viernes. 29.03.2024
puerta alcala
Puerta de Alcalá. (Pixabay)

(Capítulos 28 y 29)

28.- EL BANCO DE ESPAÑA

El cuarto monumento que podéis admirar en la plaza de Cibeles, en la esquina Suroccidental de la misma, es el Banco de España. Para conocer algo de la historia del mismo, tengo que volver a hablaros de Carlos III. En este caso de las importantes deudas que tuvo que contraer con algunos grupos comerciales franceses, holandeses y españoles, representados por Fernando Cabarrús, allá por 1780, con el fin de disponer de moneda contante que le permitiera pagar los gastos de las guerras.

A cambio de su dinero, los comerciantes reciben unos vales, que podían utilizar como dinero en operaciones comerciales al por mayor y por los que perciben intereses. Los vales eran, en esto, parecidos a títulos de la deuda pública, aunque también podían ser usados como papel moneda.

Como esta primera emisión salió bien, se lanzó una segunda de inmediato, en 1781, y una tercera, mayor que las anteriores, en 1782. Para financiar obras públicas, se realizan nuevas emisiones y así, como quien no quiere la cosa, nos encontramos con demasiado papel en circulación, que cada vez vale menos, sobre todo por la mala marcha de la guerra y los consiguientes problemas de tráfico comercial con las colonias americanas.

Ante esta situación, alguien tiene que asumir la convertibilidad de los vales en moneda y el pago de sus intereses, lo cual será encomendado al Banco Nacional de San Carlos.

Ya había, en el siglo XVIII Bancos Nacionales como el de Inglaterra, pero en España, las experiencias precursoras como el Real Giro, o la Real Compañía de San Carlos, habían terminado fracasando. Además la Compañía General y de Comercio de los Cinco Gremios Mayores de Madrid, veía amenazados sus privilegios de recaudación de impuestos y de suministro a la marina y al ejército, así como el trato directo con la Hacienda, derivado de los cuantiosos préstamos concedidos al Estado.

Fernando Cabarrús es también quien presenta un proyecto de creación de un Banco Nacional, que goza del favor real, pese a la oposición del responsable de Hacienda, el conde de Gausa, y de los Cinco Gremios. Así se funda el Banco de San Carlos el 1782 que, siendo un banco privado, contará legalmente con la protección real y podrá conceder préstamos, adjudicar el abastecimiento al ejército y la armada, efectuar los descuentos de letras de cambio y pagarés, realizar los pagos de Hacienda en el extranjero, exportar plata y, por supuesto, convertir los vales.

Lo que hubiera podido ser un instrumento crediticio al servicio de la agricultura, la industria y el comercio, se fue convirtiendo, sin embargo, en un juguete en manos del gobierno, que se garantizaba la obtención de recursos que se agotaban inmediatamente en empresas militares contra Inglaterra, o Francia.

El reinado de Carlos IV, prolijo en aventuras militares nefastas, la Guerra de la Independencia y la posterior pérdida de la mayor parte de las colonias americanas, supondrán duros golpes para el Banco de San Carlos, ligado desde su nacimiento a la suerte de la cada vez más maltrecha Hacienda Pública.

En 1829, durante el reinado de Fernando VII, nacerá el Banco de San Fernando - es curioso cómo los bancos nacionales adoptan el nombre del rey de turno-, creado por el Ministro de Hacienda López Ballesteros. En 1844, José de Salamanca y el Conde de Santa Olalla, promueven la creación del Banco de Isabel II, que gozará del privilegio de emitir billetes en un volumen que no supere el doble de sus reservas. Tres años más tarde, ambos bancos se fusionan para hacer frente a la crisis bursátil que golpea Europa.

Es en 1856, cuando se crea el Banco de España, que obtiene en 1874, el monopolio de la emisión de billetes, de la mano del Ministro de Hacienda, José Echegaray. Nos encontramos en la época turbulenta inmediata al 2 de Enero de ese mismo año, momento en que el general Pavía acaba con la I República por el expeditivo método de entrar en el Congreso con sus tropas, entregando el poder al general Serrano.

El ejército se hace cargo, una vez más, del orden y los destinos del país y una de sus primeras medidas es disolver la Internacional de Trabajadores, tal como habían hecho ya anteriormente las Cortes del efímero reinado de Amadeo de Saboya, en 1871. Una parte importante del ejército y de los políticos de la época, se aprestan a recibir al hijo de Isabel II, Alfonso XII, e instaurar el modelo político de la Restauración.

Los bancos privados, que comienzan a desarrollarse a la sombra del Banco de España, no alcanzarán su auge hasta la última década del siglo y veremos cómo sus sedes se van alzando a lo largo del recorrido de la manifestación, calle Alcalá arriba.

El caso es que, cuando el Banco de España se convierte en el único organismo autorizado para emitir moneda, se decide la construcción de un nuevo edificio que albergue la institución. En 1882, Eduardo Adaro y Severiano Sainz, elaboran el proyecto y Alberto del Palacio, el mismo ingeniero de quien ya hablamos al referirnos a la Estación de Atocha, diseña la estructura, resultando ganadores de la medalla de oro de la Exposición Nacional de Bellas Artes de 1884, en la sección de arquitectura. Las obras culminan en 1891.

El edificio se construye sobre el solar en el que se levantaba la iglesia de San Fermín de los Navarros y el Palacio de Alcañices. Si tomamos en cuenta la unanimidad de las opiniones vertidas sobre el Banco de España, podemos concluir que nos encontramos ante una de las obras más valoradas de la regencia de María Cristina.

Inspirado en los palacios renacentistas venecianos, incorpora elementos de estilo francés. Constituye, por lo tanto, un ejemplo más del estilo ecléctico. En su interior, una serie de patios se alinean con el Paseo del Prado y la calle de Alcalá. Su fachada, dentro de la riqueza ornamental que suele acompañar al estilo ecléctico, pretende transmitir sobriedad y solidez, en consonancia con el carácter de la institución que alberga. El tamaño de los vanos va disminuyendo a medida que ascendemos en las plantas. Las portadas que dan a la calle de Alcalá, al Paseo del Prado y el propio chaflán que da a la Plaza, presentan grandes ventanales.

Entre 1927 y 1934, José Yanoz se encarga de las obras de construcción de la fachada posterior, respetando el proyecto original.

En su interior se encuentra una importante colección de pintura que conserva, entre otras, varias obras de Francisco de Goya.

banco españa

Banco de España

29.- LA PUERTA DE ALCALA

Antes de abandonar la Plaza de la Cibeles, podéis dirigir la vista hacia atrás, para contemplar la puerta de Alcalá, en la Plaza de la Independencia, en la cual culminaron algunas manifestaciones del 1º de Mayo.

El origen de la Puerta de Alcalá hay que buscarlo en la necesidad de dotar a Madrid de una entrada oriental. El espacio abierto por los primeros borbones en el Salón del Prado, requería de una carta de presentación, una nueva puerta de entrada a la ciudad que sustituyera a la que se encontraba derruida y que procedía de los tiempos de Felipe III.

Además, en 1779 se cumplían veinte años de la llegada de Carlos III al trono y la inauguración de esta puerta podía constituir un buen colofón para las realizaciones del reinado. De esta manera, se convoca un concurso en el que participan Hermosilla, Ventura Rodríguez y Sabatini. Como ya comentamos anteriormente, éste último se encuentra en pleno apogeo de su actividad en Madrid, de forma que no tiene dificultad para ganar el concurso con uno de sus proyectos.

La Puerta de Alcalá, inaugurada en 1778, se ha convertido en uno de los símbolos más conocidos de la ciudad de Madrid. Consta de cinco entradas. La central presenta un arco de medio punto y avanza sobre los dos arcos que la flanquean, destinados al paso de los carruajes. En los extremos, encontramos sendas puertas adinteladas por las que pasaban los peatones. El arco central queda reservado para las entradas y salidas de los reyes.

El conjunto de columnas y pilastras son de orden jónico. Sobre el arco principal, en el ático, se puede leer una inscripción conmemorativa y, sobre ella, un frontón triangular, albergado en otro curvo, corona el monumento.

El contraste entre el gris del granito y la piedra blanca, empleados en la construcción, se ve acrecentado por la utilización de mármol en los adornos escultóricos realizados por Roberto Michel y Francisco Gutiérrez. Niños que juegan, trofeos bélicos, cabezas de leones, ángeles, el escudo real y cuernos de la abundancia, intentan transmitir la idea de prosperidad del reinado.


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El Madrid del Primero de Mayo de Francisco Javier López. Capítulos publicados

Presentación: Madrid Patrimonio por entregas

Del Banco de España a la Puerta de Alcalá