"Mis amigos, mis amigas.
He pensado mucho sobre el camino que nuestras vidas han tomado. El futuro, al fin y al cabo, no parece ser un lugar tan lejano. No es que nuestra vida haya sido fácil, lejos de eso.
Sentimos en la piel lo que pasa un pueblo olvidado, pero sabemos que ninguna carga es tan pesada que no se pueda llevar. Quien sobrevive después de pasar por tanta dificultad aprende, desde temprano, que el honor es nuestro bien más valioso.
A lo largo del camino, conocí a mucha gente que sólo necesitaba una oportunidad para caminar con sus propias piernas y construir con dignidad la propia vida. Fue esa idea de un Brasil más justo que embaló nuestros mejores y más generosos sueños. Un país sin hambre, con escuela, casa y empleo para todos.
Miro hacia atrás y veo que podríamos haber hecho más. Siempre es posible hacer más. Pero las oportunidades que creamos en un país tan desigual e injusto parecen aún mayores en los días difíciles de hoy.
Yo ya fui preso una vez, mi vida fue toda revirada, mi familia fue perseguida y perdí a mi eterna compañera.
No tengo miedo de lo que está por venir. Mientras me quedo al menos un minuto de vida, ese minuto va a ser para luchar por la dignidad de nuestro pueblo. Y defender nuestro honor.
El honor del niño que cruzó el país para vencer el hambre y se convirtió en lustra botas. Del adolescente que se convirtió en un joven obrero. Del hombre que se hizo padre y luchó con todas las fuerzas para representar al pueblo brasileño. En las tardes de incertidumbre de mi juventud nunca imaginé ser posible. Pero fue. Me convertí en el presidente del pueblo brasileño.
Quien me condenó sin pruebas sabe que soy inocente y que goberné con honestidad. Los que nos persiguen pueden hacer lo que quieran, pero jamás podrán aprisionar nuestros sueños.
Un gran beso con mucho cariño del compañero Lula.