viernes. 26.04.2024
La emblemática cúpula de Germania comparada con el edificio del Reichstag y la Puerta de Brandenburgo.
La emblemática cúpula de Germania comparada con el edificio del Reichstag y la Puerta de Brandenburgo.

Resulta instructivo visitar Dessau para ver las casas que se construyeron los líderes del movimiento arquitectónico Bauhaus. También hay un museo, pero es aún más interesante ver cómo concebían los espacios domésticos. Fueron los adalides del funcionalismo. Fieles a la divisa de Menos es Más no apreciaban las fachadas recargadas ni los ornamentos inútiles. En realidad su impronta queda en las viviendas que se fueron haciendo después. Había una cocina y un cuarto de baño, cosa inusitada para el hábitat de los trabajadores, e incluso una pequeña terraza. La extensión dependía de cuántos moradores lo habitarían, salvo, claro está, que se tratará de las ocupadas por los propios arquitectos.

Vista aérea de Dessau.
Vista aérea de Dessau.

Tienen tres plantas, con una escalera muy cómoda y luminosa. Esa luz tampoco falta en cualquiera de las estancias, ya se trate del salón, las habitaciones, el salón o la cocina. También contaban con un pequeño terreno ajardinado que permitía compartir veladas al colindar sin barreras. Alrededor una zona boscosa y un parque cercano. El estilo marcs, las construcciones realizadas durante la República de Weimar como vivienda social. Hay una colonia berlinesa que se llama Cabañas del Tío Tom con tres modelos diferentes. Nos encontramos con casas unifamiliares, otras adosados con un pequeño terreno y pisos funcionales con vistas a un espacio arbolado. Todas integradas en el extenso bosque de Grunewald.

En Berlín abundan las colonias fechadas en los años veinte, como la de los Artistas en Friedenau o Cäciliengarten

En Berlín abundan las colonias fechadas en los años veinte, como la de los Artistas en Friedenau o Cäciliengarten. Abundan las placas de gente notable por sus contribuciones al arte y las ciencias. Convivían con vecinos anónimos y normalmente marcharon al exilio en 1933. Pero el espíritu Bauhaus era también un estilo de vida. Sin proponérselo revolucionaron el aspecto de los objetos cotidianos y sus diseños ahora son objetos de lujo muy apreciados no sólo por ser vintage. Las costumbres también rompían moldes entre quienes frecuentaban ese círculo, donde la mujer no era considerada inferior al varón. Por supuesto el nazismo no simpatizó con este movimiento. Pero las buenas ideas acostumbran a imponerse y perdurar, sobreviviendo con mucho al efímero poderío de sus censores. El milenario régimen hitleriano, aunque se hizo eterno, duró sólo doce años. En ese lapso lúgubre consigue banalizar el mal con una maquinaria letal cuya burocratización se muestra harto eficaz. Una pesadilla dantesca con tintes kafkianos y weberianos a un tiempo.

Detalle de la maqueta hecha para El Hundimiento y exhibida en la exposición El Mito de Germania, donde se aprecia la Puerta de Brandenburgo y el edificio del Reichstag.
Detalle de la maqueta hecha para El Hundimiento y exhibida en la exposición El Mito de Germania, donde se aprecia la Puerta de Brandeburgo y el edificio del Reichstag.

Como contrapunto del museo Bauhaus puede visitarse una exposición permanente, ubicada en una estación de metro berlinesa, que muestra el Mito de Germania y sirve para complementar una manifiestamente mejorable. Me refiero a la temporal sobre Albert Sperr, ofrecida en la Topografía del Terror y resulta decepcionante para quienes visitaron allí mismo la del juicio a Eichmann. El arquitecto de Hitler es un personaje curioso. Tenía el encargo de remodelar Berlín para convertirla en capital del mundo, pero no hizo ascos a ser Ministro de Armamento y contribuir con ello a la destrucción agónica de Berlín.

Juzgado en Nüremberg cumplió una condena de veinte años en Spandau y luego se lucró con las millonarias ventas de sus Memorias. En sus entrevistas declaraba que desde su alto cargo debía haber tenido acceso a informaciones comprometidas, pero que no supo nada sobre los campos de concentración, aunque a veces le preocupaban ciertas cosas dichas por Hitler. De no ser un ejercicio de cinismo propio del arribista que debe adaptarse a la derrota, estaríamos ante un caso de una ingenuidad sin parangón.

Siluetas de Albert Speer y Adolf Hitler sacadas de la foto que les tomó Hofmann junto al Nido del Águila.
Siluetas de Albert Speer y Adolf Hitler sacadas de la foto que les tomó Hofmann junto al Nido del Águila.

Como Nerón aprovecha el incendio de Roma para construir su inmensa Casa Dorada, Hitler ve con buenos ojos los bombardeos en Berlín para poder llevar a cabo su faraónico proyecto, compartido con su arquitecto de cabecera y artífice de la Nueva Cancillería. Germania, como capital del mundo, hubiera tenido una edificio con una cúpula gigantesca cuyas dimensiones podemos apreciar en términos comparativos, al conservar cerca el edificio del Reichstag y la Puerta de Brandenburgo. Se inspira en Ópera Garnier. El edificio que Hitler visita en París con Sperr nada más invadir Francia y que ordenó destruir al perderla, como se narra en la película Diplomatie. Sólo la cordura del militar al mando salvó a Paris de su destrucción. Para rodar la película El Hundimiento se hizo una maqueta exhibida en esta exposición subterránea.

Por supuesto, los jerarcas nazis no se conformaron con pisos modestos y pasaron ocupar lujosas villas adornadas por los tesoros que robaron por doquier. Además, calles y ciudades llevaban sus nombres. Una leyenda urbana pretende que Hitler diseñó sobre una servilleta el coche del pueblo. Pero él no se bajaba de su olímpico Mercedes, adquirido con las ganancias de Mi Lucha. Sperr muestra ser un buen discípulo de su maestro y decide lucrase con su Diario de la Cárcel y muchas entrevistas televisivas. Lo malo es que deben leerse sus Memorias. Es un testimonio escalofriante de alguien que no pudo estar más cerca del Führer y tenía el encargo de remodelar la futura capital del mundo. El mito de Germania es cosa suya y lo acuña en sus Memorias.

Reivindiquemos el espíritu del movimiento Bauhaus y su lema de Menos es Más. Consumir menos, cambiar nuestros hábitos de convivencia y no albergar ensoñaciones megalómanas nos vendría muy bien, para hacer frente a la emergencia climática, rebajar nuestra dependencia digital y atemperar el auge de los populismos nacionalistas que pretender imponer su hegemonía. ¿O no?

El espíritu Bauhaus frente al Mito de Germania