concienciarse de la realidad en el terreno.

Con todo esto, el autor firma un libro íntimo y comprometido, escrito con rabia y corazón, para defender la autenticidad de lo que más aprecia: la diversidad, la diferencia y el África más profunda. 10 palabras que reconstruyen un universo entero…

África en diez palabras