domingo. 28.04.2024
Carmen Perona

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Aleix Sales | @Aleix_Sales

La reina del convento
La reina del convento

Con motivo del estreno el pasado 2 de febrero de la película La reina del convento, charlamos con su directora, Carmen Perona, quien nos explica el largo y batallado proceso para sacar adelante un largometraje sin ayudas de ningún tipo, cómo ha reunido semejante reparto para una ópera prima y qué hay detrás de esta historia que pasa a sumarse al canon español de monjas cinematográficas.

¿De dónde sale La reina del convento? ¿Qué es lo que te llevo a contar esta historia?

Sale de las ganas de contar una historia familiar. Nuestra protagonista, Juanita, es una mujer que ha pasado muy mala vida: los padres fallecieron jóvenes y vive con una madrastra, la “madrastra malvada”. Ella va en busca del amor. Mi familia materna es muy religiosa y me he criado cerca de una comunidad cristiana. Desde pequeña he vivido lo que es un convento, donde no hay mejor espacio para expresar la unión familiar. Yo he querido crear mi propio convento.

Así que hay algunas resonancias de tu vida en la película.

Directamente no, porque yo no tengo nada que ver con esto. Sí que lo he podido vivir a través familiares, y me parece muy bonito el sentimiento de unión que puede haber en el seno de una comunidad cristiana.

Yo cuento situaciones, que es verdad que puedan ser cómicas, pero la comedia viene de ahí, no de buscar el chiste

¿Tenías claro que querías contarlo en este tono?

La verdad que no. Siempre suelo contar que yo no escribo concretamente un género, yo cuento una historia. Todo el mundo la está catalogando como comedia y yo, sinceramente, no sé si es una comedia porque yo no he ido a contar chistes. Yo cuento situaciones, que es verdad que puedan ser cómicas, pero la comedia viene de ahí, no de buscar el chiste.

Pero viendo el reparto, es un elenco muy fogueado en la comedia. ¿Tenías claro que querías este reparto? ¿Cómo fue el proceso del casting?

La mayoría del reparto son personas que yo había admirado de pequeña. Se las pedí a María (productora), pero cada una tiene su historia. Por ejemplo, con Antonia San Juan ya había trabajado anteriormente con ella en la película El fantasma de la sauna (Luis Navarrete, 2021). Ella era una de las actrices principales y yo ayudante de dirección. Nos hicimos muy amigas y le ofrecí el papel. Con Gema Cuervo también venía de antes, y hablando decidimos hacer algo juntas. Todo tiene una explicación similar, entonces yo no es que haya buscado las actrices a propósito, sino que las conocía y ha surgido. Con María Alfonsa Rosso había trabajado en un corto que dirigí, Inexorable (2019). Ha sido una película entre amigos.

Entiendo que junto a ellas has dado forma a los personajes de la historia y a encontrar el tono.

Claro. Son muy distintos los personajes que yo escribo en guion que cuando nos sentamos en una mesa con los actores. Yo me siento siempre con cada actor individualmente durante varias reuniones para trabajar el personaje, y luego hacemos ensayos grupales. En estas reuniones, que son muy bonitas, el personaje puede cambiar y, además, al ensayar el actor o actriz puede sacar cosas que le salen naturalmente y añadirlas al personaje. De este modo, podemos conocer mejor al personaje de lo que está en el guion y cambiar cosas.

Carmen Perona y Mario Vaquerizo
Carmen Perona y Mario Vaquerizo

Antes mencionabas a Gema Cuervo, que ya llevaba algunos años sin hacer nada a nivel audiovisual. Podría decirse que la has sacado del “retiro”. Es un mérito que haya acudido a tu llamada.

Gema ya tiene una edad, por salud está delicada, y es normal que no pueda hacer tantos proyectos. Esto ha sido una excepción y le agradezco enormemente su esfuerzo. Pese a su edad y estar delicada, se apuntaba a todo. Físicamente quería estar a la altura de todo el reparto, estar en las escenas de noche, etc. Es un esfuerzo impresionante.

Luego está el protagonista, Mario Vaquerizo, que no hace de él mismo. Tú le das la oportunidad de ser otra persona. ¿Cómo fue crear el papel con él?

Mario y yo teníamos claro que él es un personaje muy reconocido y muy reconocible. Los dos teníamos miedo en la película en que se viera Mario Vaquerizo, queríamos ver a Sor Juanita. Fue mucho tiempo de trabajo de caracterización, de cómo hablar, de expresarse, porque queríamos que desapareciera Mario y se viera a Juanita. Por esta parte, los dos estamos muy contentos.

Mario y yo teníamos claro que él es un personaje muy reconocible. Los dos teníamos miedo en la película en que se viera Mario Vaquerizo, queríamos ver a Sor Juanita

Mucha gente también nos dice que no se parece físicamente, le pusimos una prótesis. Mario también estuvo trabajando mucho con un amigo mío, el actor Javier Nández, que fue su coach en el rodaje porque él no había hecho mucho de interpretación. Siempre había hecho de sí mismo, a excepción de alguna obra de teatro, así que acordamos que tenía que recibir algunas clases de actor para formarse más antes de llegar al rodaje. Entonces Javi y yo estuvimos con él en muchos ensayos.

Cuando vi la película pensé mucho en Entre tinieblas (Pedro Almodóvar, 1983), por mostrar un lado más canalla de las monjas, y a la vez vi la luminosidad que podría tener La llamada (Javier Calvo y Javier Ambrossi, 2017). ¿Fueron referentes que barajabas? ¿Con qué otros has trabajado?

En la puesta en escena me he inspirado mucho en Almodóvar: la composición de la imagen, los colores (el rojo está muy presente)…  En cuanto a La llamada, en ningún momento lo he pensado, pero me lo han dicho mucho. No hay ningún referente consciente hacia ellos, aunque he visto la película. También está presente Hitchcock, al que le hago varios homenajes, porque narrativamente me encanta. Particularmente me inspiro en Pero, ¿quién mató a Harry? (1956), donde hay una trama con un muerto que también está en La reina del convento. Al virar hacia otros géneros, también he tomado referentes literarios como El fantasma de Canterville (Oscar Wilde, 1887), en la subtrama con un fantasma.

En los títulos de crédito no aparece ningún logo de institución público o televisión. ¿Cómo ha sido materializar el proyecto?

Muy difícil, porque no hay ningún tipo de ayuda pública. Ha sido levantado desde cero con ayuda privada de empresas. Nos presentamos a todo tipo de ayudas posibles existentes, pero no nos dieron nada porque yo era una directora novel y mi productora, María Ortega, también lo era –Ojú Producciones se fundó por esta película-. De ahí la gente se echaba para atrás porque nadie está seguro de que sea una inversión. Lo hemos pasado muy mal porque sentimos que los jóvenes no estamos apoyados, no solamente lo siento yo. Yo tengo muchos amigos directores y guionistas de mi edad que están completamente igual. Gracias a la ayuda de dos empresas (una marca de ropa y un local de ocio nocturno) hemos podido hacer la película. Si fuera por las ayudas públicas, no la habríamos podido hacer.

En la puesta en escena me he inspirado mucho en Almodóvar: la composición de la imagen, los colores, el rojo está muy presente

Por lo menos, al final, La reina del convento se ha podido rodar y estrenarse el pasado 2 de febrero. ¿Hay alguna anécdota del rodaje que quieras compartir? 

Pasamos el mes de rodaje en el monasterio, trabajando y viviendo el equipo técnico y artístico. Había gente de distintas generaciones y fue muy bonito porque todos nos íbamos a cenar juntos, tomar cervezas, descansar o pasear. Estuvimos muy unidos y fue divertido.

Supongo que esto favoreció al clima de convivencia entre las actrices que hay en la película.

Era muy cómodo porque evitabas los traslados de ida y vuelta. Podías desayunar al lado del set y ahorramos tiempo para el descanso. Estuvimos muy a gusto.

Aida Domènech, Dulceida, no tenía mucha experiencia como actriz y no es una persona en la que pienses a la hora de hacer un casting. ¿Qué es lo que te llevó a querer a Aida en la película?

Eso fue una propuesta de mi productora, yo no pensé concretamente en ella. Teníamos ya el casting armado, pero todas las actrices eran muy mayores. María me dijo que necesitábamos tener también a alguien más joven para llegar a más público. Me puso varias opciones sobre la mesa y no entendía el tema de Dulceida, porque yo solo sabía que era influencer. Pero mi productora me dijo que había estudiado interpretación y que llevaba varios años buscando un proyecto de cine porque era su ilusión y sueño. Nos conocimos y le vi muy entusiasmo. Al principio su papel era muy corto, solamente para refrescar el reparto, pero nos caíamos tan bien y le vi con muchas posibilidades de encajar en este grupo de monjas que le alargué el papel.

Lo que contábamos, a raíz de conocer a la actriz, moldeaste el guion.

Le cree una trama nueva de cero donde ella se sintiera a gusto, porque en una de nuestras primeras conversaciones me dijo que tenía muchas ganas de hacer la película, pero que le daba mucho respeto que fuera una comedia. La tranquilicé diciendo que su personaje no es cómico, que es el más triste porque está buscando su sitio en el convento. Trabajamos más desde el drama y se relajó.

¿Hay algún próximo proyecto en mente?

Llevo unos meses trabajando en lo que quiero que sea mi próxima película. Voy a seguir con María, mi productora. El guion no está terminado al 100%, pero sí que hemos hecho dosieres, hay una historia y tenemos caras. Ahora estamos moviendo los engranajes para ver si conseguimos financiación esta vez. 

"Hubo mucho trabajo de caracterización, porque queríamos que desapareciera Mario y ver...