sábado. 27.04.2024
 

Eva Barceló | @evacreando

El Samurái de ojos azules es una nueva serie de animación de Netflix, una historia de una venganza épica en el Japón de la era Edo, creada por el matrimonio Michael Green y Amber Noizumi.

Tiene lugar en el s. XVII cuando europeos y cristianos empiezan a llegar a Japón. Se inicia el comercio con Europa, pero ésto también es visto con mucho recelo por el gobierno japonés y cierra las fronteras a los forasteros, a los que está prohibido residir en Japón. Nuestra protagonista, Mizu, es fruto de una relación mixta y, por tanto, es considerada una impura, como un monstruo desde su nacimiento. Además, debido a sus ojos azules (detalle inspirado en la propia hija de Noizumi y Green), los aldeanos la marcan como un "demonio blanco". Para que no las encuentren, su madre le rapa el pelo, le dice que se comporte como un niño y la esconde.

Una historia entretenida y épica con samuráis y ronin en el Japón feudal. De honor y de venganza

Mediante flashbacks vemos la infancia de Mizu y cómo la atosigan los niños de la zona hasta que queda huérfana y es adoptada por un forjador de espadas ciego que la toma a su cargo creyéndola un niño. Forjando de día, entrenando de noche, se convierte en un maestro de la espada bastante ecléctico, puesto que aprende los diferentes estilos observando a los hombres que encargan las katanas al herrero. Es un personaje ambiguo, flexible y fuerte –casi con superpoderes– con un objetivo: matar a los cuatro hombres blancos que podrían ser su padre.

En su camino se topa con otros personajes como su aprendiz Ringo, que aporta un toque de humor a la serie; Taigen, otro samurái al que conoce desde la infancia; la bella princesa Akemi y el malo malísimo, Fowler, un importador de armas que tiene en marcha una conspiración al más alto nivel y cuya voz en versión original la pone Kenneth Branagh.

Cada capítulo es un placer para los ojos. Las escenas de pelea parecen de acción real; son violentas, con bastante gore y están ejecutadas de forma precisa

Cada capítulo es un placer para los ojos. Las escenas de pelea parecen de acción real; son violentas, con bastante gore y están ejecutadas de forma precisa. A veces recuerdan al Kill Bill de Tarantino gráficamente. En cuanto a la historia, me viene a la mente el manga Lobo solitario y su cachorro (Kozure Ōkami) de Koike y Kojima, porque su protagonista también tomó el camino de la venganza.

En definitiva, una historia entretenida y épica con samuráis y ronin en el Japón feudal. De honor y de venganza. Cierto es que, aunque en las peleas parece que la hieren gravemente varias veces, Mizu actúa como si nada. Un detalle de guión que se compensa por la calidad de la animación, del arte de los fondos, los diseños de ropaje, lo espectacular de los lugares y su maravillosa ambientación. Una curiosa mezcla de animación tradicional y 3D que resulta perfecta.

Blue Eye Samurai