martes. 23.04.2024
capitan-lagarta

Aún persisten en nuestra cultura una amplia gama de cuentos interminables para niños que suelen finalizar con el ripio “¿quieres que te lo cuente otra vez?”. Es bien conocido aquel de: “Había un rey que tenía tres hijas, las metió en tres botijas, las tapó con pez y las echó por el río a correr y correr, ¿quieres que te lo cuente otra vez?”. Cuando se lo cuentan, al crío no le queda más remedio que vomitar “sí”, cayendo ingenuo por primera vez en la trampa. La cosa no tendría gracia si el cabrón del padre no volviese a la carga con lo mismo: “Había un rey que tenía tres hijas, las metió en tres botijas, las tapó con pez y las echó por el río a correr y correr, ¿quieres que te lo cuente otra vez? Y de nuevo, como noria que vuelve una y otra vez sin parar nunca a su punto de partida, un nuevo “sí” de la criatura. ¿Soportaríamos, ahora de viejos, que alguien nos contase uno de esos cuentos sin mandarle a mamar ya desde el principio de la segunda estrofa? El capitán sabe que soportaríamos perfectamente pues no hay nada gratuito en los cuentos infantiles, los cuentos preparan para la vida. Veamos: “Usted  me compra el cartón y el vidrio en el los supermercados, luego me los separa en contenedores; yo los recojo, los reciclo y después se los vuelvo a vender, ¿quiere que se lo cuente otra vez?”. Diríamos que . “Usted  me compra el cartón y el vidrio en el los supermercados, luego me los separa en contenedores; yo los recojo, los reciclo y después se los vuelvo a vender, ¿quiere que se lo cuente otra vez?”. Y volveríamos a responder que hasta el infinito, y más allá.  Bonita época y ecológica de verdad aquella en que juntábamos papel y cartón, lo llevábamos al cartonero del barrio y éste, después de pesarlo, nos daba una perras. Gloriosos tiempos aún hoy, dentro de poco pedirán carné para hacerlo, en los que hay personas honradas que se ganan el pan vendiendo la chatarra que por ahí van apañando. Justos tiempos también estos de hoy en que puedes meter botellas y otros envases en una máquina que te devuelve a cambio dinero, aunque para vivirlo haya que irse allá a la Alemania. Dichosa Edad y Siglos Dichosos aquellos en los que te daban un duro por cada casco de cristal en la tienda. Dicen que están bajando las donaciones de sangre, ¿no será que descartan a muchos donantes porque ya han sido vampirizados antes de subir al autobús? ¿no será que de tanto altruismo están ya más tiesos que la mojama?

Un duro por el casco