viernes. 19.04.2024

Una novela en el que el escritor no deja de sorprender con sus giros inesperados, su lenguaje directo y escenas dignas de películas americanas como Eyes Wide Shut.

Todo parte de una historia real que Leo Coyote vivió cuando acudió a la boda de su prima María. “María es un desastre ––explica––: llega tarde a todas partes, al trabajo, a los estudios, a su boda…” Sin embargo, la experiencia resultó ser inolvidable.

La prueba está en esta novela corta e intensa que el autor publica muchos años después de haberla escrito. “En realidad este libro fue el segundo que escribí. El primero lo quemé…”, sostiene Leo con ese tono irónico que lo caracteriza. La magia, las tradiciones y la famosa “Santa Compaña” le marcaron desde muy jovencito, cuando todavía vivía en Galicia, y aquí lo deja todo plasmado en una trama llena de guiños.

“La Santa Compaña es una tradición milenaria gallega ––comenta el autor––. Es como una procesión de muertos. Si preguntas por ella a alguien en Galicia, seguro te contesta que la ha visto”.

De joven, Leo Coyote intentó dar una explicación a ese fenómeno intrigante. Interrogó a su padre, observó escrupulosamente el vecindario para acercarse a ese grupo de muertos andantes que suelen pasearse por las oscuras aldeas. No obtuvo ninguna respuesta clara pero llegó a la siguiente conclusión: la gente bebe demasiado.

Acerca del género, el autor ha querido definirla como una obra policiaca aunque se ha mostrado reticente en etiquetarla. “Cuando escribo no pienso en el género ––ha expresado Leo––. Mi premisa a la hora de escribir es que la historia sea visible y legible.

Entre los elementos que hacen de “El año del terremoto” una novela distinta está el factor erótico y las escenas que podrían considerarse de carácter adulto. Leo Coyote no la considera una obra erótica. Sólo son situaciones llevadas al límite que él introduce en la trama y que dan vida a su mundo literario.

Su concepto de la literatura no entiende de géneros ni de etiquetas y se funda esencialmente en los momentos de su existencia y su imaginación. Una combinación que a veces resulta difícil de definir. “La literatura no es realidad pero tampoco es ficción ––sostiene el escritor––. Yo bebo de lo que me pasa en la vida… ¡La vida que me planteo!”.

La novela reserva sorpresas para el lector, momentos de ternura pero también y sobre todo mucha ironía. Una investigación policiaca llevada por dos policías inútiles. Orgías en pleno bosque, rituales para favorecer la fertilidad y brujas que tratan de esclavizar a sus amantes. Un cóctel detonante que no dejará al lector indiferente y que, según Mago Félix ––quien acompañaba a Leo Coyote en la presentación del libro––, bien podría ser llevado a la gran pantalla.

“El año del terremoto”: una mirada insólita a las tradiciones gallegas