sábado. 27.04.2024

El "YO" en un mundo social es la imagen, las opiniones y las percepciones que tenemos de nosotros mismos, para así dar respuesta a la pregunta ¿quién soy.? Así se define el autoconcepto como esquemas de sí mismo como patrones mentales que organizan nuestros mundos.

Para hablar acerca del YO social es necesario aclarar que las relaciones sociales, y lo que conllevan, comienzan a estructurarse desde la propia percepción, desde la imagen que se tiene de uno mismo, ya que es la propia persona el punto de referencia que se posee para iniciar una interrelación; siendo así se analizará el Autoconcepto.

  1. Desarrollo del YO social
  2. Los papeles que adoptamos
  3. Identidad social
  4. Comparaciones sociales
  5. Éxito y fracaso
  6. Los juicios de los demás. 
  7. El YO y la cultura

Myers plantea que está constituido por tres elementos; en primer lugar se encuentran los Esquemas de sí mismo que se refieren a las creencias específicas con las que nos definimos, son patrones mentales por los que organizamos y procesamos la información relevante para la persona, entendiéndolos como los adjetivos con los cuales nos calificamos; en segundo lugar está el Efecto de Autorreferencia siendo la tendencia de procesar de manera eficiente y recordar fácilmente la información relacionada con uno mismo, a saber, todo comentario o situación que tenga que ver con la propia persona; y por último los Posibles Yos, en los cuales se incluyen tanto la imagen del YO que anhelamos ser como la imagen que tememos ser en el futuro, sirviéndonos como estímulos motivantes para crear una noción de la vida que deseamos.

Benjamin Franklin: Existen tres cosas extremadamente duras: El acero, un diamante y conocerse a uno mismo

Desarrollo del YO social

Además de los tres componentes antes expuestos, el autor declara que existen cinco determinantes sociales que influyen en la formación del autoconcepto, que a continuación se detallan:

Los papeles que adoptamos

Es decir, cuando representamos un nuevo rol o papel, al inicio somos muy conscientes de las conductas que realizamos sobre este rol, estamos al pendiente de nuestro proceder, pero con el paso del tiempo, de manera gradual, el sentido del yo lo va absorbiendo hasta hacerlo parte de nuestro autoconcepto y dando como resultado la automatización de acciones que conllevan dicho rol.

Identidad social

Además de la identidad personal, el autoconcepto contiene una identidad social; para ésta, el autor habla de grupos sociales (raza, religión, género, especialidad académica, etc.) que implica un sentido de pertenencia, por un lado, está el Endogrupo, refiriéndose a aquel grupo social al cual pertenecemos; y al Exogrupo, entendido como el grupo social al cual no pertenecemos, “nosotros” y “ellos” respectivamente.

Comparaciones sociales

En esta parte, los esquemas de sí mismo que constituyen el autoconcepto son adquiridos a través de los otros, pues son ellos un parámetro por el cual nos definimos al identificar las diferencias, verificando y/o confirmando aquellos adjetivos a través de los cuales nos miramos y evaluamos.

Éxito y fracaso

Los seres humanos al emprender metas desafiantes pero realistas y tener éxito en ellas, nos hace sentir más competentes, tener mayor confianza y poder. El éxito alimenta la autoestima, que a su vez se ve reflejada en el autoconcepto. No obstante, también sucede lo opuesto, los problemas y fracasos causan baja autoestima, ya que la valía y evaluación propia está fundamentada en los fallos.

Los juicios de los demás. 

Se refiere al reconocimiento de los logros por parte de los otros hace que mejore el autoconcepto, pues nos vemos a través de la evaluación positiva de los demás, ayudando a tener una buena opinión de nosotros mismos.

Por lo tanto, es gracias a la influencia social, a las experiencias que se tienen con los demás que el autoconcepto se construye y reconstruye a lo largo de la vida, aun cuando se trata de la propia percepción puede crearse sólo a través del contacto e interacción con los otros, de ahí que se proclama la existencia de un Yo social.
Ahora bien, estos “otros” a los que hago referencia son parte de un grupo social sin importar que se traten de endogrupos o exogrupos que los contiene un grupo más grande llamado sociedad, que se encuentra matizada por una Cultura, entendiéndola como formas de comportamiento, ideas, actitudes y tradiciones duraderas, compartidas y transmitidas de una generación a otra, por lo cual es preciso tratar el siguiente subtema.

El YO y la cultura

Myers presenta dos grandes tendencias culturales que inciden en los determinantes sociales y por ende en el autoconcepto, una de ellas es el Individualismo fomentado principalmente en las culturas occidentales industrializadas, y dan prioridad a las metas propias por encima de las del grupo, dando como resultado una mayor confianza en sí mismo y definiendo un yo independiente y personal.

Por otro lado, las culturas originarias de Asia, África, América Central y Sudamérica dan mayor valor al Colectivismo, dando prioridad a las metas de los propios grupos y definiendo la identidad propia de acuerdo a ellas. Sin embargo, el autor advierte sobre el reduccionismo de encasillar a las culturas en individualistas o colectivistas, ya que dichas tendencias varían de una persona a otra, como también de acuerdo con la región y las preferencias políticas de un país, por consiguiente, habrá que tomar al individualismo y al colectivismo justo como lo que son, meras tendencias o una influencia social más.

El YO social es una de las subcategorías medidas en el proyecto Mental Health Million MHQ (Salud Mental del Millón-Coeficiente de Salud Mental, por sus siglas en inglés). Así, alguien con un yo social positivo puede manifestar:

  • Un sano sentido de la autoestima, incluyendo la imagen corporal.
  • Fuertes conexiones y lazos emocionales con amistades y familiares.
  • Satisfacción y placer con las relaciones físicas íntimas.
  • Habilidad para comunicarse de forma efectiva y apropiada con otros, tanto verbal como no verbalmente.
  • Empatía y comprensión de las perspectivas de otra gente.

Por tanto, el yo social se refiere a cómo nos percibimos con relación a otra gente. Involucra la construcción de relaciones, la empatía, y la comunicación. Un yo social saludable, o no tan saludable, también impacta su bienestar mental general y su habilidad para cumplir con sus metas. Eso se debe a que mucho de nuestro mundo es social e incluye interacciones con otros.

Por último, compartir esta reflexión de Benjamin Franklin: “Existen tres cosas extremadamente duras: El acero, un diamante y conocerse a uno mismo”.

El YO en el contexto social